Brasilia. El primer ministro de China, Li Keqiang, aterrizó este lunes en Brasilia para una visita oficial que conlleva la promesa de invertir 50.000 millones de dólares en nuevos proyectos, una potencial bocanada de oxígeno para la estancada economía brasileña.
Li se reunirá el martes con la presidenta de Brasil, Dilma Rousseff, y luego partirá a Río de Janeiro para repasar algunas iniciativas del país asiático en la ciudad sede de los Juegos Olímpicos 2016. Al día siguiente viajará a Colombia, en una gira que también incluirá Chile y Perú.
La segunda generación de inversiones chinas en Brasil, tras la inicial en materias primas, se concentrará en la industria pesada y en obras de infraestructura, explicó recientemente el subsecretario general de política de la cancillería brasileña, José Graça Lima.
Además de buscar concretar la compra de un primer segmento de 22 aviones Embraer, parte de una operación ya acordada de 60 aeronaves, y la reapertura del mercado del país asiático a la carne bovina brasileña, la lista de negocios a abordar incluye autopartes, transporte, energía, puertos, hidroeléctricas y ferrovías.
En carpeta estará también el desarrollo de un corredor "ferro-oceánico" que permita sacar exportaciones brasileñas a China por el Pacífico, un proyecto monumental que atravesará parte de la Amazonia, un aspecto espinoso y sensible de la iniciativa que también prevé extenderse hasta el Perú.
"Si consideramos el portafolio de inversiones en Brasil, es evidente que se justifica un proceso de esa dimensión (financiera). Solo el proyecto del corredor transoceánico, una ferrovía para transportar materias primas, es de 30.000 millones de dólares", dijo a la AFP el ministro de Desarrollo, Industria y Comercio Exterior, Armando Monteiro.
"Brasil espera que en esta nueva fase de la relación con China podamos tener un aumento significativo de las inversiones", agregó el funcionario, para quien Brasil podría convertirse en una plataforma para producir localmente bienes industriales chinos para abastecer al mercado doméstico y exportar a terceros países.
Sed de inversiones
Brasil vive un enfriamiento económico que va por su quinto año y una inyección de dinero fresco podría ayudar a sectores con problemas de fondos, como sucedió con el acuerdo por 3.500 millones de dólares que firmó en abril la estatal Petrobras, golpeada por un escandaloso fraude, con el Banco de Desarrollo de China.
"China está asumiendo el muy necesario papel de inversor en América Latina y el Caribe, y Brasil necesita inversiones desesperadamente", dijo a la AFP Charles Tang, presidente de la cámara de comercio Brasil-China la semana pasada.
"El patio trasero de Estados Unidos se está convirtiendo en el de China. Y no solo en Brasil, sino en toda América Latina", añadió.
Pero el dinero chino en la región se focalizó, y mucho, en bienes básicos. Para Beijing, "América Latina es principalmente un productor de materias primas y esto se nota en la composición de su inversión directa en la región. Casi el 90% de las inversiones chinas estimadas entre 2010 y 2013 se dirigió a los recursos naturales", describió la Cepal en un informe de este año.
"Son pocos aún los casos de empresas constructoras chinas que han vencido en grandes licitaciones para obras públicas en la región", según el reporte "Explorando espacios de cooperación en comercio e inversión" publicado por la entidad tras el primer foro Celac-China en enero.
El paso de Li por Brasilia tendrá como telón de fondo una reunión de empresarios de ambos países que sentará a 130 hombres de negocios a cada lado de la mesa, otro paso en una relación comercial que saltó de 3.200 millones de dólares en 2001 a 83.300 millones en 2013 y que convirtió a China en el primer inversor en Brasil cuando superó a Estados Unidos en 2009.