Redacción EC

Moscú. Decenas de niños en uniforme color crema y boinas rojas del “ejército joven” ruso se agolpan en torno a las vitrinas de una exposición dedicada a . Tras el cristal, se exhiben los primeros modelos del AK-47, el arma más conocida del mundo.

Rusia festeja este otoño los 100 años del nacimiento de Mijaíl Kalashnikov, un soldado raso soviético que soñaba con ser poeta y que acabó diseñando un célebre rifle de cualidades inigualables: irrompible, ligero y sencillo de manejar.

Para la ocasión, se trajo a Moscú la colección del museo Kalashnikov de Ijevsk (Urales), donde se encuentra la fábrica homónima y donde nació el ingeniero. La exposición “Kalashnikov. Soldado. Fabricante. Leyenda” viajará después hasta Crimea, la península ucraniana que Rusia se anexionó en 2014.

Kalashnikov, fallecido en el 2013, era el 17º de 19 hermanos, y nació en el seno de una familia de campesinos de Altai. Herido cuando pilotaba un tanque en 1941, empezó a diseñar su fusil durante su convalecencia, impresionado por las armas alemanas que había visto sobre el terreno.

Tras un primer fracaso en un concurso del ejército, el “Avtomat Kalashnikova 1947” se impuso y pasó a integrar el arsenal del soldado soviético. Hasta la fecha, se han fabricado más de 100 millones de ejemplares del “Kalashnikov”, que equipa una cincuentena de ejércitos nacionales y decora la bandera de Mozambique.

Ensalzado por la propaganda soviética como un medio de autodefensa, los primeros usos de la nueva arma fueron represivos, para sofocar los levantamientos en Alemania del Este en 1953 y en Hungría en 1956, y para matar a los civiles que intentaran cruzar la Cortina de Hierro, cuenta el periodista C.J. Chivers en su libro “The Gun”.

Un visitante asiste a la inauguración de la exposición titulada "Kalashnikov, un soldado, un diseñador, una leyenda" dedicada al centenario del nacimiento de Mijaíl Kalashnikov. (AFP / Yuri KADOBNOV).
Un visitante asiste a la inauguración de la exposición titulada "Kalashnikov, un soldado, un diseñador, una leyenda" dedicada al centenario del nacimiento de Mijaíl Kalashnikov. (AFP / Yuri KADOBNOV).
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- Honores y propaganda -

La URSS comparte esta proeza técnica con los “países hermanos” del pacto de Varsovia. Pero su leyenda va mucho más allá. El hundimiento de la Unión Soviética en el caos hizo que el arma se repartiera enormemente y llegara a los civiles.

Fabricado en todo el mundo, el AK-47 se convierte en el arma de las guerrillas, de los terroristas, de los dictadores y de los tiroteos en las escuelas estadounidenses. Es tan fácil de utilizar que suele ser el arma de los niños soldados. También de los cazadores furtivos y de los guardas forestales de las reservas africanas.

Los rifles suelen llegar de los países de la ex-Yugoslavia. Las reservas del marsical Tito se venden por toda Europa por menos de 1.000 euros.

En Afganistán, donde cubrió la guerra, el periodista C.J. Chivers fotografió AK-47 fabricados en Ijevsk en 1953 que seguían utilizando los soldados afganos. El arma se acabó volviendo en contra de su ejército, durante la guerra entre la URSS y Afganistán, como también le pasó en Chechenia.

En los austeros pasillos del museo de la Victoria de Moscú, dedicado al conflicto entre la URSS y la Alemania nazi, los niños del “ejército joven” lanzado en 2015 por el presidente Vladimir Putin, se hacen selfis con el célebre rifle.

“Primero te duelen los dedos, pero luego es bastante fácil”, cuenta Maxime, un joven que aprendió a montar el arma en clase.

Integrantes del movimiento patriótico juvenil Yunarmiya (Ejército Joven) de Rusia asisten a la inauguración de la exposición titulada "Kalashnikov, un soldado, un diseñador, una leyenda". (AFP / Yuri KADOBNOV).
Integrantes del movimiento patriótico juvenil Yunarmiya (Ejército Joven) de Rusia asisten a la inauguración de la exposición titulada "Kalashnikov, un soldado, un diseñador, una leyenda". (AFP / Yuri KADOBNOV).
/ YURI KADOBNOV

- Quinta generación -

“Esperamos que la generación Kalashnikov crezca y nos ofrezca no solo nuevas armas sino también nuevos [inventos] en otros ámbitos”, afirma Alexander Ermakov, vicedirector del museo de Ijevsk.

Las armas “no se crean para atacar, sino para defender la patria de uno”, afirma. “Que haya AK por todas partes, incluso en manos de terroristas, no es culpa de Kalashnikov, es culpa de los políticos”.

Nelly Kalashnikova, de 77 años, recuerda a su padre, diciendo que “lo que hacía en la fábrica, lo que inventó, era secreto”. “Nosotros no sabíamos nada. Y así fue hasta 1990, hasta que descubrimos el diseñador legendario” que era, agregó. Sin embargo, C.J. Chives se muestra escéptico con esta idea, destacando que fue diseñado de forma colectiva.

Pero todo ese reconocimiento -como la estatua que levantaron en su honor en Moscú en 2017- no vino acompañado de dinero, pues la propiedad intelectual era colectiva en la URSS.

La familia logró registrar la marca para los productos derivados en 2004, pero un tribunal se la retiró diez años después.

Poco antes de su muerte, Mijaíl Kalashnikov expresó sus remordimientos. “Mi dolor es insoportable”, escribió al jefe de la Iglesia rusa. “Si mi rifle le ha arrancado la vida a seres humanos, [...] ¿soy responsable de ello?”.

En la actualidad, el grupo Kalashnikov (como se llama desde 2013) produce el 95% de las armas ligeras rusas y exporta a 27 países. Su famoso rifle ya va por la quinta generación.

Desde 2014, con la llegada de accionistas privados, se impulsaron las exportaciones, pese a las sanciones estadounidenses que afectan a la empresa.

Desde principios de 2017, el Estado es accionista minoritario del grupo.

Fuente: AFP

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