Nicaragua. Un policía dispara a dos hombres en moto durante protestas contra el Gobierno de Daniel Ortega en Managua. (Foto: Reuters/Oswaldo Rivas)
Nicaragua. Un policía dispara a dos hombres en moto durante protestas contra el Gobierno de Daniel Ortega en Managua. (Foto: Reuters/Oswaldo Rivas)
Jesús Moya Choy

El baño de sangre que se vivió el miércoles en no lleva al presidente a dar su brazo a torcer frente a un escenario de 44 días de manifestaciones antigubernamentales.

Más de 15 personas han muerto solo en esa jornada, según cifras del Centro Nicaragüense de los Derechos Humanos (Cenidh) y la prensa local. El diálogo quedó suspendido. El presidente dice que no dejará el poder. ¿Hacia donde se encamina la crisis?

"Daniel Ortega acepta salir del poder de una forma legítima y constitucional o la crisis se va a alargar", comenta a El Comercio Félix Maradiaga, director ejecutivo del Instituto de Estudios Estratégicos y Políticas Públicas (IEEPP) de Nicaragua, institución encargada de estudiar las políticas de seguridad, defensa, transparencia y presupuestos públicos para fortalecer a la opinión pública y la sociedad en su conjunto.

—El presidente Ortega afirma que no renunciará y el diálogo está suspendido ¿Qué escenario afronta Nicaragua?

Ayer [miércoles], policías uniformados, francotiradores y personas afines al Gobierno decidieron iniciar una masacre disparando a mansalva y dejando desconcertada a la población. No se puede tener un diálogo de paz cuando las fuerzas policiales están actuando con mecanismos de terrorismo de Estado contra la ciudadanía y la población civil.

—El empresariado ha tomado distancia. ¿Qué repercusiones podría tener esto para el país?

Desde que Daniel Ortega llegó al poder, uno de sus puntos más fuertes había sido una alianza con el sector privado, especialmente el COSEP (Consejo Superior de la Empresa Privada en Nicaragua). Hasta hace poco, este sector había mantenido un respaldo al Gobierno, pero luego de las masacres ha tomado distancia. Las implicaciones son, en primer lugar, que el partido de Gobierno Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN) se ha quedado solo. Básicamente solo es respaldado por los militares y la Policía. El gran capital e intereses económicos que le habían estado dando oxígeno, ahora se le retiran. Su otro aliado es Venezuela, pero no tiene para darle más recursos. Esto alarga la crisis. Hay una resistencia de parte del presidente Ortega a renunciar o a encontrar una salida pacífica, entonces lo que el país está pagando es un costo político muy alto.

Dato:

En lo que va de las protestas, 83 personas han perdido la vida y 868 resultaron heridas, según la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) y Amnistía Internacional. Esta última organización ha denunciado ejecuciones extrajudiciales en la represión policial.

—¿Es factible que ocurran elecciones adelantadas?

Sí, ha sido uno de los temas que se tocó en la mesa de diálogo, pero la posición del Gobierno ha sido muy ambigua. Además, el país no cuenta con verdaderos partidos políticos de oposición. Fueron neutralizados, declarados ilegales, incluso expulsados ilícitamente del Parlamento. Entonces, el papel que debería jugar la oposición partidaria lo está jugando la población nicaragüense —como la hemos denominado— autoconvocada. La sociedad civil, los campesinos, los estudiantes. Para adelantar elecciones se debe hacer profundas reformas al sistema electoral que ha sido demolido por Daniel Ortega. Y el Gobierno no ha mostrado voluntad. No se puede estar discutiendo sobre elecciones adelantadas mientras la Policía siga matando personas.

—¿Qué medidas toman frente a la represión?

En Nicaragua, la situación rebalsó a todas las instituciones. El Estado de Nicaragua se ha convertido, en su conjunto, en un Estado terrorista. El Poder Legislativo está totalmente controlado por el partido de Gobierno, al igual que la policía, el ejército y la Corte Suprema. Entonces, no hay recursos nacionales a los cuales interponer denuncias. Por tanto, a Nicaragua solo le queda recurrir a sistemas de justicia internacional. Sin embargo, estos procesos pasan a ser secundarios, porque primero hay que detener la barbarie y encontrar una salida inmediata a la crisis

—¿Cómo avizora la crisis en los próximos días?

En este momento, la situación está llena de incertidumbre porque las fuerzas policiales de la mano con autoridades del partido de Gobierno quieren llenar de tanto miedo a la gente hasta que paren las manifestaciones. Eso ya no es posible. Creo que en los próximos días la protesta va a continuar. La gente está tomando riesgos enormes, pero no veo un escenario en que vayan a desmovilizarse. Estamos en un punto en el que o Daniel Ortega acepta salir del poder de una forma legítima y constitucional o la crisis se va a alargar. Yo creo que vamos a tener un alargamiento de la crisis unas semanas más hasta que se lleguen a acuerdos básicos del adelanto de elecciones. Se debe retomar el diálogo y la preposición es que el Gobierno deje de asesinar a las personas.

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