Monrovia. La Organización Mundial de la Salud (OMS) anunció este jueves el fin de la epidemia de en África Occidental, al declarar a Liberia, el último país afectado, libre de la enfermedad que mató a más de 11.000 personas en dos años.

Esta epidemia, la peor desde que se identificó el virus hace 40 años, comenzó en diciembre del 2013 en Guinea y se propagó rápidamente a las vecinas Liberia y Sierra Leona, los tres países más afectados, antes de golpear en menor medida a Nigeria y Malí. 

El ébola afectó en total a 10 países, incluidos España y Estados Unidos, y causó 11.315 fallecidos entre los 28.637 casos registrados. Este balance de víctimas es superior al de todas las epidemias de ébola acumuladas desde la identificación del virus en el centro de África en 1976. 

Tras Sierra Leona el 7 de noviembre y Guinea, el 29 de diciembre, Liberia fue declarada el jueves libre de virus, al pasar 42 días desde que los últimos casos de ébola dieran negativo en el país. 

"Hoy, la Organización Mundial de la Salud declara el fin de la epidemia de ébola en Liberia y afirma que todas las cadenas conocidas de transmisión en África Occidental cesaron", indicó la OMS.

Pero el riesgo de contagio persiste en algunos fluidos corporales de los supervivientes, como el esperma, donde el virus puede permanecer hasta nueve meses. Liberia ya había sido declarada libre de ébola en mayo y en septiembre, antes de sufrir nuevos casos aislados. 

El secretario general de la ONU, Ban Ki-moon, avisó este miércoles de que se prevén nuevos brotes "en los próximos años", aunque su alcance y su frecuencia "deberían disminuir con el tiempo". 

"Debemos seguir comprometidos", dijo en Ginebra Peter Graaff, responsable de la respuesta al ébola en el seno de la OMS.

"Esta enfermedad no puede volver a destruirnos como lo hizo", aseguró el responsable de la célula liberiana de crisis antiébola, Francis Karteh. "Nuestros médicos y cuidadores no conocían [la enfermedad], por eso hubo muchos muertos entre ellos" (192 de los 378 contaminados). 

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'Quemadlos a todos' -

En los peores momentos de la epidemia, los países más afectados temieron el colapso. El ministro liberiano de Defensa, Brownie Samukai, declaró ante la ONU que "la propia existencia de su país" estaba amenaza por una enfermedad que se propagaba "como un incendio forestal". 

"Algunos días recogíamos más de 40 o 50 cuerpos", recuerda Naomi Tegbeh, una superviviente que se hacía cargo de los cadáveres más contagiosos. 

El centro antiébola de la ONG Médicos Sin Fronteras en Monrovia tuvo que duplicar su capacidad de acogida, pero en el punto álgido de la epidemia, se vio obligada a rechazar a varios pacientes por falta de sitio. 

La enfermedad transformó la vida cotidiana en los países afectados, donde se pidió a los habitantes que evitaran cualquier contacto físico entre ellos y también con los muertos. La prohibición suscitó el rechazo de parte de la población, a causa de los ritos funerarios que implican el lavado de los cadáveres. 

En octubre de 2014, las autoridades de Liberia emitieron una consigna única para los cuerpos de los fallecidos, fuera cual fuera el motivo de su muerte: "Quemadlos a todos". 

Los Estados pobres de África Occidental, que se vieron superados por la crisis y cuyos servicios sanitarios quedaron diezmados, multiplicaron las medidas de excepción, como la puesta en cuarentena de regiones enteras. 

Las poblaciones se rebelaron a menudo contra unas normas que consideraban autoritarias, debido en parte a la torpeza de los primeros mensajes de prevención, que advertían de una muerte casi ineluctable.

En Guinea fue donde la oposición a esas medidas se manifestó de forma más brutal: en septiembre del 2014, ocho miembros de un equipo de sensibilización a la enfermedad fueron masacrados en Womey, en el sur del país y epicentro de la epidemia. 

Fuente: AFP

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