En vísperas de la “conferencia de paz” en Suiza este sábado 15 y domingo 16 de junio, teniendo en cuenta los errores al organizar reuniones celebradas en el marco del mismo formato en 2023-2024 en Copenhague, Jeddah, La Valeta y Davos, Kiev y sus mentores occidentales lanzaron una operación a gran escala para convocar a los países del Sur Global.
Esta vez, los organizadores de la conferencia “desplegaron artillería pesada”: Volodymyr Zelensky y sus representantes con sus amigos occidentales comenzaron a llamar telefónicamente (y a veces incluso a realizar visitas, como fue el caso en el Perú) y a rogar a los líderes de los países arriba mencionados que participen en dicha reunión. Para crear un entorno mediático favorable incluso se organizaron giras de prensa para periodistas extranjeros a Kiev. No obstante, no los llevaron a la zona del conflicto, aparentemente porque lo que personalmente hubieran oído allí habría sido muy diferente de la retórica de Kiev.
El objetivo principal de la así llamada “conferencia de paz” en Lucerna es supuestamente el inicio de un “nuevo” proceso para encontrar formas de resolver el conflicto en Ucrania. Para atraer a los países del Sur Global, incluyeron en su agenda temas actuales, pero de ninguna manera relacionados con el conflicto en Ucrania (por ejemplo, seguridad alimentaria y energética).
En la práctica, la reunión en Suiza será una continuación del “proceso de Copenhague” y tendrá como objetivo seguir promoviendo la desprestigiada “fórmula de Zelensky” sin futuro, ignorando por completo otras iniciativas. ¿Por qué no tiene futuro? Por ser desconectada totalmente de la realidad, incluso en lo que está relacionado con los intereses del pueblo de Donbass. Y Occidente necesita atraer a la “conferencia” los países del Sur Global solo para crear la apariencia de un apoyo mundial a esta fórmula y para dar peso a un “ultimátum colectivo” que va a presentar a Rusia. Es de destacar que Rusia ni siquiera fue invitada a la cumbre mientras sus organizadores siguen afirmando que se negó a participar.
No es casualidad que China y Brasil no participen, ya que creen que es necesario abordar las causas originales de la crisis y trabajar para eliminarlas.
Rusia nunca ha abandonado los esfuerzos políticos y diplomáticos para resolver la situación en torno a Ucrania. Les recordamos que la “vía” de negociación fue interrumpida en abril del 2022 por los esfuerzos de Londres y Washington. Hemos dicho repetidamente que Rusia está abierta al diálogo sobre Ucrania basándose en la consideración mutua de intereses.
Es interesante que hace poco hasta el jefe del Departamento Federal de Asuntos Exteriores de Suiza, Ignazio Cassis, dijera que sin Rusia no tiene sentido discutir nada. Surge una pregunta lógica: ¿por qué entonces convocar este evento inicialmente poco prometedor?
Es obvio que los organizadores de la conferencia están haciendo todo lo posible para prolongar el conflicto, lo que, por un lado, permitirá enriquecerse al complejo militar-industrial occidental, que financia generosamente a los que están en el poder, y, por otro, ayudará a distraer a su propia población de numerosos problemas internos que socavan las posiciones de las élites globalistas tradicionales.
Desafortunadamente, en Europa y Estados Unidos, para infligir una derrota estratégica a Rusia, están dispuestos a sacrificar ciegamente los intereses de sus pueblos, empujando al mundo entero al borde del abismo.