La tan advertida invasión de Rusia a Ucrania continúa maximizando las tensiones, con amenazas de ambos lados. Mientras los aliados occidentales, con Estados Unidos a la cabeza, volvieron a advertir a Moscú de “sanciones masivas” si se concreta algún ataque militar, Rusia anunció una serie de ejercicios aéreos en la península de Crimea, que se anexó en el 2014, y en otras dos regiones fronterizas.
Mientras continúan las diatribas, hay un aspecto que para el Kremlin es una línea roja, y es la respuesta por escrito que la OTAN debe entregar esta semana sobre las garantías de seguridad que Moscú exige y que es el nudo -o pretexto- para avanzar o retroceder.
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“Antes de entender cómo vamos a continuar hay que recibir el texto (de las respuestas), que esperamos esta semana”, señaló este martes el portavoz del Kremlin, Dmitri Peskov.
Las garantías de seguridad exigidas por Moscú incluyen poner freno a una mayor expansión de la OTAN hacia su frontera, en particular a Ucrania y Georgia; el cese de toda cooperación militar con las antiguas repúblicas soviéticas (Rusia es muy sensible con respecto a su histórica zona de influencia); y la retirada de las tropas y armamentos de la OTAN a las posiciones que ocupaban antes de 1997.
Después de varias reuniones diplomáticas realizadas entre ambas partes durante enero, tanto Estados Unidos como la OTAN se comprometieron a entregar esta semana las respuestas por escrito a este pedido de garantías, pero el documento aún no aparece.
¿Estamos, entonces, ante una guerra inevitable?
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Para el analista y experto en seguridad, Román Ortiz, el presidente ruso, Vladimir Putin, está en un callejón sin salida. “Llegado a este punto es muy difícil imaginarse que pueda dar marcha atrás, sobre todo porque las peticiones que ha hecho resultan imposibles de aceptar para la OTAN”, explica a El Comercio.
“Es muy difícil saber cuál va a ser el desenlace, pero me parece extremadamente difícil que no terminemos en una clase de confrontación militar. La gran pregunta es cuál será el tamaño y el alcance de esta confrontación”, añade.
Según señala, la OTAN sí enviará sus respuestas por escrito. El detalle es que las respuestas no serán las que espera Putin. “Lo que va a decir la OTAN es que se reserva el derecho a aceptar a los países que ellos consideren. Es decir, no van a aceptar el veto que quiere imponer Putin”, estima.
Ya había comentado a este Diario el embajador ruso en el Perú, Igor Romanchenko, sobre la importancia de la respuesta escrita de la OTAN y Washington: “Para nosotros es importante obtener garantías de seguridad jurídicamente vinculantes y escritas en papel (sabemos muy bien como cumplen nuestros socios occidentales sus compromisos verbales)”.
¿Un búmeran?
“Como en cualquier crisis también hay un componente teatral, y ese componente es esto de las respuestas escritas. Yo creo que la gran amenaza para Putin es que Ucrania se convierta en un país próspero y democrático, y eso puede debilitar al régimen ruso, porque Ucrania sería la demostración de que Rusia podría ser distinta”, señala Ortiz.
“Putin ya no necesita ningún pretexto para intervenir, él ya tomó la decisión”.
En medio de toda esta tensión, hay que agregar un componente que no se esperaba en el corto plazo: países neutrales como Finlandia y Suecia, que además son miembros de la Unión Europea, han reactivado el debate sobre su posible adhesión a la Alianza Atlántica. Finlandia, además, limita con Rusia.
Sanciones a la economía rusa
Entre tanto, las advertencias continúan yendo y viniendo de ambos lados. Una fuente de alto nivel de la Casa Blanca señaló a los medios que ya están preparando sanciones “con consecuencias masivas”, como prohibir la exportación a Rusia de tecnología estadounidense.
“Las opciones de control de exportaciones que estamos considerando con nuestros aliados asestarían un golpe duro a las ambiciones de Putin de industrializar su economía y afectaría a áreas que son importantes para él, por ejemplo, la inteligencia artificial, las computadoras cuánticas, la defensa, el aeroespacial y otros sectores clave”, detalló el funcionario.
Sin embargo, Rusia ya se ha estado preparando para un escenario potencial de fuertes sanciones occidentales, reforzando localmente su economía e incrementando sus reservas. Al mismo tiempo, Rusia manifestó su preocupación por la decisión de Estados Unidos de poner en “alerta elevada” a 8.500 soldados para un eventual despliegue en el este de Europa, y este martes realizó una serie de ejercicios militares aéreos, en el que participaron más de 60 aviones de combate, entre cazas Su-27SM y Su-30SM2, y cazabombarderos SU-34.
El Ministerio de Defensa ruso también anunció ejercicios militares en la circunscripción oeste, que tiene frontera con Ucrania, Bielorrusia y los países bálticos.
“Yo no me imagino a Putin dando marcha atrás, a menos que pueda decir que consiguió algo, pero sus exigencias son extremas. Y creo que uno de los factores claves acá es que necesita firmar su control político dentro de Rusia”, finaliza Ortiz.
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