Katmandú. Los ojos bordeados de azul de la atalaya de Swayambhunath en Katmandú miran silenciosos desde una colina que domina la ciudad.
Pero desde que Nepal se sacudió por un terremoto monumental hace una semana, esos ojos han observado una nación en duelo, como también el microcosmo de destrucción y desesperación dentro del mismo templo.
Aquí, los monos corretean por las ruinas de un par de edificios construidos por el rey Pratap Malla a comienzo del siglo XVII. Monjes con túnicas de color azafrán retiran reliquias de oro y alfombras del monasterio en ruinas. Los religiosos y los vendedores del templo se agolpan en carpas y duermen en medio de la oscuridad aguardando que las autoridades reparen las líneas del tendido eléctrico.
Swayambhunath, que data del siglo V, es uno de 68 sitios históricos en Nepal que resultaron dañados por el sismo, según Nipuna Shrestha, de Unesco, en base a las cifras preliminares del Departamento de Arqueología. Eso significa casi el 80% de los tesoros históricos en siete zonas declaradas Patrimonio Cultural de la Humanidad solo en el Valle de Katmandú.
Pocos comparan la pérdida de tesoros históricos y culturales con la miseria humana provocada por el terremoto de magnitud 7,8 que ha matado a más de 6.600 personas, dañó más de un millón de viviendas y desplazó a casi tres millones de personas. Pero de todos modos "es difícil describir lo penoso que resulta esto", se lamentó Shrestha. "No son solo monumentos sino parte de nuestra vida cotidiana. Es como perder parte de la familia".
Shrestha dijo que por lo menos se sabe que 18 monumentos resultaron dañados en otros sitios, aunque las informaciones son incompletas debido a que las líneas telefónicas están cortadas como también los caminos debido a aludes. Los monumentos más afectados eran de ladrillo y madera.
Imágenes aterradoras cargadas en YouTube en el momento en que tembló el suelo debajo del complejo de templos de Bhaktapur, al este de la capital, muestran trozos de mampostería que caen del techo de un templo desvencijado en medio de una nube de polvo marrón. Se oyen los gritos de los turistas, algunos de los cuales corren despavoridos.
El primer ministro Sushil Koirala dijo esta semana que la prioridad del gobierno es la ayuda y rescate de los sobrevivientes. Aunque también prometió reconstruir "todas las estructuras de significación histórica, religiosa y arqueológica".
Pero en una nación empobrecida que se esfuerza por ayudar a los vivos, es difícil imaginar cómo y cuándo podrá llevarse a cabo.
Entre los monumentos destruidos en la capital figura la Torre Dharahara, de nueve pisos, que estaba coronada por una estatua de Shiva, el dios de la destrucción en el hinduismo, la religión predominante entre los 28 millones de nepaleses. La segunda religión es el budismo.
La policía dijo que extrajo por lo menos 60 cadáveres, en su mayoría de personas que estaban dentro de la estructura con una escalera en espiral de 213 escalones. Construida en 1832, fue parcialmente destruida en un terremoto en 1934, y al igual que muchos sitios averiados en el país fue reconstruida. Ofrecía vistas panorámicas de la ciudad. Todo lo que quedó fue la base.
Amrit Sharma, un ciudadano indio que se crio y ha vivido casi toda su vida aquí, dijo que la torre era "algo así como nuestro Monumento a Washington, nuestro Empire State".
"El daño a todos estos sitios no es solo una gran pérdida para Nepal sino también para la humanidad", agregó. "La gente viene de todo el mundo para verlos. Pero para nosotros no son solamente atracciones turísticas. Si los perdemos, perdemos también parte de nuestro pasado".
Entre los sitios más afectados se encuentra el centro histórico de Katmandú, el complejo de la Plaza Durbar. Construido entre los siglos XII y XVIII, es un sitio donde se ha coronado a reyes y donde se llevan a cabo festivales religiosos.
El miércoles, en Swayambhunath, lama Zoba, un monje budista, miraba la cúpula blanca del templo. Los ojos pintados sobre la cúpula dorada simbolizan la naturaleza omnisciente de Buda. "No se puede comparar esta pérdida a la de la vida humana", afirmó. "Pero uno no puede resucitar a los muertos. Y el templo será reconstruido. Y lo usaremos para orar por sus próximas vidas".