Ucranianos que resisten en su país narran los horrores vividos en el primer año de una guerra que –pese a los bombardeos, cortes de electricidad y pérdidas incalculables– no les quita la esperanza y el orgullo por su nación. Desde Kiev y otras ciudades, renuevan el clamor de ayuda a la comunidad internacional, mientras cuentan los días para el fin de un conflicto que cambió sus vidas para siempre.
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“Vivo en los suburbios de la ciudad de Zaporiyia, a 30 km del campo de batalla. La situación es muy tensa y los misiles atacan muy a menudo. Es realmente difícil psicológicamente vivir en constante miedo y tensión. Los momentos más duros fueron el comienzo de la guerra porque los misiles eran realmente ruidosos y terribles. Unas semanas más tarde tuve que abandonar mi casa natal y me convertí en refugiada de guerra en Polonia, donde permanecí cuatro meses, mientras mis padres estaban en Zaporiyia. Volvimos a casa en junio cuando murió mi padre. Es muy duro ver nuestra ciudad en ruinas”.
Olha Katrusha, profesora de inglés, 24 años, Zaporiyia
“Es terrible procesar que la guerra lleve un año. Mientras escribo esto, nuestra ciudad está siendo bombardeada. Es difícil describir con palabras lo que se siente pensar que cada día puede ser el último para ti y tu familia. Nadie pensó que esto sería posible en el siglo XXI. Todos escucharon, todos vieron que las tropas se estaban formando, pero nadie creía que los rusos serían capaces de tal cosa. Es difícil señalar el momento más duro. Ha habido muchos. Fue difícil tomar la decisión de huir o quedarse. Es difícil poder conciliar el sueño cuando se inician los bombardeos. Es difícil trabajar bajo fuego. Estuve bajo fuego de artillería tres veces, los proyectiles cayeron a 20 y 50 metros de mí. La comunidad internacional debe entender que la guerra puede afectar a todos. La guerra es una catástrofe que no se puede tolerar. Y si ya se ha permitido, entonces debe detenerse. Para los ucranianos, mi mensaje es uno solo: ¡gloria a Ucrania! Ucrania es inquebrantable e invicta”.
Didenko Denys Serhiyovych, empresario, 28 años, Járkov
“Pido a Dios que le dé salud y fuerzas a los que luchan por nosotros para que regresen sanos y salvos a sus casas. Produce un sentimiento amargo el estar sufriendo inmerecidamente todo esto. Especialmente es doloroso por los niños; muchos de ellos han perdido la vida. Rusia debe ser castigada, la maldad debe ser castigada o continuará sembrándose en el mundo. El momento más terrorífico fue el bombardeo aéreo masivo en Kiev el 10 de octubre del 2022. Fue terrible ver volar drones y misiles y no saber dónde iban a caer. A la comunidad internacional le deseo lucidez, pues aún hay países que respaldan a Rusia”.
Melanya Kovalchuk, jubilada, 74 años, Kiev
“Los momentos más duros son cuando pierdes a tus compañeros de armas. Todos luchan con valentía. Siento un enorme cansancio psicológico. A los tres días del inicio de la guerra supuse que duraría mucho, pero, claro, quisiera que se acabe cuanto antes. El peor momento fue cuando, en la región de Járkov, los rusos nos disparaban desde un tanque y yo estaba armado solo con un fusil automático. Estaba en una trinchera junto con un compañero rezando que no nos den. A mis compatriotas les digo que no bajen los brazos y que se mantengan unidos. Y los rusos deben saber que pagarán por todos los crímenes cometidos contra mi pueblo”.
Volodymyr Kovalchuk, en servicio militar, 43 años, Kiev
“Solo siento admiración por mis compatriotas, por su instantánea organización y unión, y por su resistencia. Hasta ahora tengo la sensación de que esto es algo surreal. Este año fue muy difícil para mi familia. Primero llegó la muerte de mi padre, cuyo corazón no resistió todo esto. También recuerdo la llamada de Volodymyr, mi pareja, porque entendí que si te llaman desde la primera línea de fuego es solo porque algo terrible podría suceder. Hemos resistido y tenido la paciencia ante los ataques rusos. El ingenio y habilidad nos permiten mantenernos en pie”.
Yuliya Slyvinska, farmacóloga, 45 años, Kiev
“Ha sido el año más largo de mi vida. Nunca hubiera pensado que esto sería posible en el siglo XXI. Los momentos más aterradores ocurrieron al inicio de la guerra. No estábamos preparados psicológicamente, no sabíamos cómo actuar ni qué hacer. Es especialmente difícil ver cuando los cuerpos de los muertos son traídos a tu ciudad cada semana. No puede haber negociaciones entre las dos partes, Rusia es un país que no cumple su palabra. ¡Rusia comenzó una guerra, Ucrania la terminará! ¡Y no puede haber ninguna amistad con el país agresor!”.
Yaroslava Moskatova, maestra, 28 años, Kostopil
“Nadie podría siquiera imaginar que en el siglo XXI podría haber una guerra en el mundo civilizado. Parece que la guerra durara más de un año. Este tiempo se siente muy largo porque no vives libremente, ¡simplemente existes! ¡No sabes lo que sucederá en un minuto, una hora, ni qué decir sobre el mañana! Lo más duro fue despedirme de mi esposo en la frontera. Se sentía como si nunca fuéramos a volvernos a ver. No tiene sentido ponerse en contacto con los representantes del país del terrorista. La comunidad internacional, en mi opinión, no está haciendo todo lo posible por frenar esto. ¡Los civiles mueren todos los días, y estamos esperando armas, defensa aérea, pero es como si no fuera urgente!”.
Yuliya Vasylchuk, 29 años, Kostopil
“Es un honor pertenecer a una nación muy valiente y patriótica, que tiene el orgullo de defender a su pueblo. Vivimos una desigual y abusiva guerra. Nos atacaron sin aviso, sin una razón lógica. Al inicio hubo mucho miedo por la familia y los amigos, pero de alguna manera supimos resolverlo. Hemos vivido en nuestra propia piel todo el conflicto. A los rusos les decimos: “No ingresen a asesinar, robar, violar y destruir a otro país con razones tontas, solo por tener armas atómicas o por querer quedarse en el gobierno por 20 años más”. Ucrania necesita ayuda internacional para afrontar a este enemigo del mundo democrático”.
Iván y Olga Figueroa, Ingeniero y economista, 49 años / Administradora de un parque acuático, 49 años, Kiev
“Nunca pensé que una guerra fuera posible en nuestros países, especialmente entre pueblos hermanos. Es duro ver el resplandor de los incendios y escuchar las explosiones, pero lo más terrible es la muerte de personas, tanto de nuestros defensores como de la población civil: bebes, niños, mujeres embarazadas. Esta es una guerra agresiva y criminal. Se cometen delitos de genocidio, crímenes de lesa humanidad y crímenes de guerra. Es un ataque contra toda la humanidad. Espero que la comunidad internacional influya en una mejor solución para terminar esto lo antes posible. ¡Paren el terror! ¡No más amenaza nuclear!”.
Lyubov Korol, profesora de música, 48 años, Poltava
“Al inicio no podía creer que Rusia comenzara una guerra tan vil y cruel. La guerra comenzó a las 05:00 a.m. del 24 de febrero del 2022. Escuché sonidos de fuertes explosiones afuera de mi ventana. Ese fue el comienzo de nuestro infierno. Rusia comenzó la destrucción de nuestro mundo pacífico. Cada día vivido desde entonces puede llamarse el más terrible. Todos los días, personas pacíficas en Ucrania mueren a causa de los cohetes rusos: mujeres, niños, ancianos. Los soldados rusos roban las casas de los ucranianos, violan a mujeres y niños, secuestran personas, torturan y disparan a hombres civiles. Desde el comienzo de la guerra, no estamos viviendo, ¡estamos sobreviviendo! Yo creo en la victoria de Ucrania. Todos deseamos una paz duradera y justa. Para ello, Rusia debe retirar inmediatamente sus tropas de nuestro territorio y asumir la responsabilidad de todos los crímenes de guerra y el genocidio que ha cometido en nuestro país”.
Oksana Tarasenko, abogada, 39 años, Kiev
“Yo esperaba que todo terminara rápido, pero, desafortunadamente, esta maldita guerra se prolongó durante un año. Todavía es difícil de creer, pero sí, hemos estado viviendo bajo bombardeos masivos durante 365 días, nos hemos estado escondiendo de los cohetes que vuelan sobre nuestras cabezas durante todo un año y seguimos aguantando. En las condiciones de la guerra y los ataques masivos, todos los días hay los momentos terribles. Nunca sabes cuándo te encontrarás con la muerte y la miras constantemente a los ojos. Te preocupas por tus hijos todos los días cuando los envías a la escuela y rezas a Dios para que los lleve a casa sanos y salvos. Vives estresado y preocupado con cada alarma porque quién sabe qué pasará. Cada segundo agradeces a Dios por tu vida y a tu ángel de la guarda por la paz de tus seres queridos. Solo tengo un deseo: ¡Victoria para Ucrania! Todos estamos trabajando fructíferamente en ello porque somos un equipo. ¡Somos la mejor nación del mundo!”.
Olga Yurivna Vakulenko, vendedora, 29 años, Rivne
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