Existe polémica sobre la fecha: hay quienes dicen que fue un día como hoy, solo que 1913, y otros que afirman que sucedió siete días después. Pero, ¿qué tanto importa cuándo Harry Brearley sacó del horno la primera barra de acero inoxidable?
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Se trata, sin duda, de uno de los inventos que revolucionó cómo se cocina en la actualidad. ¿Qué tan difícil era cocinar y almacenar los alimentos?
Según el portal del grupo Crisol, “en la Edad Media se cocinaba a fuego abierto y los útiles utilizados (de barro, hierro o bronce) solían ser ollas, sartenes y calderos”. Para el Renacimiento ya se podían encontrar “balanzas, tenazas, tenedores para asar, tamices o rejillas metálicas para asar a la parrilla”.
Los grandes cambios se sucedieron con la Revolución Industrial y ya para el siglo XIX, se encontraban “cacerolas de cobre o hierro forjado a cacerolas de aluminio”. Pero, en paralelo, las sociedades empiezan a reflexionar sobre los efectos nocivos que podían tener ciertos materiales.
En ese contexto es que nace Harry Brearley (1871 - 1948).
-Fue una casualidad-
Brearley nació en Sheffield, Inglaterra, y no tuvo una vida fácil. Según el archivo del Sheffield Museums, pertenecía a una familia pobre “que vivía en la parte trasera de Spital Street”.
“Su padre era un trabajador siderúrgico en Thomas Firth & Sons y su madre lavaba ropa para mantener a una familia de nueve hijos”, agrega el portal.
Tenía que ayudar en la casa, así que dejó el Woodside Board School y, cuando tuvo doce años, empezó a trabajar. Primero fue un mozo y, más tarde, lavó botellas de un laboratorio químico.
Pero sabía que necesitaba conseguirse mejores opciones, así que empezó a estudiar metalurgia. Con el tiempo, cuenta BBVA Open Mind, se convirtió en director de Brown Firth Research Laboratories, donde se encargó de “conseguir un material para [que] los cañones de las armas resistieran la erosión producida por el calor de los disparos”.
“Conociendo el elevado punto de fusión del cromo, Brearley mezcló este metal con el acero (a su vez, una aleación de hierro y carbono). Al tratar estas muestras con ácido para estudiar su estructura al microscopio, según la técnica habitual, Brearley observó que este acero era notablemente resistente al ataque químico”, escribe la web.
Y agrega: “La anécdota cuenta también que el metalúrgico notó cómo los pedazos descartados en el laboratorio no se oxidaban, pese a estar expuestos al agua y al aire”.
Sin quererlo, descubrió lo que ahora se conoce como acero inoxidable.
-Emprendedor-
BBVA Open Mind reconoce que Harry Brearley no fue el primero en dar con el acero inoxidable. Según la página, desde inicios del s. XIX, “varios científicos habían observado que el cromo prevenía el óxido en el acero y antes de mediados de siglo algunos investigadores y compañías ya fabricaban acero de cromo”.
Incluso, dice la web, “existen evidencias de la fabricación de armas con aleaciones de acero y cromo en el siglo XI en Chahak, en la antigua Persia”.
No es una exageración. Cuando Brearley se quiso expandir a otras latitudes, se dio cuenta que el mercado no era virgen. Pero, en vez de pelearse, decidió aliarse con la competencia. Una de ellas era liderada por Elwood Haynes, dueño de la patente en Estados Unidos, con quien finalmente fundó la American Stainless Steel Corporation.
Con el paso del tiempo, otras industrias empezaron a utilizar el invento. BBVA Open Mind anota:
“En 1930 se utilizó por primera vez de forma notable en un rascacielos, en el revestimiento de la corona del edificio Chrysler de Nueva York”.
¿Cómo funciona el invento? La misma página explica: “En general el acero inoxidable, del que existen distintos tipos, lleva al menos un 11% de cromo, a menudo combinado también con níquel o con otros metales o aditivos. El cromo actúa como barrera que impide la oxidación del hierro en contacto con el aire”.
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