Ginebra (EFE)
Cada diez minutos un niño nace en el mundo sin nacionalidad, una falta de adscripción a un Estado que le convertirá en apátrida y le condenará a sobrevivir sin la protección y los derechos que le conceden pertenecer a un país.
Ante esta realidad, el Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR) ha decidido lanzar una campaña mundial para poder acabar en una década con una situación que afecta a diez millones de personas en el mundo.
"No es una situación que se pueda aceptar en el siglo XXI", afirmó el alto comisionado para los Refugiados, António Guterres, en rueda de prensa.
Guterres presentó la campaña "Yo pertenezco", cuyo primer paso ha sido redactar y firmar una carta abierta en la que se describen las consecuencias de ser un apátrida y los pasos que se deben dar para acabar con la situación.
"Ser un apátrida significa que tú y tus hijos no tienen identidad legal, no tienen pasaporte, no pueden votar, y tienen pocas o ninguna oportunidad de obtener una educación", dijo, citada en un comunicado, Angelina Jolie, actriz estadounidense y enviada especial del Acnur.
"Acabar con la situación de los apátridas beneficiaría a los países donde viven esas personas porque podrían beneficiarse de su talento y de su energía. Para los gobiernos es tanto una oportunidad como una obligación acabar con esta exclusión", agregó Jolie.
EL PROBLEMA
La mayoría de los apátridas lo son porque viven en países donde se les discrimina por su etnia, su religión o su género.
Los principales países por número de apátridas son Myanmar (minoría rowinga); Costa de Marfil (minoría voltense); Letonia y Estonia (minoría rusa); y República Dominicana (haitianos).
Asimismo, el problema de muchos apátridas surge al nacer siendo desplazados internos o refugiados, algo que sucede actualmente con los conflictos en Siria o República Centroafricana.
Cientos de miles de niños han nacido en estos últimos años en los países limítrofes a dichas naciones, pero muchos de sus progenitores no cuentan con la documentación que prueba su nacionalidad, por lo que no son reconocidos a pesar de que el Acnur está haciendo todo lo posible por impulsar los registros de nacimiento.
"El 70 por ciento de los niños sirios nacidos en el exilio no cuentan con un registro de nacimiento", se lamentó Guterres.
Además, existen 27 países en el mundo que deniegan a una mujer el derecho a pasarle la nacionalidad a sus hijos.
"Entonces si el padre es desconocido, o está muerto, el niño se queda sin nacionalidad", explicó Guterres.
Algunos de estos países son Arabia Saudí, Bahrein, Barbados, Bahamas, Burundi, Iraq, Jordania, Líbano, Malasia, Nepal, y Omán, entre otros.
Dicho esto, Guterres destacó que esta discriminación está en claro retroceso, y que en los 10 últimos años, varios países anularon dichas leyes discriminatorias con respecto a las mujeres, entre ellos Argelia, Bangladesh, Egipto, Indonesia, Kenia, Marruecos, Senegal, Surinam, Túnez, Yemen, y Zimbabue.
De hecho, la situación en general ha mejorado considerablemente en los últimos tres años, con 44 países extra que se han unido al centenar que ya habían firmado la Convención de Naciones Unidas sobre el Estatus de las Personas Apátridas, de 1954, y la Convención sobre el Estatuto de los Apátridas.
Hasta ahora han firmado la carta destacadas personalidades: el alto comisionado para los Derechos Humanos, Zeid Ra'ad Al Hussein; una de sus predecesoras, Louise Arbour; el director ejecutivo de Unicef, Anthony Lake; la antigua fiscal de la Corte Penal Internacional, Carla del Ponte; y el expresidente de Brasil, Fernando Henrique Cardoso, entre otros.