Riad. Cuatro días después de la sangrienta estampida en La Meca, Irán, la potencia chiita de Medio Oriente, subió el tono contra la sunita Arabia Saudí, que acusa a Teherán de "politizar" el drama.
Las relaciones entre Riad y Teherán, tensas desde el establecimiento de la República Islámica en 1979, han empeorado estos últimos años a raíz de la crisis siria, la guerra en Yemen y, más recientemente, el acuerdo nuclear cerrado entre Irán y las grandes potencias.
La República Islámica exigió "disculpas" del reino saudí este domingo, tras haber pedido en vano participar en la investigación de la trágica estampida que costó la vida a 769 peregrinos, de los que al menos 144 eran iraníes, el jueves en La Meca.
Respondiendo a las críticas de Teherán, el ministro de Relaciones Exteriores saudí, Adel Al Jubeir, replicó el sábado que "los iraníes tienen mejores cosas que hacer que explotar políticamente una tragedia que afectó a gente que llevaba a cabo sus ritos religiosos más sagrados".
Las autoridades saudíes todavía no han facilitado resultados de la investigación de la tragedia, la más grave ocurrida en un hach en los últimos 25 años.
El drama se produjo días después de que más de 100 peregrinos fallecieran por la caída de una grúa en la Gran Mezquita de La Meca.
Jubeir afirmó que Riad "rendiría cuentas de los hechos a medida que se vayan conociendo".
"No disimularemos nada. Si se cometieron errores, aquellos que los cometieron serán considerados responsables", aseguró a los periodistas en Nueva York en presencia del secretario de Estado estadounidense, John Kerry.
Mientras que responsables saudíes atribuyeron la tragedia, acaecida durante el ritual de la lapidación de Satán, a la falta de disciplina de los peregrinos, el gran muftí de Arabia Saudí, el jeque Abdel Aziz al Sheij, liberó a su país de toda responsabilidad. "La suerte y el destino son inevitables", declaró.
Sin embargo, Irán, que pagó el precio más alto en el drama del jueves con, además de sus 144 muertos, 85 heridos y 323 desaparecidos, cuestionó a los saudíes por la organización del hach, que juzgó deficiente, y denunció su falta de cooperación.
Los dirigentes saudíes "deberían presentar sus disculpas a la comunidad islámica y a las familias en duelo", lanzó el guía supremo iraní, el ayatolá Ali Jamenei, citado el domingo por la prensa de Teherán.
Por su parte, el presidente iraní, Hasan Rohani, pidió a Naciones Unidas que "recuerde al gobierno saudí sus deberes", durante un encuentro en Nueva York con el secretario general de la ONU, Ban Ki-moon.
En Turquía, un dirigente del partido islamoconservador en el poder propuso que su país organice el hach pues "los lugares santos del islam pertenecen a todos los musulmanes", unas declaraciones de las que el presidente, Recep Tayyip Erdogan, se desmarcó.
En Arabia Saudí van creciendo las voces que denuncian un supuesto complot.
"Es una campaña de difamación contra Arabia Saudí orquestada por sus enemigos", escribió el experto Rasheed Abu Alsamh en el diario Arab News este domingo, rechazando por "ridículas" las peticiones de internacionalizar los lugares santos.
Para el analista saudí Abdalá al Otaibi, la idea de "internacionalizar el hach rezuma, desde hace años, la propaganda iraní, rechazada por los musulmanes", según escribió el domingo en el diario árabe Asharq Al Awsat.
Cerca de dos millones de fieles, 1,4 millones de los cuales procedentes del extranjero, participaron este año en el hach, uno de los cinco pilares del islam que todo fiel debería cumplir al menos una vez en su vida si tiene la posibilidad.
Fuente: AFP