"Viajé desde Tailandia para poner un restaurante en VMT"
"Viajé desde Tailandia para poner un restaurante en VMT"
Renzo Giner Vásquez

Nací hace 29 años en Suphanburi al, norte de Bangkok, capital de Tailandia. Estudié Administración en la Universidad de Burapha. En el 2012 vine al Perú para hacer turismo y me terminé enamorando de Antonio. Junto a él somos dueños de Ají 555. Me gusta cantar en mis tiempos libres y mi deporte favorito es el básquetbol. Sueño con conocer Huaraz. Mi mayor virtud es que soy muy decidida, mi defecto es que duermo mucho. Pueden encontrarnos en Facebook como Ají 555 Real Thai Cuisine.

La comida tailandesa posee cerca de 100 tipos de arroz y sus platos varían entre picantes, salados, dulces, ácidos, amargos o los cinco al mismo tiempo. Desde hace dos años no hace falta viajar 33 horas en un avión para disfrutar de ella gracias a Chanidapa.

Cuando Chani decidió darle la vuelta al mundo para conocer el Perú no imagino que conocería a quien sería su esposo y mucho menos que se quedaría a vivir acá, a 19.694 kilómetros de Tailandia. Hoy es dueña de Ají 555, un restaurante ubicado en Villa María del Triunfo que recibe a vecinos,  diplomáticos y turistas. “El 5 se pronuncia como ‘ja’ en tailandés, por eso el nombre, queremos que todos salgan con una sonrisa de acá”, nos explica. 

—En Lima existen siete locales donde se vende comida tailandesa... 
Hay siete lugares que dicen vender comida tailandesa pero en verdad son platos fusión, algo que no está mal. Sin embargo, este es el primer y único restaurante de comida thai auténtico en el Perú. Por dos cosas: los insumos y la cocinera –que soy yo– somos tailandeses al 100%. 

—¿Cómo llegó al Perú? 
Vine para pasear y conocer más sobre el Perú. Conocí a mi esposo en un avión que iba de Lima hacia Chiclayo. Luego de un tiempo lo invité a conocer Tailandia y llegó un momento en el que debíamos elegir en cuál de los dos países nos quedaríamos. Vimos que en el Perú teníamos más oportunidades, por eso lo elegimos.

—Es un poco arriesgado incursionar en gastronomía en un país que se enorgullece tanto de su cocina. ¿Qué los llevó a decidirse?
La idea nació de una situación anecdótica. Al poco tiempo de conocernos me invitó a un restaurante tailandés en Lima. La comida estaba buena pero era fusión, no era el original y eso se debe a que es muy difícil conseguir los ingredientes tailandeses. Sin esos insumos el sabor no es el mismo.

—¿Cómo consiguen sus insumos?
Mi mamá nos apoya enviándonos los productos todos los meses. Hay otros que pedimos de Estados Unidos.

—¿Cuáles son los más importantes?
 Está la salsa de pescado; el calancal, que es similar al kion; y las hojas de calpil, parecidas a las hojas del limón. Esta última ahora la siembran en la selva gracias a una compatriota.

—¿Hay más intenciones de traer productos tailandeses?
Bueno, nosotros hemos lanzado una marca de insumos tailandeses, se llama Sukay, y significa ‘poner una cosa encima de otra’ en quechua. Hasta ahora tenemos cinco tipos de salsas.

—¿Qué caracteriza a la comida tailandesa?
Que es muy picante [risas]. Eso es lo que más me gusta. Algo curioso es que al comer ají, el cerebro produce endorfinas que a la vez producen alegría. Por eso la gente cuando viene come feliz.

—¿Cuál es el plato más tradicional?
El pad thai es un plato hecho con fideos de arroz salteado con salsa de tamarindo. Es agridulce. Personalmente, mi plato preferido es el tom yum, una sopa picante de cinco sabores. Nosotros siempre tenemos esos contrastes, comemos cosas saladas pero con un poco de dulce. Si comemos algo dulce, también incluimos un poco de sal, para que no sea empalagoso.

—¿Por qué se establecieron aquí?
Inicialmente buscamos locales en Miraflores, Barranco y otros distritos más comerciales. Sin embargo, los alquileres eran muy caros y no contábamos con muchos recursos. Mi esposo y su familia tenían este lugar, así que decidimos establecernos acá.  Desde el principio  tuvimos confianza de que si la comida era buena, la gente iba a venir por más lejos que estuviéramos. La comida es así, es parte de la cultura; los que la elaboran y los que la comen pueden hablar idiomas diferentes pero se terminan entendiendo.


El local de Ají 555 se encuentra ubicado en el Jr. Santa Cruz 870, Villa María del Triunfo. En la imagen es el inmueble de fachada amarilla. (Foto: Consuelo Vargas / El Comercio).

El local de Ají 555 se encuentra ubicado en el Jr. Santa Cruz 870, Villa María del Triunfo. En la imagen es el inmueble de fachada amarilla. (Foto: Consuelo Vargas / El Comercio).

—¿Desde dónde vienen sus clientes?
Recibimos a embajadores de Tailandia, Malasia, Indonesia, Taiwán, Estados Unidos, Sudáfrica, muchos. Pero esto no solo está hecho para ellos, este restaurante está pensado para que vengan todos. Desde nuestros vecinos en el barrio hasta el cuerpo diplomático que desee probar la gastronomía tailandesa. Viene gente de San Isidro, Miraflores, diferentes distritos. Incluso hay una familia que siempre nos visita, ellos vienen desde Chimbote. Sus hijos estudian en una universidad de Lima y cada vez que los visitan vienen acá.

—¿Cuál es el plato más pedido?
El kao pad tom yam. Es un tipo de arroz con un sabor muy diferente al del chifa.


Los platos, de arriba hacia abajo, que aparecen en la imagen son: alitas peek gai tod, arroz kao pad tom yam y ensalada som tam. (Foto: Consuelo Vargas / El Comercio).

Los platos, de arriba hacia abajo, que aparecen en la imagen son: alitas peek gai tod, arroz kao pad tom yam y ensalada som tam. (Foto: Consuelo Vargas / El Comercio).

—En otras entrevistas ha mencionado la importancia que pone en el servicio al cliente...
El cliente es como el agua para nosotros. Sin ellos no podríamos vivir. Por eso debemos tratarlos de lo mejor. Este restaurante es como un hijo al que quiero ver crecer y tratar bien al cliente es una de las claves para lograrlo.

—¿Cómo llegaron el año pasado a Mistura? 
Fue una experiencia muy buena. Enviamos un e-mail y vinieron para evaluarnos. El problema era que en Mistura solo se presenta comida peruana. Así que hice un plato en el que mezclaba las alitas fritas con salsa de algarrobina  y estuvimos en la sección fusión.

—Le ha dado la vuelta al mundo para comenzar un negocio. ¿Tiene algún consejo para quienes aún no se convencen a iniciar el suyo? 
Que nunca escuchen  a quienes le dicen que no pueden lograr algo.

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El dato

El precio. Varía entre S/20 y S/60. En un día pueden vender hasta 80 platos.

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