Fotografía de baguettes, tomada en una panadería de París. AFP
Fotografía de baguettes, tomada en una panadería de París. AFP
/ PHILIPPE LOPEZ
Redacción EC

Es alargado, crujiente y, cuando ya pasó más de un día, puede servirse -luego de calentarlo y embadurnarlo- como pan al ajo. Desde hoy el baguette es considerado .

Según AFP, Francia vende al año 6 mil millones de estos panes que pesan, aproximadamente, 250 gramos por unidad. Y si ha recibido semejante distinción es por su ‘savoir-faire’. “la manera particular de elaborar, amasar y hornear esta barra”.

En palabras de Audrey Azoulay, directora general de la Unesco, de esta manera se “celebra también toda una cultura: un ritual diario, un elemento que estructura las comidas, un sinónimo de intercambio y de convivencia”.

Pero el baguette no fue el único considerado patrimonio. Hoy también se conoció que el ron cubano, cuya receta, anota AFP, data desde hace más de ocho generaciones y 155 años.

Teorías sobre su origen

Hay varias teorías sobre el nacimiento del baguette. Según “”, una de ellas apunta a la Revolución Francesa y a la escasez de comida. Como respuesta, hacia 1793 se crearon leyes que animaban a cocinar pan.

El portal también admite la posibilidad de que su génesis esté vinculada a Napoleón Bonaparte. Él habría dado “la orden de que el pan tenía que cumplir con ciertas características para poder ser transportado por sus soldados dentro de un bolsillo especial en su uniforme, por lo que el pan debería ser alargado y de cierto ancho”.

Otra versión indica que se remonta a la construcción del metro de París. “El Universal” escribe que hubo muchas peleas entre los trabajadores, quienes llevaban sus cuchillos para cortar el pan. Para evitar problemas mayores, el supervisor “decidió encargar al panadero un tipo de pan que no necesitara de un cuchillo para rebanarse, así es que encargó un pan lo suficientemente largo para poder ser trozado con las manos”.

La panadería Madripan consigna en su que también es posible que los primeros baguettes se cocinaran en Viena. Los hornos a vapor le habrían dado su “característica corteza crujiente y su miga blanca”. ¿Qué opinarán los franceses de esta teoría?

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