Cuando las calles quedaron quietas y cesaron los disparos después de la violenta confrontación entre manifestantes y soldados en junio de 1989, el gobierno chino comenzó a agrupar a las personas que consideraba criminales.
Muchos fueron detenidos y luego liberados, pero 1.600 recibieron sentencias formales de prisión.
Ahora se cree que sólo una persona condenada durante esa época sigue encarcelada.
No tenemos su fotografía pero conocemos su nombre: Miao Deshun. Empleado de fábrica de Pekín, fue condenado por incendio provocado al lanzar una canasta a un tanque que ardía. Por este delito aparentemente menor, recibió una sentencia a muerte suspendida que pocos años después fue conmutada a cadena perpetua. Miao no podrá ser liberado hasta el 15 de septiembre de 2018.
"Era una persona callada. A menudo estaba muy deprimido", recuerda Dong Shengkun, otro condenado por Tiananmen que en alguna ocasión compartió una celda con Miao Deshun.
Todos los entrevistados por la BBC que conocían a Miao lo describen como extremadamente delgado, casi esquelético.
"Ambos recibimos sentencias de muerte suspendidas y se suponía que debíamos llevar grilletes en los pies", dice Dong. "Yo estaba encadenado pero él no. Y decía que probablemente los guardias pensaban que estaba demasiado delgado para llevar cadenas en los pies. No hubiera sido capaz de caminar con el peso de las cadenas".
¿VIVO O MUERTO?
La Oficina de Prisiones de Pekín se rehusó a responder preguntas sobre Miao Deshun, subrayando que nunca respondía a interrogantes de periodistas extranjeros. Sin embargo, Dui Hua, una organización con sede en Estados Unidos que aboga por los derechos de los prisioneros chinos, indica que es altamente probable que Miao sea el último prisionero con delitos vinculados al levantamiento de Tiananmen en 1989.
Por supuesto, es posible que Miao Deshun haya muerto en prisión hace años y la noticia de su muerte no se haya dado a conocer. La Oficina de Prisiones sólo confirmaría el estatus de un prisionero a sus familiares directos.
Pero asumiendo que Miao Deshun esté vivo, ¿por qué sigue estando en prisión tanto tiempo después de que muchos otros fueron liberados?
La mayoría de los exprisioneros están de acuerdo en que, a diferencia de muchos otros, Miao rechazó firmar cartas admitiendo estar arrepentido por su participación en las protestas de la Plaza de Tiananmen. También se negó a participar en trabajos en prisión y eligió pasar sus días leyendo el periódico en su celda.
"Él es el último prisionero porque nunca admitió que estuviera equivocado, se rehusó a obedecer las regulaciones y se rehusó a participar en el trabajo forzado para la reeducación", recuerda un antiguo prisionero, Sun Liyong.
Sun vive ahora en Sidney, Australia. Durante el día trabaja como albañil en obras de construcción. En su tiempo libre, dirige un fondo para ayudar a las víctimas y exprisioneros vinculados a las protestas de Tiananmen. Dice que no está seguro si Miao está vivo.
"Mantengo el contacto con exprisioneros y siempre les pregunto si saben algo de Miao. La última vez que alguien lo vio fue hace una década".
Pero otros exprisioneros creen que la larga sentencia de Miao se debe al bajo nivel que tenía como trabajador cuando se involucró en las protestas.
"Cuando las sentencias fueron entregadas, los ciudadanos comunes recibieron penas más duras", explica otro exprisionero, Zhang Beogun. "Quienes tenían buenas conexiones, o quienes estaban protegidos por ciertas asociaciones, recibieron condenas menores".
"Nadie habló a favor de la gente como nosotros", indica Zhang. "Wang Dan, uno de los organizadores de la protesta, recibió una condena de sólo cuatro años en prisión.
"A principios de 1990 cuando familiares de Miao fueron a visitarlo, se rehusó a recibirlos. No quería que sus padres ancianos viajaran tan lejos para verlo. Desde entonces, nadie lo ha visto. Miao y yo en ocasiones estuvimos encerrados en celdas contiguas".
"Las autoridades lo trataban como si estuviera loco. Escuché que lo habían cambiado a Yanging", dice Dong, pero explica que no sabe mucho sobre esa prisión, excepto que está muy lejos.
"CONSCIENCIA CLARA"
La BBC viajó durante horas por las montañas para llegar a las puertas de la prisión de Yanging, una institución para los ancianos y enfermos mentales. La remota ubicación de la prisión hace pensar que Miao Deshun fue borrado de la sociedad moderna, lejos de la política de la Plaza de Tiananmen.
Otros exprisioneros han tenido diversos grados de éxito tratando de recuperar sus rutinas diarias.
Después de salir de prisión en 2003, Zhang Baogun ha realizado variedad de trabajos diferentes para poder mantener a su esposa e hijo, que nació después de su liberación.
Al denunciar su tiempo en prisión como una "mancha" en su historial, Zhang pone en duda sus acciones durante 1989.
"No participaría en algo como eso otro vez. No tuvo sentido. No puedes cambiar a tu país, no importa lo mucho que trates", explica.
Dong Shengkun, que salió de prisión hace ocho años, nunca fue capaz de encontrar trabajo de tiempo completo. Se separó de su esposa e hijo y ahora vive con su madre de 76 años. Pero no se arrepiente de sus pasadas elecciones.
"Tengo la consciencia tranquila", dice. Y agrega: "Demasiada gente se sacrificó mucho, no sacrificaron su vida por la sociedad materialista de hoy. Los chinos se han hecho más ricos pero esto no debe dejar de importarnos simplemente porque ahora tenemos mejores vidas".
Dong se muestra estoico cuando le preguntamos sobre la larga sentencia del último prisionero, Miao Deshun.
"No me soprende que aún esté dentro", suspira. "Han pasado 25 años, pero las autoridades pueden hacer cualquier cosa que deseen".