De las islas británicas a Ruanda: el polémico plan que pone fin del sueño del migrante en el Reino Unido

En su testimonio, compartido por el diario “The Guardian”, el migrante cuenta que lleva 14 meses en el Reino Unido. Escapó de Irán y cruzó la frontera con Turquía a pie. Tomó un barco a Italia y luego viajó a Francia. Pagó a contrabandistas y logró cruzar el Canal de la Mancha en un bote. Desde entonces ha estado detenido esperando que se apruebe su solicitud de asilo.

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Pero ahora el sueño llegó a su fin. “Estoy pensando realmente en suicidarme para evitar que me envíen allí”, afirma al hablar de su futuro en Ruanda. No es el único migrante que ha pensado en quitarse la vida.

Detrás de esa desesperación está el polémico y millonario plan para expulsar del Reino Unido a migrantes y demandantes de asilo que lleguen a su territorio de forma ilegal y enviarlos a Ruanda. La estrategia, anunciada en abril, busca reducir el número de inmigrantes que cruzan el Canal de la Mancha y frenar a las bandas de traficantes de personas.

Se sabe que el año pasado, 28,526 personas cruzaron en botes pequeños, frente a las 8,404 en el 2020. La cifra de este año será mucho más alta, según los funcionarios sindicales de la Fuerza Fronteriza.

El Gobierno Británico ha notificado ya a cerca de 130 inmigrantes que ha empezado el proceso de deportación. En el vuelo del martes espera trasladar a Ruanda a 31 personas, entre los que hay iraníes, afganos, sirios, egipcios y nigerianos.

Del miedo al enojo

El plan gubernamental ha provocado indignación dentro y fuera del país. Organizaciones defensoras de derechos humanos, políticos y decenas de artistas como el músico Akala y el líder de The Cure, Robert Smith, han pedido frenar los vuelos a Ruanda. El arzobispo de Canterbury calificó la medida como opuesta a la naturaleza de Dios.

El proyecto también provocó una ola de recursos legales para revertir la medida. Sin embargo, el Tribunal Superior de Londres decidió ayer dar luz verde a las primeras deportaciones.

Los cuestionamientos alcanzaron un nuevo nivel cuando la ONU acusó al Gobierno Británico de falta de honestidad y remarcó que no aprueba el proyecto.

“El alto comisionado de Naciones Unidas para los Refugiados [Acnur] no participa en el acuerdo entre el Reino Unido y Ruanda, a pesar de las afirmaciones de la ministra [Priti Patel] en sentido contrario”, dijo el organismo de Naciones Unidas.

Para Brenda Estefan, analista mexicana y experta en política internacional, este proyecto supone una “política violatoria de los derechos humanos”, cuyo fin es disuadir los cruces de indocumentados que han venido aumentando por las diferentes crisis en curso.

“Esto es violatorio de la Convención de Ginebra de Refugiados a la cual el Reino Unido está suscrito. Es un acuerdo entre dos gobiernos que no toman en cuenta la opinión de los migrantes ni solicitantes de asilo, ni su seguridad ni su vulnerabilidad al enviarlos solo con un pasaje de ida a un lugar a miles de kilómetros del destino al que ellos planeaban llegar”, dice a El Comercio.

La organización benéfica Refugee Action señala que enviar solicitantes de asilo a Ruanda “es ilegal e incompatible con los poderes legales conferidos por el Parlamento; es injusto desde el punto de vista procesal y constituye un impedimento grave para el acceso a la justicia”.

¿Destino seguro?

Según el plan, una vez en Ruanda, los solicitantes de asilo se beneficiarán de un paquete de apoyo, que incluye hasta cinco años de capacitación, alojamiento y atención médica.

La apuesta ruandesa

En camisetas y estadios

El nombre del pequeño país ubicado en el corazón de África ha estado muy cerca de algunos de los futbolistas más famosos del mundo, como Lionel Messi. La frase “Visit Rwanda” (‘visite Ruanda’) se ha visto en camisetas de entrenamiento y monitores de publicidad del estadio del Paris Saint-Germain (PSG). 

El trato de patrocinio entre el Consejo de Desarrollo (RDB) de Ruanda y el equipo francés se concretó a fines del 2019 por unos US$10 millones. Desde entonces estrellas del PSG, como Keylor Navas y Sergio Ramos, han visitado los parques naturales ruandeses y promocionado sus gorilas y cebras. 

El país africano llegó a un cuerdo similar con el Arsenal inglés en el 2018 por unos US$30 millones, que incluía estampar el nombre del país en la manga de la camiseta. 

Ruanda ha apostado por una fuerte inversión en su sector turístico. “Es nuestra fuente número 1 de divisas. Cuanto más gana Ruanda del turismo, más podemos invertir en nuestra gente”, dijo hace poco la consejera delegada del RDB, Clare Akamanzi.

En un pronunciamiento enviado a El Comercio, un portavoz del Ministerio del Interior del Reino Unido afirmó que el Gobierno Británico ha “dado instrucciones formales al primer grupo de personas que serán reubicadas en Ruanda, donde aquellos reconocidos como refugiados o elegibles para establecerse allí tendrán la oportunidad de reconstruir sus vidas”.

La elección de este país africano como destino ha provocado serias críticas de voces que denuncian que Ruanda no es segura.

Al anunciar su estrategia migratoria, el primer ministro Boris Johnson describió a la nación africana como una de las más seguras del mundo. Sin embargo, un año atrás el Reino Unido expresó su preocupación en la ONU por las “continuas restricciones a los derechos civiles y políticos, y la libertad de prensa” en Ruanda.

Los grupos de derechos humanos han criticado a Ruanda por su trato a los críticos del gobierno y señalan los malos tratos bajo custodia de figuras de la oposición y denuncias de desapariciones y muertes sospechosas. Y no es solo eso. Ruanda y su vecino República Democrática del Congo (RDC) atraviesan un tenso momento por el resurgimiento de un movimiento rebelde.

“Tampoco podemos olvidar el tamaño de Ruanda. Es un país de poco menos de 30.000 km cuadrados, es el cuarto país más pequeño y el más densamente poblado en África continental, así que pensar que puede incorporar de manera ordenada y segura a decenas de miles de migrantes es complicado”, apunta Estefan.