En la línea de otros países como Esuatini, anteriormente conocido como Suazilandia, que cambió su nombre para romper los lazos con la colonia británica, Nueva Zelanda está dando pasos para acoger su cultura aborigen.
El partido Maorí impulsa una campaña, que ya tiene más de 70.000 firmas, que será estudiada por una comisión parlamentaria- neozelandesa, que podría impulsar un voto en el Parlamento o, incluso, llevar la propuesta a un referendo.
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La propuesta de nombre de los maoríes es Aotearoa, que se refiere a las nubes, las cuales, según la historia indígena, fueron ayuda para los navegantes polinesios que llegaron a ese país en medio del Océano Pacífico.
Y es que, cada vez más, ese nombre se ha vuelto común dentro de Nueva Zelanda, pues la palabra se encuentra en billetes, en documentos de Gobierno y hasta en los pasaportes.
Pese a que el maorí es la tercera lengua del país, afirma el Wall Street Journal (WSJ), su uso ha caído con los años, producto de la herencia colonial del momento.
Según sondeos recientes de la compañía Colmar Brunton, los nombres Aotearoa o Aotearoa Nueva Zelanda, esta última una opción combinada, apenas cuentan con el 40 por ciento de favorabilidad, por lo que, en caso de un plebiscito, podría no darse el cambio.
”Utilizar Aotearoa como nombre refleja realmente nuestra historia y reconoce nuestro pasado, pero también cómo podemos avanzar juntos”, explicó Ralph Zambrano, presidente de la asociación de estudiantes de la Universidad Victoria de Wellington al WSJ.
Entre los defensores del cambio, se argumenta principalmente una ley de los años 70 en la que el país se comprometió a compensar a los grupos tribales tras años de apropiación de tierras y alineación cultural durante la época colonial.
La historia reciente demuestra que los neozelandeses pueden ser reacios al cambio, como cuando hace seis años justamente la ciudadanía rechazó una nueva bandera mediante un plebiscito como el que se podría plantear con el nuevo nombre.
A su vez, advierte alcalde de Queenstown, Jim Boult al medio estadounidense, preocupa que con el paso a un nuevo nombre, la marca país se vea afectada.
”Sería como si BMW cambiara su nombre por el de Bavarian Motors”, aseguró al WSJ.