La mañana del 9 de julio del 2010, la pista de aterrizaje de un aeropuerto en Viena, Austria, se convirtió en el escenario de una situación digna de las más elaboradas películas sobre espionaje. En ella aterrizaron dos aviones: uno provenía de Nueva York y el otro de Moscú. Al interior viajaban dos grupos de espías que serían intercambiados en una situación sin precedentes desde el final de la Guerra Fría. Más increíble aún, dos de los espías tenían nacionalidad peruana.
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El intercambio fue cubierto por la prensa internacional. Tan solo 90 minutos después, ambas aeronaves partían de regreso a sus países. Este era el último episodio de una trama que había captado la atención del mundo entero por dos semanas.
Todo comenzó el 27 de junio del 2010, día en el que la policía estadounidense arrestó a 10 personas: Anna Chapman, Richard Murphy, Cynthia Murphy, Michael Zotolli, Patricia Mills, Mikhail Semenko, Donald Howard Heathfield, Tracy Lee Ann Foley, y los dos nombres que mayor interés levantaron por estas latitudes: Juan José Lázaro Fuentes y Vicky Peláez Ocampo.
Estos dos últimos eran peruanos, o al menos eso decían sus papeles.
La investigación estadounidense reveló que Lázaro se llamaba en realidad Mikhail Anatolyevich Vasenkov, un espía de la KGB que había adquirido la nacionalidad peruana para luego emigrar junto a su esposa, Peláez, periodista de prensa escrita y televisión peruana que posteriormente trabajó en un diario latino en Estados Unidos.
El último 6 de abril, el Servicio de Inteligencia Extranjera de la Federación Rusa (SVR) informó que Vasenkov había muerto. No se detalló la causa ni el lugar de su deceso. Misterios propios de un espía.
Los rostros de Vasenkov
En enero del 2020, la SVR decidió desclasificar la biografía de siete exespías rusos, en la lista figuraba Vasenkov.
Esto permitió, finalmente, armar el entramado rompecabezas sobre su vida. Nació el 9 de octubre de 1942 (los estadounidenses pensaban que había nacido el 6 de septiembre de 1943) en el pueblo de Kuntsevo, Moscú. Se graduó a los 23 años y con honores de la Escuela Superior de Comando de Armas de Moscú y un año más tarde ingresó a la KGB, la agencia de seguridad de la entonces Unión Soviética.
En 1968 pasó a las filas de la PGU, la unidad dedicada a la inteligencia en el extranjero. Su primer destino, en 1975, fue España. Al año siguiente, falsificó un pasaporte uruguayo y se convirtió en Juan José Lázaro Fuentes. Con este documento ingresó al Perú.
Según la biografía publicada por el Gobierno Ruso, su llegada a nuestro país estuvo motivada por el golpe de Estado en contra de Juan Velasco Alvarado. “En Moscú surgieron los temores de que el general Francisco Morales Bermúdez, que había llegado al poder, tomara un rumbo hacia el acercamiento a Estados Unidos, y una de las tareas de Vasenkov era aclarar las intenciones políticas de la nueva dirección del país”, reseña.
Lázaro llegó a nuestro país con nacionalidad uruguaya y la historia de que había vivido desde los 7 años en Barcelona. Estudió periodismo, fue entrenador de artes marciales y trabajo en algunas revistas limeñas.
Fue durante esa época cuando Lázaro coincidió con el internacionalista y catedrático Juan Velit, ambos trabajaban en la fenecida revista Punto.
“Él argumentaba que era uruguayo y que había salido de su país por la represión. En una ocasión, hace ya 40 años, recuerdo que le dije que no hablaba español como uruguayo ni argentino, ni siquiera como si el español fuese su lengua materna. Él se molestó, se enfureció, pero después volvimos a tener relación”, cuenta Velit para El Comercio.
El académico recuerda, además, cómo recibió la noticia sobre su captura en el 2010. “Sorprendente. Algo así es sorprendente. Yo tenía algunas dudas sobre su forma de hablar, las que te comenté antes. Pero jamás imaginé que era un agente soviético. Luego perdí contacto con él. Hace unos 8 o 10 años unos amigos me contaron que lo vieron en el Perú, pero yo nunca más lo volví a ver”, narra.
La periodista y el espía
Lázaro recibió la ciudadanía peruana en 1979, tres años después de su llegada al país. Durante este tiempo conoció a Virginia Peláez Ocampo, periodista nacida en Cusco con quien se casó en 1983 luego de que -según la biografía publicada por el Gobierno Ruso- recibiera la aprobación de sus jefes en la KGB.
Peláez trabajaba en el Canal 2 y su nombre cobró notoriedad en diciembre de 1984, luego de ser capturada junto a su camarógrafo por el grupo terrorista MRTA. Ambos fueron liberados semanas más tarde luego de que el medio accediera a transmitir una proclama de los subversivos ante las amenazas contra la vida de los rehenes. Peláez, posteriormente, publicó una entrevista a sus captores donde denunciaba las torturas perpetradas por la policía en Cusco.
En 1985, Lázaro y Peláez decidieron mudarse a Estados Unidos, alegando ante sus jefes soviéticos “la falta de condiciones laborales en Lima”. Con ellos viajó Waldo Mariscal, hijo de un compromiso previo de Peláez. Antes de su partida, el matrimonio transfirió un departamento que había comprado en las Torres de Limatambo, en San Borja, a la ciudadana Eva Ocampo.
El Comercio se contactó con el esposo de la ciudadana mencionada, quien aseguró que la única relación que guardan con Peláez es el parentesco familiar de Eva Ocampo con la periodista. Resaltó, además, que no mantienen contacto con Peláez “desde hace mucho tiempo”.
Operación “Historias de Fantasmas”
Ya en Estados Unidos, la familia Lázaro Peláez se estableció en el barrio de Yonkers, en Nueva York. Lázaro se licenció en Ciencias Políticas por la New School for Social Research y Peláez comenzó a trabajar en el periódico en español “El Diario”, donde llegó a ser editora de la sección Política.
Lázaro, por su parte, impartió cursos de política latinoamericana en el Baruch College de Manhattan. Peláez obtuvo la nacionalidad estadounidense y Lázaro consiguió la residencia.
Todo indicaba que era un matrimonio corriente; sin embargo, las autoridades de contrainteligencia ya iban tras sus pasos.
Si bien el registro militar ruso detalla que Vasenkov se retiró en el 2004 con el grado de coronel debido a haber alcanzado la edad límite de servicio, documentos presentados durante el caso en su contra demostraron que siguió proporcionando de información a Moscú.
Según artículos rusos sobre Vasenkov, el espía había conseguido estrechas relaciones con funcionarios del ala izquierda del Partido Demócrata e incluso habrían proporcionado “información sobre los viajes al extranjero programados para los próximos años del presidente estadounidense”, sin detallar a cuál de los cinco mandatarios que tuvo el país durante su estancia se refiere.
Conversaciones interceptadas por el FBI contra “los Yonkers”, como se denominó al matrimonio Lázaro Peláez por su lugar de residencia, demostraban que la periodista peruana estaba al tanto de las operaciones de su esposo. En una conversación del 2002, Peláez le responde “¿entonces para qué te tienen? Si no les importa el país... ¿para qué tienen los servicios de Inteligencia?”, luego de que Vasenkov le expresara que en Rusia no consideraban “valiosa” la información que estaba enviando.
Otro documento judicial da cuenta sobre los viajes que realizaban Peláez y Lázaro a “una nación sudamericana”, presumiblemente el Perú, para recoger maletines con dinero enviados por las autoridades rusas.
En otra conversación, captada en enero del 2003, Lázaro le indica a Peláez que “cuando vayas al (país sudamericano) voy a escribirte en ‘invisible’ y tú se lo darás en un libro”, a lo que la periodista responde “Oh, ok”.
En todo caso, el fin de esta historia de espionaje se comenzó a escribir el 27 de junio del 2010, cuando el coronel ruso Alexander Poteev fue arrestado por los servicios de Inteligencia estadounidenses. Poteev es considerado un traidor por Rusia, debido a que reveló la identidad de 10 espías encubiertos que habían conseguido mimetizarse por diferentes puntos del país.
Además de los Yonkers, habían operaciones en ciudades tan importantes como Boston o Virginia. Las pruebas recogidas por el FBI en la denominada operación “Historias de Fantasmas” llevaron a que el caso se acelere, además el trato ofrecido por el Gobierno Federal de intercambiar a los espías por otros cuatro espías capturados en Rusia llevó a que el grupo se declare culpable.
Peláez inicialmente mostró cierta resistencia a declararse culpable pero finalmente cedió. Argumentaba que desconocía la verdadera identidad de su esposo.
Cabe resaltar que del otro lado, el entonces presidente Dimitri Medvedev emitió un indulto especial para los cuatro espías que llevaban años purgando sus condenas en Rusia. En el grupo se encontraba Sergei Skripal, quien en el 2018 fue protagonista de otra noticia de alcance mundial al ser envenenado junto a su hija en Reino Unido. El episodio fue vinculado al presidente Vladimir Putin y a los servicios secretos rusos.
Regreso al Perú
Los espías fueron recibidos en Rusia como verdaderos héroes. Fueron condecorados por el entonces primer ministro Putin y se les ofreció una vivienda en Moscú, además de una pensión vitalicia por su servicio a la patria.
Vasenkov y Peláez, sin embargo, rechazaron estos beneficios y expresaron sus deseos de volver al Perú. Entre el 2011 y el 2013, al menos la periodista habría vuelto a nuestro país.
Su hijo mayor, Waldo Mariscal, hizo lo propio. La información disponible en registros públicos señala que él viviría en la ciudad de Cusco y se especula que su madre también, aunque El Comercio no ha podido confirmar esto último pese a los esfuerzos de comunicarse con Peláez.
Sobre Vasenkov, quien recibió la Orden Rusa de Valor en el 2010, galardón que se sumó a la Bandera Roja que le otorgaron en 1988 y a las Órdenes Soviéticas de Lenín de 1990, hay menos certezas aún.