Los líderes espirituales que juraron tener poder divino para resucitar, pero todo era una gran estafa

Es curioso que en pleno siglo XXI las personas sigan creyendo que la resurrección es plausible. Y así como hay religiones que, por lo menos, se dieron el tiempo para armar relatos a prueba de balas -el regreso a la vida se dará en el último día-, otras ni se toman la molestia.

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Si la fe puede mover montañas, ¿por qué no podría hacer resucitar a una persona a los tres días?

El caso de Huber Carlos Rodrigues calza dentro de este último grupo: el pastor brasilero sostuvo -con un documento firmado- que regresaría de entre los muertos al tercer día de morir y que su dios preservaría su cuerpo y mente.

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Los feligreses fueron a esperarlo afuera de la funeraria, pero se toparon la realidad. Los habían timado.

Así, Rodrigues se sumó a la larga lista de líderes espirituales que, ante todo pronóstico y lógica, manipulan a los deseos de encontrar respuestas en planos distintos al de la realidad.

En el 2018, por ejemplo, el predicador Kenneth Copeland dijo que se compraría una flota de aviones privados con los millones de dólares que recaudaba por las donaciones a su iglesia. ¿Cómo explicó su decisión a sus seguidores?

“Los aviones comerciales son tubos llenos de demonios”.

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Porque estas personas no necesitan de mucho para convencer al resto. A Serguéi Torop ‘Visarión’ le costó vestirse con una túnica blanca (o roja, dependiendo de la ocasión) y sostener a cualquier precio que era la reencarnación de Jesús.

Los convencidos terminaron por ser extorsionados y sufrieron daños físicos y psicológicos.

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VENCER LA MUERTE

En ese universo -al que también se le suman Edir Macedo y su famoso “Pare de sufrir”- han sido pocos los que se han atrevido a hablar de resucitación.

En el 2019, en Sudáfrica se grabó un video en el que el pastor Alph Lukau, piedra angular de la iglesia Alleluia Ministries International, daba vida a un muerto.

“El País” recuerda: “Tras recitar unas oraciones, el pastor le pone las manos encima y el hombre se levanta”.

Las redes sociales, felizmente, notaron que se trataba de un engaño y empezaron el #ResurrectionChallenge en son de mofa.

Pero, a diferencia de Lukau, otros se animan a sostener que resucitarán a los tres días.

Uno de ellos fue Ezequiel Ataucusi Gamonal, producto nacional y líder de la Misión Israelita del Nuevo Pacto Universal, con la que sustentaba su presencia en la política peruana con el Frente Popular Agrícola del Perú (Frepap).

Él falleció el 21 de junio del 2000 y sus fieles esperaban que volviera a la vida, tal como lo había prometido. Su cuerpo lo esperaba en un mausoleo de Cieneguilla, mientras que sus fieles de todo el país, Bolivia y Colombia, se daban cita junto a él.

Al respecto, el blog Huellas Digitales de este Diario escribió: “Para los israelitas, en Ezequiel Atacusi se había encarnado el Espíritu Santo y el profeta del Antiguo Testamento. Atacusi no se daría cuenta de la misión que se le había encargado hasta mucho después de su nacimiento humano en la comunidad de Huarhua, en Arequipa”.

Pero de santo no tenía nada. Ataucusi fue acusado de asesinato, violación a menores de edad y de tener esclavos. Su hijo, además, fue asesinado en 1995.

El final de la historia ya es conocido.

“Pasaron tres días y Ezequiel Ataucusi no resucitó. Pasó una semana y los israelitas dijeron que había resucitado en sus corazones. Pasaron 15 años, y sin el carismático líder, los fieles fueron disminuyendo”.

MÁS FARSAS

Este año, otra farsa se llevó a cabo en Zambia. Un buen día, el pastor de 22 años de James Sakara desafió a la muerte.

“La Vanguardia” cuenta: “El trágico suceso viene tras un ‘desafío’ que se había planteado el pastor, que quería demostrar a sus feligreses que tenía la capacidad de emular la resurrección de Jesucristo. Para ello, pidió que le enterraran vivo en el suelo, con la orden de desenterrarlo tres días después y poder demostrar que, como Jesús de Nazaret, ‘resucitaría’”.

El medio apunta a que los seguidores de Sakara no estaban de acuerdo con seguirle el juego, pero que este insistió en ser sepultado, “en una tumba no muy profunda”, con las manos atadas.

Pensando en su público, Sakara sustentó bien su punto: “Según el religioso, Jesús dijo a sus discípulos: ‘Haced esto en conmemoración mía’, y él interpretó que se refería a la propia resurrección del Mesías y a que sus seguidores debían ayudarle en este desafío”.

72 horas después, Sakara siguió muerto.

UNA EXPLICACIÓN

La BBC escribió sobre este tipo de fenómenos que parecen esparcirse en África.

“Los movimientos espirituales [...] donde los devotos creen incuestionablemente que sus pastores pueden resucitar a los muertos o que el agua bendita sanará dolencias, han continuado emergiendo en todo el continente”.

El año pasado, por ejemplo, se cumplieron 20 años desde que el Movimiento para la Restauración de los Diez Mandamientos de Dios, mató a 700 personas.

Entonces los encerraron en una iglesia y los quemaron vivos, una forma de prepararse para el juicio final que llegaba con el nuevo milenio.

Para responder por qué este tipo de congregaciones son tan exitosas, la BBC entrevistó a Paddy Musana, profesor del Departamento de Religión y Estudios de Paz de la Universidad de Makerere. Él respondió:

“Cuando hay tensión o una necesidad que las instituciones existentes no pueden satisfacer fácilmente, como las religiones tradicionales o el gobierno, y alguien emerge y afirma tener una solución, miles se les unirán”.

“La ‘industria de Jesús’ se ha convertido en una empresa de inversión. Los predicadores de hoy hablan sobre la salud y el bienestar debido a las numerosas enfermedades y a un sistema de salud pública que apenas funciona”.

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