La guerra entre Rusia y Ucrania está por llegar a los 28 meses y en las últimas semanas las fuerzas del Kremlin han logrado algunos avances en el noreste del país invadido, lo cual refleja que la lentitud en la llegada de ayuda militar a Kiev por parte de Estados Unidos y sus aliados occidentales ha terminado por pasar factura al régimen ucraniano.
Los días 15 y 16 de junio, en Lucerna (Suiza), se llevará a cabo la conferencia de paz sobre Ucrania con la participación de cerca de un centenar de líderes mundiales y sin Rusia. El mandatario ucraniano, Volodimir Zelenski, ha dicho que están dispuestos a trabajar “todas las posibles salidas” al conflicto y a aceptar las propuestas que les efectúen los países asistentes a la cita, y que estos en su momento se las presenten a Rusia.
Quizá también en esa conferencia se pueda llegar a un acuerdo sobre un asunto que quita el sueño en estos días al régimen de Kiev para revertir el curso desfavorable de la guerra en estos momentos.
De gira por España, Bélgica y Portugal, el presidente de Ucrania, Volodimir Zelenski, acaba de volver a pedir siete sistemas de defensa antiaérea Patriot para enfrentar las más de 3.000 bombas guiadas que lanza Rusia cada mes sobre su país. Estos artefactos vienen dotados de un plan de navegación que permite que sean lanzados desde aviones a gran distancia del objetivo, y ello ha sido clave en los inocultables últimos avances del Kremlin en la conflagración
Pero Zelenski sabe perfectamente que ello no es suficiente. Quien se atrevió a decirlo fue su ministro de Exteriores, Dmitro Kuleba, quien instó a sus homólogos de la Unión Europea (UE) a levantar la actual prohibición de atacar, con el armamento que envían sus países a Kiev, objetivos militares situados en territorio ruso. Hasta ahora, estadounidenses y europeos se han opuesto a ello por temor a una escalada mayor en el conflicto.
Esta postura ya empezó a ser debatida entre los aliados. Italia y Alemania han reafirmado su oposición a levantar esta restricción en sus envíos de armas. EE.UU. y España han respondido con ambigüedad a la solicitud ucraniana. Gran Bretaña ya hizo oficial que da luz verde a Kiev para atacar suelo ruso con sus misiles y el presidente de Francia, Emmanuel Macron, se ha expresado en la misma línea. Por su parte, el secretario general de la OTAN, Jason Stoltenberg, ha dicho que “llegó el momento de reconsiderar” esta restricción.
El gobernante ruso, Vladimir Putin, ha amenazado a Europa con “graves consecuencias” en caso de que los estados de la OTAN permitan a Ucrania el uso de armamento occidental contra objetivos en suelo ruso. Además de aludir a la posibilidad de un conflicto global, se preguntó si Washington realmente desea llegar a un acuerdo en materia de armamento estratégico en vista de que Moscú no ve, por el momento, “grandes deseos”.