Kabul. [AFP]. Afganistán se despertó el sábado con la esperanza de que la tregua que da comienzo y debe durar una semana se aplicará en el terreno, requisito previo esencial para la firma de un acuerdo entre Estados Unidos y los talibanes.
“Es la primera mañana en la que puedo salir sin miedo a que me mate una bomba o un ataque suicida”, declaró a la AFP Habib Ullah, taxista en Kabul. “Espero que esto dure para siempre”.
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Qais Haqjo, forjador de 23 años, se mostró menos optimista. “Creo que los estadounidenses están huyendo y abriendo el camino para que los talibanes vuelvan y gobiernen el país como en la mitad de los años 1990”, dijo en su taller en la capital afgana. Para él, “la paz no llegará en este país”.
Se supone que esta tregua parcial, o “reducción de la violencia”, demuestra la buena fe de los insurgentes antes de la firma de un acuerdo histórico con Washington a finales de mes sobre una retirada gradual de las tropas estadounidenses a cambio de garantías de seguridad.
El objetivo de Estados Unidos es sobre todo evitar que Afganistán vuelva a ser un refugio de yihadistas, dos décadas después de que Osama Bin Laden concibiera ahí los atentados del 11 de septiembre de 2001.
El acuerdo también debe conducir a que se inicien discusiones interafganas sobre el futuro del país, después de que los talibanes lleven 18 años rechazando negociar.
La tregua comenzó la medianoche del sábado. El acuerdo, por su parte, deberá firmarse el 29 de febrero, siempre y cuando se constate una reducción de ataques en el territorio afgano, una requisito exigido por Washington.
“Una vez que (la reducción de la violencia) se aplique con éxito, la firma del acuerdo entre Estados Unidos y los talibanes deberá seguir adelante”, declaró el secretario de Estado estadounidense, Mike Pompeo, en referencia a la promesa electoral de Donald Trump de retirar sus tropas de Afganistán.
El secretario de Defensa, Mark Esper, advirtió en un tuit que si los talibanes no demuestran “su compromiso con una reducción real de la violencia”, Estados Unidos “sigue dispuesto a defenderse y a defender a sus socios afganos”.
“Nos preparamos para que la firma tenga lugar el 29 de febrero”, precisó Pompeo en un comunicado publicado tras su visita a Arabia Saudita.
En un comunicado, los talibanes confirmaron esta fecha y afirmaron que ambas partes “crearían una situación de seguridad adecuada” antes de la eventual firma.
El presidente afgano, Ashraf Ghani, advirtió por su parte en un discurso televisado, que las “fuerzas de seguridad afgana permanecerán en estado de defensa activa durante la semana”.
“Las próximas etapas del proceso de paz dependerán de la evaluación de la reducción de la violencia esta semana”, añadió Ghani, que acaba de ser reelegido para un segundo mandato.
“Paz duradera”
Rusia celebró “un acontecimiento importante” para la paz y la OTAN elogió un acuerdo que abre la vía a una “paz duradera”.
Sin embargo, parece haber un desacuerdo entre los beligerantes. Un portavoz talibán, Suhail Shaheen, tuiteó que el pacto vería a “todas” las fuerzas extranjeras salir de Afganistán.
Entre 12.000 y 13.000 soldados estadounidenses están desplegados en este país, donde Estados Unidos libra la guerra más larga de su historia. Otros países extranjeros también tienen presencia.
Los talibanes fueron expulsados del poder en Afganistán por una coalición internacional liderada por Estados Unidos tras los atentados del 11 de septiembre de 2001.
Después iniciaron una guerrilla incesante, que ha matado a más de 2.400 soldados estadounidenses y a decenas de miles de miembros de las fuerzas de seguridad afganas.
Según los últimos datos de la Misión de Asistencia de la ONU en Afganistán (UNAMA, según sus siglas en inglés), 3.404 civiles murieron y 6.989 resultaron heridos en el país debido a la violencia en 2019.
Washington ha gastado más de un billón de dólares en esta guerra.
En Kandahar (sur), vista como un feudo de los talibanes, un insurgente declaró a la AFP que había recibido órdenes de implementar un alto el fuego.
Sin embargo, otro comandante talibán, también en Kandahar, Hafiz Saeed Hedayat, señaló que a él solo le habían ordenado que dejara de atacar ciudades importantes y autopistas.
Muchos afganos comenzaban a imaginar un futuro de paz en las redes sociales, con etiquetas en dari y pastún, las dos principales lenguas del país: #SiLaPazVuelve y #CuandoHayaunAltoelFuego.
Afganistán vive en guerra desde hace cuatro décadas y la invasión soviética en la Navidad de 1979.