Durante el invierno, muchas veces se escucha que los expertos recomiendan vestir como una cebolla, en capas, para soportar las bajas temperaturas. Esta recomendación es fundamental en Yakutsk, en Siberia, conocida como la ciudad más fría del mundo.
Ubicada 5.000 km al este de Moscú, en el permafrost del Lejano Oriente ruso, los residentes de la ciudad minera de un millón de habitantes a menudo ven que el termómetro cae muy por debajo de -40 grados. Ahora, en una ola de frío anómalamente larga, las temperaturas alcanzaron menos 50 grados.
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Los inviernos de Yakutsk pueden ser extremos, incluso para los estándares rusos, y enero suele ser el mes más frío en ese territorio. Aunque están acostumbrados a las temperaturas bajo cero, los residentes de la remota región están tomando precauciones adicionales para mantenerse calientes.
Una habitante del lugar llamada Anastasia Gruzdeva dijo en diálogo con la agencia de noticias Reuters: “No puedes luchar contra eso. O te ajustas y te vistes en consecuencia o sufres”. Mientras tanto, llevaba puesto dos bufandas, dos pares de guantes y múltiples sombreros y capuchas.
Las capas, según otro residente que vendía pescado congelado en un mercado local, son la clave. “Solo abrígate. En capas, como un repollo”, dijo.
Ropa térmica para -20ºC o -30ºC se encuentra en los centros comerciales y negocios de outdoors y los abrigos de lobo, zorro, visón o marta sibelina son parte del paisaje urbano. Es más, las pieles naturales no son un lujo, sino una necesidad, la clave de la supervivencia en Yakutsk. Hasta se usan en el calzado, ya que en los peores meses del invierno lo único que mantiene los pies calientes son las “unty”, botas fabricadas con piel de reno, el animal típico de estas latitudes.
Por supuesto no se puede salir sin gorro a la calle y muchas veces se pone arriba del pasamontaña que sólo deja los ojos al descubierto. En medio de esta ola de frío, algunos recordaron cuando en 2018 se les congelaron las pestañas.
Los yakutios están tan acostumbrados a esta vida extrema que, recién cuando el termómetro llega a -45ºC, se suspenden las clases en las escuelas. En cambio, los adultos siguen su vida laboral sin alteraciones.