Un día como hoy, pero en el 2003, la fábrica de Volkswagen en Puebla, México, detuvo su producción de Escarabajos luego de que en el mundo se ensamblaran 21.5 millones de unidades por casi 80 años. Al ser los únicos que manufacturaban el modelo, se puso fin a la historia del popular Beetle mientras cantaba un mariachi.
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Fue una decisión inevitable. Según El Mundo, hacia 1999 se producían 36.500, pero para el 2002 la cifra bordeaba los 24.400. Y ni hablar del 2003: cuando se anunció el fin de la línea solo se habían fabricado 4.200. Era claro que el mundo había cambiado.
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En todo caso, el Escarabajo pasó de ser un objeto con usos concretos a otro con mucha carga simbólica. No es gratuito, por ejemplo, que el 10 de julio de este año, una caravana de ellos recorriera la Cordillera Real de Bolivia.
Esta es la historia del querido ‘Vocho’, de cómo pasó de ser un instrumento de propaganda Nazi a uno de los carros más queridos de la historia.
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-La historia olvidada-
Para bien y para mal, las guerras propician el desarrollo tecnológico. Y, en el caso del Volkswagen Escarabajo, hay que observar a quien a inicios del siglo XX fuera canciller de Alemania. Adolf Hitler quería desarrollar un auto confiable, bueno y duradero, y vio en Ferdinand Porsche a una persona preparada para sacar adelante el proyecto.
Porsche fue el inventor del Volkswagen Tipo 1, que necesitó de varios meses para dar con su forma más conocida. Ya en 1938, el auto se pasó a llamar Kraft durch Freude Wagen (KdF-Wagen), palabra alemana que se traduciría al español como “El coche de la fuerza mediante la alegría”. Era pequeño, de motor poderoso, tenía un chasis peculiar y prometía un futuro brillante. Sin embargo, el inicio de la Segunda Guerra Mundial puso pausa al sueño.
Los pocos que fueron fabricados terminaron en manos de altas autoridades nazis.
La posguerra significó mejores tiempos para el Beetle, al que se le considero el carro del pueblo al ser barato y duradero.
La BBC recuerda:
“A finales de la década de los ‘60, el ‘escarabajo’ se hizo muy popular en Estados Unidos, convirtiéndose en un ícono de la libertad, pregonada por la revolución hippie, y en los ‘70 la película ‘Love Bug’ elevó aún más su fama”.
Cuenta el documental de History Channel sobre el Beetle que, por lo menos al inicio, Volkswagen no quería fabricar nuevos modelos, a diferencia del mercado estadounidense que sacaba uno nuevo con muchísima frecuencia. Porsche no estaba de acuerdo porque solo se trataba de publicidad: los cambios eran estéticos y nada tenían que ver con una mejoría interna del carro.
No era, sin embargo, una forma de pelearse con el mercado de consumo masivo. En Europa ya tenía buen rato siendo el favorito de la mayoría.
Décadas después intentarían producir nuevas versiones del auto, pero ninguno tuvo buena recepción. El modelo clásico era más que suficiente.
-Amor a la mexicana-
América Latina también se sumó a la fiebre por el Escarabajo. En México se le apodó ‘Vochos’ y se empezaron a producir en Puebla. Hoy, según la BBC, muchos siguen en circulación e incluso hay clubes de fans.
Pegó también en Brasil, donde se le llamó ‘Fusca’.
Si no hubiera sido por la región, veríamos muchos menos Beetles.
Según Infobae, “la producción en Wolfsburgo terminó antes de 1980″.
Felizmente, el Escarabajo sigue andando.
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