Houpapa lidera 12 organizaciones, entre ellas la Federación de Autoridades Maoríes (FOMA). (Dante Piaggio / El Comercio)
Houpapa lidera 12 organizaciones, entre ellas la Federación de Autoridades Maoríes (FOMA). (Dante Piaggio / El Comercio)
Renzo Giner Vásquez

Hace unos días, la empresaria neozelandesa Traci Houpapa estuvo en Lima para reunirse con el presidente Pedro Pablo Kuczynski, funcionarios del gobierno y líderes comunales en busca de afianzar las relaciones bilaterales.

Houpapa ha sido reconocida como una de las diez personas más prestigiosas de Nueva Zelanda por la revista “Listener” y fue seleccionada por la BBC entre las cien mujeres más influyentes del mundo.

— ¿Cómo calificaría las relaciones entre nuestros países hasta ahora?
Como bastante fuertes y cálidas. Compartimos las mismas visiones y filosofías con nuestra gente en términos de sostenibilidad, desarrollo económico, y la asociación comercial que tenemos con Perú es bastante importante.

— La agricultura es un gran tema de interés…
Absolutamente. Tanto en el Perú como en Nueva Zelanda nos enfocamos mucho en la administración de materias primas, por lo que buscamos intercambiar ideas sobre ese tema. Además, pese a que la comunidad no es muy grande aquí [menos de 60 neozelandeses están registrados en el Perú], tenemos proyectos importantes ligados sobre todo a la ovicultura [como el proyecto de desarrollo New Zealand Peru Dairy en Cusco, Puno y Cajamarca] y otros intercambios que van bastante bien como una empresa de exportación agroindustrial que invierte alrededor de US$10 millones en Piura.

— El 14% de neozelandeses forma parte de una comunidad indígena, ¿cómo integraron a estos pueblos al sistema?
Desde 1840 existe un acuerdo entre la población maorí y la corona [el país forma parte del Commonwealth; es decir, la reina Isabel II es la jefa de Estado pero, además, cuenta con un primer ministro y un Parlamento] llamado el Tratado de Waitangi. Ese documento protege los derechos, la ciudadanía y la propiedad sobre recursos naturales de esta población.

— ¿Qué garantiza eso?
Que nuestra gente participe en el desarrollo económico y cultural del país, en el manejo medioambiental, entre otros. Se traduce en una vibrante cooperación y relaciones duraderas que dan pie a discusiones y oportunidades para que los maoríes participen en el gobierno y la dirección del país. Una de las entidades que lidero es la Federación de Autoridades Maoríes, que reúne a 150 organizaciones y empresas maoríes y posee una economía valorada en 13 mil millones de dólares neozelandeses (unos US$9 mil millones), que participa en el Gabinete Ministerial y discute sobre temas de comercio, políticas y estrategias económicas nacionales.

— Sobre la participación de los maoríes en política, ¿a qué nivel se da?
En nuestro Parlamento tenemos 120 miembros, 30 de ellos son maoríes. Eso demuestra la importancia de la representación.

— Mientras muchos países dan la espalda a sus comunidades indígenas, uds. se enorgullecen de ellas.
Como maoríes, estamos orgullosos de nuestra cultura y de nuestros logros económicos. Hemos notado cómo la cultura maorí provee la base de Nueva Zelanda y de nuestro gobierno, por eso al hablar de comercio incluimos muchas filosofías y valores rescatados de los maoríes.

— La mujer cumplía un rol fundamental en su cultura.
En la tradición maorí, los hombres y las mujeres eran valorados y reconocidos de la misma forma. Con la colonización, las mujeres perdimos ese estatus, pero en los últimos 20 o 30 años lo hemos retomado. La mujer maorí, la mujer neozelandesa en general, es reconocida por sus logros. En mi país resaltamos la importancia que tiene la diversidad de género y cultura. Ese es un tema crítico para el éxito de una nación a escala mundial.

— ¿Nos puede dar un ejemplo de la importancia de las mujeres en las tribus?
La primera voz en una reunión tenía que ser femenina. Sin eso, la ceremonia no podía comenzar. La última en hablar durante un homenaje también era una mujer. La mujer maorí siempre fue reconocida por su contribución como lideresa, como jefas de tribus, personas de negocios, estrategas y lideresas ambientales. Hoy eso no ha cambiado.

— Otra tradición rescatada es el haka. Pasó de las tribus a las canchas de rugby y ahora a las empresas.
El haka es una danza tradicional de guerra que se enfocaba en aumentar la confianza, energía, pasión y era capaz de unir a las personas bajo un mismo objetivo. Hoy vemos que logra lo mismo, por lo que, tanto en las empresas como en el gobierno, venimos reconociendo la importancia de la cultura maorí y junto a ello su filosofía. Y sobre el rugby, pues toda la marca All Blacks es muy importante para el turismo y los negocios. Allá, junto a las Black Ferns (selección femenina), son tan importantes que si pierden todos se deprimen, pero si ganan el día es feliz y la vida buena.

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