Vladimir Putin siempre dijo que el fin de la Unión Soviética fue “la más grande catástrofe geopolítica del siglo XX”, y muchos en Rusia siguen pensando lo mismo. Por eso, la figura de Mijaíl Gorbachov, tan respetada en Occidente por su papel clave en la caída de la Cortina de Hierro a fines de los años 80, es mucho más divisiva en su propio país.
Tras su muerte este martes 30 de agosto, los rusos tienen posturas ambivalentes sobre el legado de quien fue el artífice de la ‘perestroika’ y la apertura hacia Occidente.
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De hecho, muchos noticieros rusos destacaron la figura histórica de Gorbachov, pero no dejaron de criticar que sus reformas no fueron bien planificadas y que no salvaguardó los intereses rusos ante Estados Unidos.
La Unión Soviética, que lideraba la mitad del mundo, se derrumbó a inicios de la década del 90 tras las transformaciones emprendidas por Gorbachov, que terminaron implosionando un sistema que pendía de un hilo desde hacía varios años atrás.
“Gorbachov le hizo un favor a Estados Unidos al dejar que nuestro país se viniera a pique. Es un completo traidor”, le dijo a la AFP Tatiana Silaieva, una jubilada de 67 años.
“Los que se muestran agresivos (con Gorbachov) hoy en día son personas que quieren volver al sistema soviético. Gente que era esclava y quiere seguir siéndolo”, respondió por su parte Svetlana Gannushkina, defensora de los derechos humanos en la Rusia postsoviética.
La figura de Gorbachov ante los rusos es tan compleja que diversas encuestas han mostrado en los últimos años que incluso Josef Stalin, quien mandó a la muerte a varios millones de rusos, tiene una imagen más positiva.
Un estudio realizado a fines del 2021 por el Centro de Investigación de la Opinión Pública de Rusia (WCIOM), de propiedad estatal, revela que el 20% de los rusos consideran a Gorbachov como la figura más odiada de la era soviética, mientras que el 11% opinó lo mismo de Stalin.
En el 2017, una encuesta de la estadounidense Pew Research concluyó que en Rusia solo el 22% consideraba que Gorbachov tuvo un rol positivo en la historia. Stalin, por el contrario, tuvo la mejor percepción con el 58%. Asimismo, el 69% de los encuestados dijo que la disolución de la URSS fue algo malo, mientras que solo el 17% la consideró favorable.
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La nostalgia de la grandeza rusa
“Un zar debe comportarse como un zar. Y eso no sé hacerlo”, dijo alguna vez Gorbachov, cuya principal falla ante los rusos fue no haber sido un hombre fuerte que se impusiera ante Occidente, según considera el historiador cubano Luis Francisco Popa, quien además vivió en la otrora Unión Soviética.
“Los rusos son muy orgullosos de su historia, y siempre han sido orgullosos de ser una potencia militar, a pesar de que pasaban muchas necesidades. Aunque Gorbachov buscó la reconciliación y ganó el Premio Nobel de la Paz, ha sido considerado dentro de Rusia como un hombre débil que no representaba la fortaleza rusa, que sí representa ahora Putin”, explica el catedrático de la PUCP.
Y agrega: “Stalin fue un tipo muy cruel, pero hay una reivindicación de su figura y es visto como aquel que derrotó y humilló a los nazis. Mientras que Gorbachov es considerado alguien débil que no encajaba en la concepción de un hombre duro que no fue capaz de aguantar o dejar que se mantuviera la URSS”.
Cuando Gorbachov se convirtió en la cabeza del politburó soviético, en 1985, tenía 54 años y era el más joven de aquella gerontocracia soviética. Entonces entró con ideas renovadoras y prefirió reformar la estancada y planificada economía de la URSS e imprimirle una noción de mercado a través de la ‘perestroika’ (reconstrucción) y el ‘glasnot’ (apertura, transparencia).
“La alternativa que tenía era seguir con el sistema, pero fue un hombre racional y se dio cuenta que la economía soviética estaba estancada, pues para competir contra Estados Unidos se hizo mucho gasto militar y eso empobreció mucho a la sociedad”, explica Popa.
El historiador recuerda que Gorbachov decía que no era posible que la URSS sea una potencia militar y que además mande hombres al espacio, y que no tenga una buena industria ligera. “No eran capaces de elaborar refrigeradoras o lavadoras capaces de competir con las japonesas, y te lo digo porque lo viví”, señala Popa.
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Un lugar en la historia
Gorbachov, que en los últimos 20 años pasó de alabar a criticar a Putin, pidió en febrero pasado pidió el cese de las hostilidades en Ucrania, aunque sin adoptar una postura determinante.
Tras su muerte, fue elogiado de manera lacónica por el presidente ruso como “una figura que dejó un enorme impacto en la historia mundial”.
El portavoz del Kremlin, Dmitry Peskov, describió a Gorbachov como un estadista “extraordinario” que “siempre permanecerá en la historia del país”, pero señaló que tenía una visión idealizada de Occidente.
“Gorbachov dio un impulso para poner fin a la Guerra Fría y sinceramente, él quería creer que terminaría y que comenzaría un nuevo período romántico entre la renovada Unión Soviética y Occidente”, agregó Peskov. “Esas expectativas románticas no se materializaron. La naturaleza sedienta de sangre de nuestros oponentes ha salido a la luz y es bueno que nos hayamos dado cuenta a tiempo”.
En un artículo publicado en “The Guardian”, Pjotr Sauer escribe: “Pocos conocían a Gorbachov mejor que su biógrafo, William Taubman, quien en 2017 escribió que el principal problema era que Rusia simplemente no tenía experiencia real con la libertad que se le ofrecía”.
En el 2021, Gorbachov lamentó no haber podido prevenir el fin de la Unión Soviética: “Aún lamento que no pude controlar el barco para calmar las aguas, no reformé por completo el país”.