Primero Qatar, luego Irán: los derechos humanos tensan la relación de Alemania con el mundo asiático

El Mundial de Fútbol que desde el domingo 20 se disputa en Qatar vino acompañado de una amplia polémica por numerosas denuncias sobre la situación de los derechos humanos de trabajadores extranjeros, minorías sexuales y las mujeres en el emirato.

Alemania es una de las naciones que más activa, tanto en el campo de juego como en el plano político, se ha mostrado al respecto.

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A fines de octubre, las tensiones entre Doha y Berlín se tensaron a raíz de las declaraciones vertidas por la ministra del Interior germana, Nancy Faeser, quien durante una entrevista con la televisora ARD rechazó el criterio utilizado para otorgarle la sede mundialista a Qatar, refiriéndose a la situación de los derechos humanos ahí.

Los comentarios de Faeser llevaron a que Qatar citara al embajador alemán en su país para expresarle su “decepción y completo rechazo y condena”.

Declaraciones explosivas

Casi al mismo tiempo, los estadios alemanes se llenaban de banderolas instando a boicotear el Mundial, a lo que Doha respondía tildando de “hipócritas” y “mal informados” tanto a los hinchas como a las autoridades germanas.

Un informe elaborado en el 2021 por la organización defensora de derechos humanos Amnistía Internacional (AI) apunta a que unos 15.021 trabajadores murieron durante los preparativos del Mundial. El diario inglés The Guardian, por su parte, ha calculado en 6.500 el número de fallecidos.

La organización mundialista, por su parte, señala que apenas 3 personas murieron como consecuencia de su trabajo en las obras de la Copa del Mundo. Sin embargo, diferentes organismos han calificado de “farsa” dicha información.

Por otro lado, AI también ha denunciado que miles de migrantes fueron empleados bajo condiciones similares a la esclavitud basándose en un modelo de empleo conocido como kafala, que le otorga poder desmedido al empleador sobre el trabajador.

Para inicios de noviembre, la ministra Faeser visitó Qatar junto a una delegación para reunirse con organizaciones civiles y comprobar la situación de los derechos en la nación.

A su regreso, Faeser dio fe de que la situación había mostrado ciertas mejoras.

Poco después de que la ministra asegurara esto, Khalid Salman, un exfutbolista catarí y embajador del evento deportivo, calificaba a los homosexuales como personas con “un daño psicólogico”.

Faeser reaccionó a dichas declaraciones tildándolas de “terribles”.

En el campo y la tribuna

En un aparente intento de apaciguar las aguas, el viernes previo al inicio del Mundial, el portavoz del canciller germano Olaf Scholz aseguró que “se analizará cuidadosamente” el viaje del mismo a Qatar si es que el equipo nacional se clasificaba a la final.

La presencia del canciller en la disputa por el trofeo es prácticamente una tradición, pues ha sucedido en 6 de las 8 ocasiones en las que Alemania ha jugado una final mundialista.

Ya con la competición iniciada, la selección teutona protestó durante su salida al campo con un icónico gesto en el que se tapaban la boca, reflejo de su disgusto luego de que la FIFA les prohibiera lucir un brazalete que exige respetar los derechos humanos de la minoría LGTBI.

Mientras esto sucedía en el campo, en la tribuna la ministra Faeser -la única funcionaria alemana de alto nivel en viajar a Qatar 2022- lucía el mencionado brazalete frente al presidente de la FIFA, Gianni Infantino, y otras autoridades cataríes.

Lo que podría haberse convertido en un acto de rebeldía se terminó transformando, sin embargo, en una nueva polémica en Alemania luego de que se publicara una foto de Faeser junto a Infantino, mientras este señalaba al brazalete y sonreía.

“Es todo una farsa”, comentaba un usuario en las redes sociales.

“Esta disputa con Qatar es más bien algo episódico. Los alemanes no pueden permitirse ahora ningún problema serio con los países árabes por la dependencia energética. Yo diría que fue algo episódico, todo el mundo estaba criticando a Qatar y todos sabían cómo era la situación de derechos humanos ahí desde el inicio. Hasta podemos decir que son posturas un poco hipócritas”, comenta a El Comercio el director del Instituto de Estudios Europeos de la Universidad de Piura, Enrique Banús.

La lectura de Banús recuerda, además, a las declaraciones del canciller catarí que calificó de “doble rasero” la postura germana pues por un lado llegaban las críticas al Mundial y por otro “el Gobierno no tiene ningún problema con nosotros cuando se trata de asociaciones energéticas o de inversiones”.

La cuestión energética es, además, un tema clave tanto en Alemania como en gran parte de Europa desde que Rusia iniciara su invasión a Ucrania y llevara a los innumerables paquetes de sanciones en su contra.

El 55% del gas que importaba Alemania hasta mediados de este año provenía de Rusia. La guerra, sin embargo, los ha obligado a diversificar a sus proveedores, entre los que destacan actualmente Estados Unidos y Noruega, pero sobre todo Emiratos Árabes Unidos.

Sanciones contra Irán

Pero Qatar no es la única nación asiática con la que Alemania ha experimentado tensiones durante las últimas semanas. A este se le suma Irán.

La república islámica se ha convertido en escenario de inéditas protestas populares que han conllevado a una represión condenada por la comunidad internacional. Por otro lado, se confirmó que Teherán envió drones militares a Rusia que luego fueron utilizados para atacar a objetivos civiles en Ucrania.

Según cifras difundidas el martes 22 por el grupo Activistas por los Derechos Humanos en Irán, 426 personas han muerto y 17.400 han sido detenidas durante los dos meses de protestas por la muerte de la joven Masha Amini.

Hace dos semanas, el canciller Scholz instó a la Unión Europea a dictar nuevas sanciones contra Irán con el fin de “aumentar la presión sobre la Guardia Revolucionaria y la dirección política” iraní.

Dos días más tarde, el Consejo de la Unión Europea anunciaba que sumaba a 29 personas y 3 entidades iraníes a la lista de sanciones emitida en octubre, lo que daba un total de 126 personas y 11 entidades iraníes sobre las que se habían impuesto medidas restrictivas como prohibirles viajar a territorio europeo o congelar sus activos financieros.

Banús destaca que una figura clave detrás de estas nuevas sanciones fue la ministra alemana de Relaciones Exteriores, Annalena Baerbock.

“La situación con Irán es muy complicada y cada día se agrava más. Es muy difícil prever qué sucederá, por lo que debemos seguir atentos a cómo evoluciona. Lo que sí veo es que la ministra (Baerbock) ha conseguido aglutinar a los europeos en ciertos temas. Eso era lo que hacía falta porque estaban muy diluidos. Baerbock ha demostrado tener una personalidad fuerte, muy decidida y hasta cierta independencia”, señala el analista.

Precisamente la ministra destacó durante la misma jornada en la que se anunció el paquete de sanciones, que junto a otros 16 estados habían conseguido incluir la situación de Irán en la agenda del Consejo de Derechos Humanos de la ONU.

Tras celebrarse una reunión en Ginebra este jueves 24, el Consejo aprobó una investigación sobre “el deterioro de la situación de derechos humanos” en la república islámica.

Durante el debate en torno al tema, la delegación iraní arremetió contra Alemania acusándola de intentar desestabilizar al Gobierno de Ebrahim Raisi.

El gobierno alemán que ”pretende apoyar hoy en día los derechos humanos, es el mismo que equipó a Saddam Hussein con armas químicas que hace 35 años causaron 13.000 muertos en un ataque a la ciudad iraní de Sardasht”, dijo al respecto Khadijeh Karimi, líder de la misión iraní ante el Consejo.