La aerolínea australiana Qantas ha pedido a sus altos ejecutivos que trabajen como maleteros en los aeropuertos, despachando equipajes durante tres meses.
Se trata de un intento por ganar tiempo para resolver la grave escasez de mano de obra que enfrenta en esta área.
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El jefe de operaciones de la empresa reveló que busca al menos 100 voluntarios para trabajar en los aeropuertos de Sydney y Melbourne.
Las tareas incluyen cargar y descargar maletas, así como conducir vehículos para mover el equipaje por las terminales.
Al igual que gran parte de la industria aérea mundial, Qantas está luchando por reanudar sus servicios a medida que se reabren las fronteras.
"Los altos niveles de gripe invernal y un aumento de covid-19 en la comunidad, junto con la poca oferta en el mercado laboral, hacen que la obtención de recursos sea un desafío en toda nuestra industria", le dijo a la BBC el director de operaciones de Qantas, Colin Hughes, a través de un correo electrónico.
Dando ejemplo desde arriba
Hughes, en su comunicación, aseguró que la empresa "no espera" que los ejecutivos ejerzan estas funciones junto a las suyas por tiempo completo.
Los gerentes y ejecutivos que acepten trabajar manejando equipajes lo harán durante tres o cinco días a la semana, en turnos de cuatro o seis horas al día.
Sin embargo, no cualquiera puede ejercer de maletero y la empresa quiere que los solicitantes estén en buenas condiciones físicas, pues deben ser capaces de mover maletas que pesen hasta 32 kg cada una.
"Tenemos claro que nuestro desempeño no ha cumplido con las expectativas de nuestros clientes o los estándares que esperamos de nosotros mismos, aunque hemos estado haciendo todo lo posible para mejorar nuestas funciones", dijo un portavoz de Qantas a la BBC.
"Como hicimos en la anterior temporada alta, alrededor de 200 empleados de la oficina central han ayudado en los aeropuertos durante los períodos de mayor actividad desde Semana Santa", agregó.
Pagando las consecuencias
Qantas fue una de las aerolíneas más afectadas por la pandemia y los confinamientos impuestos para frenarla, lo cual se tradujo en un cierre de fronteras entre países y en la paralización de los vuelos comerciales.
Para lidar con los costes de las restricciones, la industria despidió a miles de empleados, muchos de los cuales eran personal de tierra.
En noviembre de 2020, Qantas subcontrató más de 2.000 personas para trabajar en tierra, una medida que junto a los recortes de puestos de trabajo buscaba paliar sus pérdidas financieras.
En julio, la aerolínea se disculpó después de que los pasajeros se quejaran de retrasos y equipaje perdido.
Australia tuvo una de las restricciones de viaje por covid-19 más estrictas del mundo, incluso para sus propios ciudadanos, y solo comenzó a levantar los controles en noviembre de 2021.
A medida que las medidas para frenar la propagación del coronavirus se han relajado en el mundo, Qantas y otras grandes aerolíneas han tenido problemas para reanudar sus servicios a la escala previa a la pandemia.
Una situación se viene registrando en el Reino Unido, donde desde hace meses vuelos han sido retrasados o cancelados, en especial durante las vacaciones. La escasez de maleteros ha contribuido a la acumulación de equipaje en las terminales.
Los aeropuertos, incluido el de Heathrow, que es el más grande y transitado del país, han puesto un límite al número de pasajeros diarios durante el verano, para ayudar a gestionar la demanda.
Esto ha llevado a algunas aerolíneas a suspender la venta de billetes para determinadas rutas.