Volvieron las protestas en Myanmar luego de la “huelga de silencio” contra la junta militar que tuvo sus calles paralizadas y vacías durante todo el miércoles. La iniciativa fue promovida por el Movimiento de Desobediencia Civil, una organización informal formada luego del golpe de Estado militar el pasado 1 de febrero. “El objetivo de la #Huelgadesilencio es demostrar que nosotros gobernamos las ciudades. No la junta militar”, escribió el movimiento en Twitter.
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Fue así como Rangún y Mandalay, dos de las principales ciudades del país, amanecieron vacías. Incluso City Mart, una de las cadenas de supermercados más exitosas de este país, avisó en su cuenta de Facebook que todos sus locales permanecerían cerrados y reabrirían este jueves.
Familiares de trabajadores de esta cadena de supermercados declararon al Myanmar Now que fueron convocados por las autoridades y que fueron retenidos durante la noche. Señalaron al diario local que creían que a sus familiares les habían quitado el teléfono.
“Un miembro del personal de Orange, una cadena de tiendas departamentales, se comunicó con un familiar desde un número de teléfono que no era el suyo para decirle que podría tener que pasar la noche en el Ayuntamiento, dijo su hermana”, informó también el medio de comunicación.
Ragún, la mayor ciudad del país se mantuvo también prácticamente desierto, con la excepción de algunas personas que salieron a comprar comida en puestos callejeros, según relató a Efe un vecino del barrio de Yai Kyaw.
En algunos lugares, los manifestantes dejaron botellas y carteles en el suelo para expresar su rechazo a la violencia de los soldados y policías y a la junta militar, reportó también EFE.
Fotografías publicadas por el Movimiento en sus redes sociales dieron cuenta que otras ciudades como Monywa y Bago también amanecieron desiertas. También se sumaron Mytkyinar, Taunggyi y Falam.
Esta huelga se produjo luego de que militares asesinaran de un balazo a una niña de 7 años en Mandalay. Se trata de la víctima más joven de la represión en este país. En total han fallecido 20 menores por la violencia, que ha dejado más de 280 víctimas mortales entre manifestantes y activistas.
Los bancos privados también se sumaron a la protesta y causaron un problema de escasez de efectivo en Myanmar por lo que la junta militar está aumentando la presión contra sus directivos y empleados.
Según informó hoy el Myanmar Now, empleados de varios bancos privados han denunciado la detención de gestores y directores de diversas entidades en represalia por los cierres auspiciados por el Movimiento de Desobediencia Civil contra los militares.
Pese a las amenazas de las autoridades, que van desde acciones legales hasta la nacionalización de los bancos, el mayor banco privado del país, KBZ, mantiene hoy todas sus oficinas cerradas, informó en su página web.
Otro negocios que se sumaron a la protesta fueron el transporte Grab, Pizza Company y otros restaurantes, que detuvieron sus operaciones considerando que las calles de varias ciudades permanecerían vacías.
Violencia continúa
Diversas agencias de noticias reportaron cuatro fallecidos durante las protestas de hoy. El Myanmar Now informó que las últimas víctimas mortales se produjeron en Taunggyi, una localidad en el estado noroccidental Shan, donde la policía disparó contra los manifestantes y saqueó propiedades.
Prensa local también reportó heridos en las regiones de Sagaing y Kayin debido a los disparos de las fuerzas del orden.
Pese a la represión, los ciudadanos salieron nuevamente a las calles de ciudadades como Rangún, Mandalay y Monywa para protestar contra el golpe de Estado y pedir el retorno de la democracia.
La Asociación para la Asistencia de Presos Políticos reporta al menos 2812 detenidos en Myanmar, de ellos 2400 continuaban en la misma situación la mañana de ayer. Cientos de esos fueron liberados horas más tarde, varios de ellos eran estudiantes que habían sido detenidos a inicios de marzo por protestar contra el golpe de Estado, en este grupo estaba Thein Zaw un periodista de la agencia AP.
La comunidad internacional ha condenado el golpe militar y represión contra las protestas. Países como Estados Unidos y la Unión Europea han impuesto sanciones contra los líderes militares, incluido el jefe de la junta, Min Aung Hlaing.
Además de la violencia contra los manifestantes, los militares han llevado a cabo una campaña de persecución y detenciones para acallar a los medios y apagones parciales de internet para limitar el flujo de información, informó la agencia EFE.
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