En los 61 años que han transcurrido desde que Mali se independizó de Francia, se han instalado 12 gobiernos y perpetrado 5 golpes de Estado. Si bien la gobernabilidad ha sido compleja desde sus orígenes, el país africano vive desde agosto del 2020 sus tiempos más turbulentos: tres presidentes distintos, dos golpes militares y un reciente intento de magnicidio.
MIRA: Dos personas intentan apuñalar al presidente interino de Mali, el coronel Assimi Goita
Enclavado entre Argelia, Níger, Mauritania, Senegal, Costa de Marfil, Guinea y Burkina Faso, Mali es el octavo país más grande de África. Tiene una población estimada de 20,2 millones de habitantes y es uno de los países más pobres del mundo, según datos del Banco Mundial.
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La nación, además, ha sufrido una serie de atentados por parte de grupos yihadistas en el norte que llevaron al apoyo militar de Francia. Por otro lado, el gobierno del entonces presidente Ibrahim Boubacar Keïta acumuló una serie de denuncias por corrupción.
En marzo del 2020, además, se produjo el secuestro del opositor Soumalia Cissé. Todos estos elementos provocaron una ola de protestas ciudadanas que encontraron su pico a mediados del año pasado. El ejército no tardó en sumarse y en agosto lanzó un ultimátum contra el gobierno de Keïta, además de detener al ministro de Finanzas, al jefe del Estado Mayor de la Guardia Nacional y al presidente de la Asamblea Nacional.
Ante la falta de respuestas desde la jefatura del Estado, se produjo una irrupción violenta en el Palacio Presidencial, deteniendo al mandatario, su hijo que era diputado y el primer ministro. Pocas horas más tarde Keïta dimitió y disolvió el Gobierno.
En su lugar, los militares instalaron un Comité Nacional para la Salvación del Pueblo encabezado por el coronel del ejército Assimi Goita.
LEJOS DE LA ESTABILIDAD
Tras el golpe, una comisión de la Comunidad Económica de Estados de África Occidental (Cedeao) llegó a Mali para dialogar con la junta militar. Producto de dichas conversaciones se dispuso que el exministro de Defensa Ba N’Daou asumiera como presidente interino del país, quedando Goita como vicepresidente.
Además, el excanciller Moctar Ouane fue designado primer ministro y estaría encargado de liderar el periodo de transición que duraría unos 18 meses, una de las principales exigencias de la Cedeao para levantar las sanciones que había impuesto contra el país tras el golpe.
En enero de este año, N’Daou anunció la disolución de la junta militar aclarando que el proceso de transición continuaría sin problemas. Con el paso de los meses, sin embargo, los mismos manifestantes que salieron a marchar contra Keïta volvieron a las calles, esta vez contra N’Daou, exigiendo un gobierno “más legítimo”.
El presidente interino tomó la decisión de modificar su gabinete ministerial en el punto más álgido de las protestas, reemplazando a dos de los titulares designados por los militares. Esto provocó que el coronel Goita anunciara por televisión nacional que N’Daou y Ouane habían sido depuestos del cargo acusándolos de sabotear el proceso de transición.
El 29 de mayo, la Corte Constitucional nombró a Goita como presidente interino “para llevar el proceso de transición a su conclusión”, según un artículo publicado por France 24.
Dos días más tarde, la Cedeao decidió suspender a Mali del bloque, aunque no impusieron sanciones. “La suspensión de la nación maliense de la CEDEAO entró en vigor de manera inmediata, con fecha límite de finales de febrero de 2022, para cuando se espera contar con un Gobierno elegido democráticamente”, anunciaron según otra nota de France 24.
Por su parte, Francia, la potencia occidental con mayor presencia armada en el país, suspendió las operaciones militares con las fuerzas locales, según anunció el Ministerio de Defensa galo.
INTENTO DE MAGNICIDIO
Si bien Goita se ha comprometido a mantener las fechas dispuestas para la transición democrática, donde destaca la celebración de elecciones el 27 de febrero del 2022, diversas naciones y sectores malienses.
A ello se suman, además, los partidarios de Keïta que ocasionalmente se levantan en protestas en distintos puntos del país.
En medio de tanta turbulencia política y social, este martes un nuevo episodio tuvo lugar en la convulsa nación africana. El objetivo fue el coronel Goita, quien se encontraba orando en la Gran Mezquita de Bamako, capital del país.
Como parte de la Fiesta del Sacrificio, la más importante del calendario musulmán, se conocía con anticipación que el jefe de Estado acudiría al templo.
Durante la ceremonia religiosa, un hombre intentó atacar con un cuchillo a Goita, siendo detenido por la guardia personal del militar, quien resultó ileso.
La oficina de la presidencia informó que Goita se encuentra “sano y salvo”, además que fue trasladado a la base militar de Kaiti -origen de los dos golpes de Estado que dirigió- para reforzar la seguridad en torno a él, según la agencia AP.
Un oficial habló bajo condición de anonimato con la misma agencia para detallar que dos sospechosos habían sido detenidos en relación al ataque. Sin embargo, se desconoce si más personas participaron del mismo y si las motivaciones responderían a cuestiones políticas u otras.
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