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Ismael Monzón

Hace solo unos días, Raúl Cabrera (Lima, 1968) fue nombrado asesor del portavoz del , en un movimiento para apuntalar el equipo de prensa del Vaticano, tras la reciente renuncia del director Greg Burke y su número dos, Paloma García Ovejero.

El actual responsable interino, el italiano Alessandro Gisotti, cuenta ahora con un equipo internacional de cuatro nuevos asistentes, entre los que se encuentra Cabrera, que responderá ante la prensa hispana.

Estudió Ciencias de la Comunicación en Lima, pero ahora, casado y con dos hijos, asegura desde su nuevo lugar de trabajo que aún le queda mucho camino en Roma. Cabrera considera que se encuentra entre colegas, por lo que no hay espacio para el “usted”.

—Ya son muchos años en el Vaticano…
Sí, llevo 20 años en Radio Vaticano. Empecé con el Jubileo del 2000 y eso me ha permitido la suerte y la bendición de trabajar para tres Papas, contando a Francisco.

—¿Cómo llegaste?
Empecé muy joven, en 1987, trabajando en el Perú en radio y televisión. En radio Miraflores hacía locuciones, doblajes, producción, no tenía nada que ver con la Iglesia, era un contenido más informativo y musical. Pero de alguna manera creo que estaba predestinado, porque en 1985, cuando Juan Pablo II fue al Perú por primera vez, yo participé como voluntario, lo que ahora llaman los ‘Papa Boys’. Recuerdo el discurso que nos dio en el hipódromo de Monterrico, algo que marcó a mi generación. Dejé el Perú en 1992 porque quería viajar y conocer. Estuve seis años en Alemania y cuando llegué a Roma entré a colaborar con Radio Vaticano.

—¿Para trabajar aquí hace falta convicción?
Cierto, no es un trabajo cualquiera. Es una misión, todo nace de un espíritu de servicio.

Las comunicaciones en el Vaticano están pasando por una transformación liderada por Francisco. (Foto: AFP)
Las comunicaciones en el Vaticano están pasando por una transformación liderada por Francisco. (Foto: AFP)

—¿Cómo recibiste la noticia del nombramiento?
Las comunicaciones en el Vaticano están pasando por una transformación y ocurren cosas que uno no se puede esperar. El 3 de enero [la renuncia del anterior equipo se produjo el 31 de diciembre] me llamó el prefecto del Dicasterio para la Comunicación, Paolo Ruffini, y me dijo que quería contar conmigo en este proyecto. No me lo esperaba, pero dije rápidamente que sí.

—El cargo no existía anteriormente. ¿Cuál es la función exacta?
Somos cuatro personas nuevas. Nuestra función es apoyar al director del equipo de prensa, ayudarlo y asesorarlo, ya que él tiene cientos de cosas de las que ocuparse. La idea es que haya una participación multicultural, con tres lenguas: español, inglés y francés. Hay que eliminar esta falsa creencia de que todo en el Vaticano es italocéntrico; la cabeza es italiana, pero las otras partes del cuerpo no lo son.

—Con el anterior equipo hubo polémica por el modo de trabajo. ¿Habrá independencia o se siente el control de los estamentos vaticanos?
Trabajamos en equipo. Yo intercambio ideas varias veces al día con el director, no considero que haya ningún tipo de limitación. Y después, son siempre los directores quienes tienen comunicación directa con el Santo Padre, como parte de esa interacción.

—¿Qué institución te has encontrado?
Nos hemos encontrado una gran cantidad de trabajo por terminar, con el desafío de las nuevas cosas que se presentan. En muy poco tiempo tenemos el viaje a Panamá por la Jornada Mundial de la Juventud, después a los Emiratos Árabes Unidos y la conferencia sobre los abusos sexuales en febrero. Se piensa que existen el director y cuatro personas alrededor, pero en la oficina de prensa hay 20 personas que llevan trabajando desde hace mucho tiempo.

—¿Necesita modernizarse?
Es parte del proceso de transformación. Yo, por ejemplo, a mis venerables 50 años debo ser más interactivo con el teléfono y las redes sociales.

—Algunas veces se ha criticado a esta oficina por ser ‘más papista que el Papa’. ¿Cómo se distingue entre propaganda y comunicación?
Nosotros somos la voz del Papa y de la Santa Sede, no ejercemos como agencia informativa que necesita promocionarse. Frenar una noticia es una sinrazón. Por más que quisiera hacerlo, no puedo, es estúpido. Mi misión aquí es dar una noticia verídica y aclarar detalles. No hemos venido para censurar u ocultar.

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