Riad [AFP]. Más de 200 personas fueron arrestadas en los últimos días en Arabia Sauditapor “indecencia” o “acoso”, en una primera campaña de ese tipo desde el inicio de reformas aperturistas en lo referido a normas sociales en el reino ultraconservador.
A lo largo de la semana pasada, unos 120 hombres y mujeres fueron detenidos por llevar “ropa inadecuada”, indicó la policía de Riad en una serie de tuits publicados desde el martes. Las autoridades añadieron que los detenidos habían sido sancionados, sin explicar en qué consistían las sanciones.
►El asedio a una mezquita que cambió la historia de Arabia Saudita
►Arabia Saudita y los países del mundo donde se aplica la pena de muerte
Mientras tanto, otras 88 personas fueron arrestadas por “acoso”, añadió la policía en declaraciones separadas. Esta segunda ola de detenciones se producía tras las quejas de varias mujeres en las redes sociales sobre los casos de acoso en el festival de música electrónica MDL Beast, cerca de Riad, a principios de mes.
Se trata de la primera campaña de llamamiento al orden moral desde que el príncipe heredero Mohammed bin Salman impulsó una relajación de las estrictas normas sociales que rigen en la monarquía petrolera. Sus políticas se han traducido en medidas como la reapertura de cines, la autorización de conducir para las mujeres o la organización de conciertos y eventos deportivos.
Estas iniciativas han sido acogidas con alborozo por numerosos saudíes, en un país donde dos tercios de la población tienen menos de 30 años. No obstante, en septiembre, al mismo tiempo que anunciaban la concesión de visas turísticas, las autoridades informaron que castigarían a quienes atentaran contra la “decencia pública”.
Los hombres y las mujeres deben evitar las prendas "ceñidas" o gestos de afecto en público, explica una web en inglés de la Autoridad de turismo, añadiendo que "las mujeres deben cubrir sus hombros y rodillas".
Las directivas sobre decencia, aprobadas por primera vez por el gobierno en abril, parecieron vagas y suscitaron recelo y dudas sobre su interpretación. También alimentaron los temores de un regreso de la policía religiosa que vigila la separación entre hombres y mujeres en el espacio público, sobre el respeto del código de vestimenta islámico o la obligación de cerrar los comercios durante la hora del rezo.
Pero las prerrogativas de sus agentes, largo tiempo temidas, han quedado visiblemente reducidas, al igual que su presencia en las calles.