Las tres cosas que Perú debe cambiar para ser más democrático

El informe publicado publicado por The Economist Intelligence Unit pone al Perú en el puesto 63 de las democracias a nivel mundial, calificándolo como un país con una democracia imperfecta.

¿Cuánto recorrido nos falta para ser como Noruega? ¿Qué hay que hacer para tener una democracia como la de ellos? ¿Cómo acercarnos, desde donde estamos, hasta la cima del Índice de Democracia?

El índice en cuestión ubica a nuestro país en el puesto 63 de la clasificación general, justo por debajo de Colombia y detrás de otros países de la región como Uruguay (18), Chile (32), Brasil (44) y Argentina (52).

Perú tiene 6,54 puntos en un análisis de 167 naciones en la que Corea del Norte es el país menos democrático, con apenas 1,08.

El estudio evalúa cinco factores: proceso electoral y pluralismo, libertades civiles, funcionalidad del gobierno, participación política y cultura política, donde nuestro país tiene suerte diversa.

El Perú resulta mejor parado en temas como Proceso electoral y pluralismo, en el que 9.17 puntos y está igualado con otros 20 países en el puesto 36 de ese apartado, o libertades civiles (8,53 igualado con 8 países en la posición 45).

Sin embargo, en Funcionalidad de Gobierno, Participación Política y Cultura Política, nuestro país arrastra problemas similares al de otros países de la región.

Según el informe, en el apartado Funcionalidad de gobierno estamos igualados en el puesto 85 con Bolivia, Moldavia, Namibia y Ruanda, con 5 puntos.

En Participación política tenemos 5 puntos y estamos igualados con 22 países como Paraguay, Rusia, Singapur, Yemen, Madagascar, Egipto y Ecuador, en la posición 74.

El detalle radica que en este apartado tenemos un menor puntaje que Venezuela, que tiene 5,56.

Lamentablemente, el punto en el que estamos con mayores necesidades es en Cultura política, donde estamos igualados con 31 países desde el puesto 89, con cinco puntos.

Si bien actos de participación ciudadana como el que provocó que la llamada “Ley Pulpín” fuera derogada podrían parecer --para algunos-- suficiente para hablar de una sociedad democrática, aún hay mucho por hacer.