Frustrados ante la ausencia de cambios en su vida diaria, miles de manifestantes que reclamaban “justicia” desfilaron este sábado en varias ciudades de Sudán para conmemorar el segundo aniversario del inicio de la revuelta contra el autócrata Omar al Bashir.
Tras quemar neumáticos en un barrio del sur de la capital, grupos de manifestantes se dirigieron hacia el palacio presidencial gritando “Justicia, Justicia”, y “Taskout Bass” (“La caída, punto final”), mientras que otros blandían la bandera sudanesa o fotos de “mártires” que murieron en las protestas de 2019.
“El pueblo quiere la caída del régimen” fue otro de los lemas coreados, el mismo que sacó a miles de personas a las calles durante la Primavera Árabe, de la que también se cumple estos días una década.
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Los datos de corresponsales locales de la AFP corroboraban que la movilización fue de miles de personas en todo el país.
El inicio de la crisis que sacudió al régimen y acabó con tres décadas de poder despótico de Bashar fue el 19 de diciembre de 2018.
La decisión del gobierno de triplicar el precio del pan sacó primero a centenares de personas a las calles.
El movimiento se transformó rápidamente en una revuelta, que el 11 de abril de 2019 acabó con el derrocamiento de Omar al Bashar.
El país está actualmente dirigido por un gobierno de transición, con un primer ministro civil y un Consejo Soberano civil y militar.
Cerca del aeropuerto, los manifestantes mostraron durante su desfile una pancarta con el rostro del primer ministro, Abdalá Hamdok, tachado con una cruz y la palaba “Erhal”, (¡Lárgate!).
“Hemos salido a las calles porque el gobierno transitorio no satisface nuestras demandas, ni en el campo económico ni en materia de justicia”, afirmó a la AFP Hani Hassan, un manifestante de 23 años.
A pesar de la reciente retirada de la lista estadounidense de Estados que apoyan del terrorismo, Sudán vive una enorme crisis socioeconómica, con una inflación galopante y una deuda equivalente al 201% del Producto Interior Bruto (PIB).
Otro motivo de insatisfacción de los manifestantes es que los responsables de la represión durante la revolución no han sido llevados ante la justicia.
El fiscal general prohibió a las fuerzas de seguridad utilizar granadas lacrimónogenas durante las manifestaciones.
Tras desfilar por la ciudad, los manifestantes se detuvieron a 10 metros del palacio presidencial, gritando “Libertad, Libertad” o pidiendo el regreso a sus casas de los desplazados. No se produjeron incidentes con la policía.
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