Ciudad del Vaticano [AP]. La drástica caída en el número de monjas en el mundo se debe en parte a sus miserables condiciones laborales y a los abusos sexuales y de poder que sufren a manos de sacerdotes y de sus propias superioras, afirmó la revista para mujeres del Vaticano.
La publicación “Women Church World” dedicó su edición de febrero al desgaste, trauma y la explotación que las hermanas religiosas han experimentado y cómo la Iglesia se ha percatado que debe modificar sus procedimientos si pretende atraer nuevas vocaciones.
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La revista reveló el jueves que el papa Francisco ha autorizado el establecimiento de una casa especial en Roma para monjas dadas de baja por sus congregaciones, quedándose prácticamente en la calle, ante lo cual algunas han sido obligadas a prostituirse para sobrevivir.
“Hay algunos casos en verdad difíciles, en los que los superiores retuvieron los documentos de identidad de las hermanas que querían dejar el convento, o de quienes fueron expulsadas”, dijo a la revista el cardenal Joao Braz di Aviz, prefecto de la Congregación para los Institutos de Vida Consagrada y las Sociedades de Vida Apostólica del Vaticano. “Hubo casos también en los que ellas se prostituyeron para sustentarse", agregó. "¡Se trata de exmonjas!”.
“Tenemos a personas heridas de las que necesitamos recuperar su confianza. Debemos cambiar esta actitud de rechazo, la tentación de ignorar a estas personas y decirles ‘ustedes ya no son nuestro problema’”. “Todo esto debe cambiar totalmente”, agregó.
La Iglesia católica ha visto una persistente caída en el número de monjas en el mundo por el fallecimiento de las hermanas ancianas y la disminución de las mujeres jóvenes que las sustituyen.
Las estadísticas del Vaticano del 2016 muestran que el número de hermanas disminuyó en 10.885 respecto del año previo, a un total de 659.445 a nivel global. Diez años antes, había 753.400 monjas en el mundo, es decir, la Iglesia católica perdió casi 100.000 hermanas en una década.
Las cifras para Europa suelen ser las peores en este aspecto, mientras que en América Latina se mantienen estables y en Asia y África van en ascenso.
La revista ya ha ocupado titulares noticiosos previamente por sus artículos en los que ha expuesto los abusos sexuales de monjas a manos de sacerdotes y las condiciones casi de esclavitud en las que a menudo las hermanas son obligadas a trabajar: sin contratos, y algunas haciendo labores serviles de limpieza para cardenales.