Peruanos controlan 10 laboratorios de cocaína en Buenos Aires
Peruanos controlan 10 laboratorios de cocaína en Buenos Aires

NAHUEL GALLOTA
Desde Buenos Aires

Jorge Rodríguez dice que lo vio con sus propios ojos; que informó todo, pero nunca nadie actuó para detenerlo: “Vi soldados con fusiles Fal AK 42 y 47 en los techos de algunas casas del barrio. Por las calles se dejaban ver con UZI y MiniUzi en la cintura. El líder de la organización, Marcos Estrada González alias ‘el Gordo’, continuó dirigiendo todo desde la cárcel, pero hoy está libre y vive en un country desde donde dirige todo. Cuando allanaron su celda en la cárcel de Devoto le encontraron 12 teléfonos celulares. Uno de ellos era satelital. Solo había dos en el país: uno lo tenía el director de Coca Cola Argentina y el otro Marcos, en la cárcel”. 

El barrio es la villa 1-11-14, al sur de la ciudad de Buenos Aires, ubicada en el barrio de Bajo Flores, a metros del estadio de San Lorenzo, reconocido por ser un territorio dominado por narcotraficantes peruanos. 

Rodríguez, ex asesor en Narcotráfico del Ministerio de Seguridad de la Nación habla en el marco de la denuncia del diputado y candidato a alcalde de la ciudad Gustavo Vera, famoso por ser amigo del papa Francisco, y haber recibido la carta desde Roma en la que el Papa decía estar preocupado por una posible “mexicanización”.

“Estamos hablando de un territorio liberado: allí adentro hay un Estado paralelo que tiene sus propias reglas, que tiene su cuerpo armado y no hay menos de 300 personas armadas, casi todas de nacionalidad peruana: ex militares, ex policías y un pequeño grupo de hombres vinculados a Sendero Luminoso. ¿Pará qué lo hicieron investigar a Rodríguez si después no hacían nada? Nos consta que hasta Cristina Fernández está enterada del tema, pero nadie hace nada”, declaró Vera en la conferencia de prensa que dio en la legislatura porteña, donde denunció que los peruanos controlan 10 laboratorios de clorhidrato de cocaína. 

LA INACCIÓN DEL GOBIERNO
Rodríguez entró a trabajar en el Ministerio de Seguridad en enero del 2011 y hasta su expulsión, en agosto del 2013, asegura haberle enviado 235 informes sobre la estructura de narcos peruanos a la ministra Nilda Garré, hoy representante del Gobierno Argentino en la OEA. 

Comenzó a infiltrarse en la villa acompañando a un adicto y lo primero que lo sorprendió fueron las filas de clientes buscando dosis de cocaína y pasta básica. La cocaína que vendían los peruanos lo llevó a un laboratorio: marcó que tenía un 93% de pureza, algo nunca antes visto en el país.  

“Es una favela. Una vez intenté sacar de mi bolsillo un celular Nokia 1100 y casi me matan. Ellos le prohíben a los clientes sacar sus teléfonos, por miedo a que saquen fotos. Es de los cárteles más importantes de Latinoamérica. La diferencia con otras villas es que ahí hay un solo dueño de todo, que es Marcos, y que son la única organización con tres ramas: de producción, comercial y militar”. Además, denunció que la custodia personal que se le asignó lo único que hacía era espiarlo desde que comenzó a quejarse por la inacción del Ministerio de Seguridad.  

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