Fueron US$40.000 millonesque se esfumaron de la noche a la mañana.
Más que el Producto Interno Bruto (PIB) anual de países como Honduras, El Salvador o Bolivia.
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Esa es la cantidad de dinero perdida por quienes invirtieron en dos criptomonedas cuyo valor colapsó el 13 de mayo: luna y terra (también conocida como UST), ambas creadas por el emprendedor tecnológico surcoreano de 30 años, Do Kwon.
Su historia se parece a la de muchos niños prodigio que llegan a Silicon Valley con la idea de crear la próxima gran innovación que revolucionará el mercado.
Kwon estudió Ciencias de la Computación en la prestigiosa Universidad de Stanford, Estados Unidos, y trabajó como ingeniero de software en Microsoft y Apple, hasta que fundó Anyfi, una compañía tecnológica dedicada a desarrollar alternativas de conectividad.
Pero la creación que lo hizo conocido mundialmente se dio en 2018 con Terraform Labs, una desarrolladora de software con sede central en Singapur.
Do Kwon la fundó junto a Daniel Shin, con el objetivo de construir sistemas de pago basados en la tecnología blockchain (cadena de bloques).
En esa época el emprendedor aseguraba que estaba creando un "sistema financiero moderno" que los usuarios podrían utilizar sin tener que usar los bancos ni ningún otro tipo de intermediario.
Así fue como entró al mundo de las criptomonedas, consiguiendo el apoyo de grandes empresas como Binance, que creyeron en el potencial de sus criptomonedas.
Forbes lo consideró uno de los grandes profesionales jóvenes exitosos del mundo tecnológico y en poco tiempo parecía que el emprendedor tenía el mundo a sus pies.
Sin ninguna humildad, Do Kwon, llamaba a su criptomoneda luna "mi invento más grandioso" y proclamaba a los cuatro vientos las cualidades de la divisa digital para "cambiar el mundo".
Incluso publicó en su cuenta de Twitter que a su hija recién nacida la llamó Luna.
Los “lunáticos” y el culto a la personalidad
Rápidamente recibió la confianza de un selecto grupo de inversionistas a los que se refería con orgullo como "lunáticos" (en honor al nombre de la moneda).
La empresa de Kwon recaudó cientos de millones de dólares de grandes firmas de capital de riesgo para financiar sus proyectos.
En poco tiempo se ganó la confianza de los mercados y convenció a muchos "pesos pesados" de su arriesgada apuesta comercial basada en algoritmos creados en su propio laboratorio.
A diferencia del bitcoin, cuyo creador o creadores son desconocidos y, por lo tanto, el sistema opera sin una persona que busca financiamiento, las "monedas de Kwon" -como son conocidas en el el ambiente de las criptodivisas- están vinculadas directamente a una persona.
Entre los convencidos con el proyecto del empresario estaba Mike Novogratz, director ejecutivo de Galaxy Digital, quien anunció su apoyo haciéndose un tatuaje relacionado con Luna.
La efervescencia llegó a tal nivel que en abril de este año Kwon publicó en un mensaje en Twitter que le había puesto Luna a su recién nacida: "Mi creación más preciada lleva el nombre de mi invento más grandioso".
A tal nivel llegó la confianza de algunos grandes inversores en el empresario, que el presentador del podcast "Mission: DeFi" dijo que existía un "culto a la personalidad".
Por qué luna y terra son “monedas “gemelas”
Do Kwon lanzó la criptomoneda luna al mercado en 2018 y dos años después creó terra (UST), una divisa digital que pertenece a la categoría de las “stablecoin” o monedas estables.
A diferencia de las demás criptomonedas, aquellas que son "estables" reciben esa denominación por estar vinculadas a un activo menos volátil como, por ejemplo, el dólar.
Son un tipo de moneda muy distinta a las divisas digitales como el bitcoin o el ether, por nombrar algunas.
La dupla luna-terra tiene su propia fórmula matemática creada en Terra Labs, en la que el valor de una depende de la otra y es por eso que se las conoce como "monedas gemelas".
Terra, por su parte, es una "moneda estable algorítmica" que, a través de complejos cálculos, debía mantener siempre un valor de US$1. Ni un poco más, ni un poco menos.
Todo parecía funcionar bien, hasta que comenzaron a sumarse críticas advirtiendo que la creación de Kwon -considerada por algunos como la obra de un genio y por otros como un esquema Ponzi- podía colapsar en cualquier momento.
El colapso
Y así ocurrió.
El mercado perdió la confianza en la fórmula algorítmica de Kwon en un contexto de caída de precios de las criptomonedas y malas noticias económicas.
Luna perdió todo su valor (cayó en picada de US$118 a US$0,09) y terra se desplomó junto a ella.
La brutal caída de ambas divisas alentó el pánico entre algunos inversores que se embarcaron en una venta masiva de criptomonedas, propiciando una caída generalizada del sector.
"Estoy desconsolado por el dolor que mi invento les ha producido a todos", tuiteó Kwon cuando estalló el escándalo.
Los grandes inversores perdieron miles de millones de dólares, aunque después de todo, ellos sabían el riesgo que estaban corriendo, pues cuentan con un ejército de analistas y criptógrafos que estudian a fondo cada inversión.
El problema es, como siempre sucede, para los pequeños inversionistas, es decir, la gente que -sin entender las complejidades algorítmicas- pone su confianza en algo que teóricamente les hará ganar dinero fácil.
En un foro de la red social Reddit, algunos usuarios publicaron sus penurias y hasta se compartieron números telefónicos para la prevención del suicidio.
“Sentí que iba a morir”
Un hombre desesperado fue arrestado luego de visitar la casa de Do Kwon tras el colapso de las monedas gemelas.
Le contó a la BBC que su vida estaba hecha pedazos.
"Sentí que iba a morir", dijo el usuario conocido como Chancers.
"Perdí bastante dinero en un corto periodo de tiempo. Cerca de US$2,4 millones de mis criptomonedas desaparecieron".
Otros, sin embargo, en vez de perder dinero, se hicieron ricos, al retirar sus inversiones antes de la caída.
Por ejemplo, Martin Baumann, cofundador de CMCC Global, una firma de capital de riesgo con sede en Hong Kong, comentó que su empresa vendió sus divisas en marzo, a cerca de US$100 por unidad, según The New York Times.
Aunque parezca difícil de creer, Do Kwon anunció hace unos días el relanzamiento de su moneda luna, versión 2.0.
Pero ahora el empresario ha optado por un bajo perfil y no habla en público.
Quizás por las demandas judiciales que algunas de las víctimas del colapso de sus monedas gemelas presentarán. Quizás porque esta vez busca rearmarse con otra estrategia.
En todo caso, en los pocos días de vida que tiene luna 2.0, los resultados indican que esta vez le será mucho más difícil convencer al mundo de su genialidad.