A sus 59 años, Sunita Williams se embarcaba en la cápsula Starliner con un récord a cuestas: 320 días en el espacio en dos viajes previos. Era el 5 de junio, y la misión debía durar ocho días. Pero ya está orbitando la Tierra casi tres meses junto a Butch Wilmore, otro experimentado astronauta estadounidense. Ambos están sin pasaje de retorno por problemas técnicos y logísticos que aún no encuentran solución. Entre tanto, siguen varados en el espacio exterior.
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“Queremos ir y regresar lo más rápido posible para que puedan darle vuelta a nuestra nave espacial y aprender las lecciones de ello e incorporarlas en el próximo Starliner”, contaba Wilmore semanas antes del vuelo a la revista “Time”.
La misión era corta pero interesante: viajar hasta la Estación Espacial Internacional (EEI) y probar si la cápsula Starliner, desarrollada por la empresa Boeing, podía funcionar como “taxi espacial” para transportar astronautas. Sin embargo, el aparato empezó a dar problemas desde un inicio con fugas de helio y fallas múltiples en los sistemas de propulsión. La NASA no podía arriesgar a sus astronautas y hacerlos volar de nuevo en una cápsula que podría tener más problemas en el retorno. Así, los astronautas deben permanecer en la EEI hasta que se tome una decisión, que podría darse la próxima semana.
La primera opción -hasta ahora la más factible- es que Williams y Wilmore permanezcan hasta febrero, mes en el que podrían regresar en la cápsula Dragon de SpaceX, la empresa aeroespacial del millonario Elon Musk. El aparato está programado para llegar a la EEI en setiembre, en una misión conocida como Crew-9, y se quedaría hasta febrero del próximo año. De ser este caso, la misión solo volaría con dos astronautas -y no con cuatro, como está previsto- para que Williams y Wilmore puedan ocupar los otros dos asientos en su viaje de regreso a la Tierra.
De tomar esta alternativa, la cápsula Starliner volvería a la Tierra sin tripulación, lo cual supondría un gran golpe de imagen para Boeing que está intentando desarrollar con más fuerza sus aparatos espaciales. La partida, por el momento, la viene ganando SpaceX.
La segunda opción es que los astronautas regresen en la Starliner, confiando en que no haya ningún contratiempo. La empresa Boeing ha dicho que el tema de los propulsores no impediría el retorno seguro de Williams y Wilmore, pero hay demasiado en juego.
La tercera opción es que ambos regresen en una nave rusa Soyuz, pero la NASA prefiere no jugar la carta geopolítica, pues eso significaría ante los ojos del mundo que Moscú lance un salvavidas a Estados Unidos.
Sea la alternativa que tome la NASA, muchos están preocupados por la situación de los astronautas debido a la incertidumbre en la que están y el riesgo para su salud. Sin embargo, el panorama no es tan negativo, según comenta a El Comercio la astrofísica peruana Carla Arce Tord. “La estadía normal en la EEI es de seis meses y tanto Williams como Wilmore se quedarían un par de meses más de lo usual, que no es mucho, así que la vida de los astronautas no está en riesgo”, señala, apuntando que mientras todo esté bajo control y haya las provisiones suficientes no hay peligro. “Son astronautas preparados y con experiencia, así que no debería haber ningún problema, mientras ellos estén la Estación Espacial Internacional”.
Riesgos potenciales
No obstante, estar orbitando la Tierra durante meses no es precisamente vacacionar en la playa.
“Un astronauta tuvo un récord de permanencia de un año en la EEI, pero acá el tema de la salud es importante, sobre todo porque pueden ser afectados por osteoporisis”, comenta a El Comercio Julio Valdivia, director de Bioingeniería e Ingeniería Química de la Universidad de Ingeniería y Tecnología (UTEC).
“La inutilidad del músculo ante un efecto de la fuerza de gravedad lleva a que el hueso comience a descalcificarse. Se ha visto que gente que regresa después de tres meses ya tiene efectos graves de osteoporosis”, agrega.
1079 días en el espacio tiene el astronauta ruso Oleg Kononenko, destacado aún en la Estación Espacial Internacional. Es la persona con más tiempo que ha orbitado la Tierra.
665 días en el espacio es el récord de la estadounidense Peggy Whitson. El récord de días en una sola misión lo tiene Christina Koch, también de Estados Unidos, con 328 días.
Arce Tord también advierte de los potenciales peligros para los astronautas si tienen estadías prolongadas y continuas en el espacio. “Ellos reciben radiación directa solar, sobre todo los que salen a hacer caminatas espaciales, y también radiación de los rayos cósmicos. Otro tema son las condiciones de microgravedad pues pueden afectar el desarrollo muscular y las condiciones de los huesos”, agrega la astrofísica. Por eso, tienen que realizar obligatoriamente dos horas de ejercicio físico diario.
“Y el otro tema es el de la salud mental. Por eso se recomienda que las estadías no se extiendan porque estar lejos del ámbito familiar y confinados en una estación que orbita la Tierra puede tener un impacto en la salud mental a largo plazo”, comenta Arce Tord.
Asimismo, la alimentación en el espacio es sumamente importante, por ello los astronautas consumen 2.800 calorías al día.
¿Cómo es vivir en el espacio?
Mientras la NASA delibera, los astronautas vienen ayudando al resto de compañeros que están en la EEI en labores de investigación científica y de mantenimiento. Pero la estadía no es sencilla, sobre todo porque la estación internacional está diseñada para albergar a seis o siete personas, pero ahora son nueve, por lo que los desafíos logísticos son varios, sobre todo a la hora de dormir.
El 18 de mayo de 1991, Sergei Krikalev partió a bordo de la nave Soyuz para una misión de cinco meses en la estación espacial soviética MIR. La Unión Soviética se tambaleaba y la misión se extendió por tiempo indefinido dejando a Krikalev y dos astronautas más en el espacio. El 25 de diciembre de ese año, la URSS se disolvió. Después de darle 5 mil vueltas a la Tierra, Krikalev regresó en marzo de 1992 a la recién formada Federación de Rusia.
Sunita Williams ha debido acomodarse junto a otra astronauta en una pequeña cámara de sueño llamada CASA en el módulo Columbus. Wilmore la tiene más difícil y duerme en un saco de dormir atado a la pared en el módulo Kibo del área japonesa de la EEI.
Si bien los astronautas están entrenados para pasar largas temporadas en el espacio, Wilmore y Williams -que son capitanes retirados de la Marina y conocen de desafíos extremos- fueron para un viaje corto, por lo que no llevaron ropa adicional ni tampoco comida suficiente. De hecho, usaron la misma ropa durante dos meses (en el espacio no se puede lavar y los astronautas desechan la ropa cuando está muy sucia), hasta que la EEI envío recientemente alimentos y nueva indumentaria.
El problema de Boeing
El lanzamiento de Wilmore y Williams marcó el primer vuelo de prueba tripulado de la cápsula Starliner de Boeing. Según recuerda la cadena NBC, la misión fue diseñada para ser una prueba final crucial antes de que la NASA pudiera certificar a Boeing en vuelos regulares hacia la EEI, algo que SpaceX consiguió en el 2020.
Sin embargo, cinco de los propulsores de Starliner fallaron cuando la nave se acercaba a la estación espacial, lo que provocó demoras durante el proceso de encuentro y acoplamiento. De hecho, antes del lanzamiento de junio hubo problemas con filtraciones de hielo, lo que provocó retrasos en la fecha del vuelo.
“Estos procesos de acoplamiento, aunque no son incidentes frecuentes, son riesgos esperados”, explica Valdivia, quien señala que reparar la cápsula podría ser una opción a considerar, pero esto tomaría tiempo. “Pueden arreglarla, pero esto también implica riesgo y más gasto, porque el astronauta tiene que salir de la estación a reparar, a no ser que vaya un equipo para ello, lo cual tiene un costo muy alto”, añade. “Por un tema de seguridad, sería bueno que vaya una sonda única para rescatarlos”.
Para Arce Tord, tampoco es raro que estos aparatos para fines espaciales tengan desperfectos técnicos. “Este tipo de cápsulas, como la Starliner que va a transportar astronautas, son cada vez más complejas y delicadas. Por más pequeño que sea el desperfecto, lo ideal es que los astronautas estén asegurados al 100%. Si hay un mínimo porcentaje de probabilidades de que algo falle es mejor cancelar la misión”, explica.
Mientras la NASA toma su decisión, que debe suponer lo mejor para Williams y Wilmore, ambos aprovechan para seguir observando la Tierra a la distancia.
El próximo 27 de agosto se realizará un lanzamiento histórico: la misión Polaris Dawn, con cuatro tripulantes, despegará desde el Centro Espacial Kennedy para la primera caminata espacial privada a bordo de una capsula Dragon de Space X, la empresa de Elon Musk. El lanzamiento estaba previsto para el lunes 26, pero fue aplazado.
La tripulación la encabeza el multimillonario estadounidense Jared Isaacman, fundador de la compañía de pagos por Internet Shift4, y quien ya comandó en el 2021 la misión Inspiration2, la primera expedición totalmente comercial que orbitó la Tierra.
La caminata espacial de Polaris Dawn se hará a más de 700 kilómetros de la superficie de la Tierra, la mayor distancia para estas operaciones desde el programa Apolo de la NASA.