La pornografía existe en todas partes del mundo pero, ¿podrá ser que en Corea del Sur los hombres tienen peculiares predilecciones que los llevan a fotografiar mujeres en secreto? Esto es lo que encontró el reportero de la BBC en Seúl, Stephen Evans.
El otro día tecleé en la caja de búsqueda la palabra de un muy raro término musical.
Estoy aprendiendo a tocar la guitarra y quise saber el significado de acciaccatura*.
Lo que ciertamente no significa fue lo que me salió en la pantalla; básicamente un sitio coreano de pornografía muy extrema, que es raro en este país donde el porno es ilegal.
Para mí eso fue una ilustración de que existe cierta hipocresía en torno al sexo. La pornografía, como la prostitución es ilegal, aunque disponible, en Corea del Sur.
Las autoridades constantemente están cerrando sitios internet solo para que otros los reemplacen, muchas veces con nombres extraños para aquellos que están al tanto.
Es un eterno juego del gato y el ratón. En abril, la policía en Seúl logró cerrar un servidor en Holanda que ofrecía porno a usuarios coreanos. Se había trasladado allí desde Estados Unidos, donde también lo habían clausurado.
Como en todas partes del mundo donde existe un doble rasero, la combinación de una fuerte prohibición con una fuerte demanda hace que la pornografía sea buscada con más ahínco.
En efecto, hay una industria en la pornografía en la red que está alimentada por cámaras escondidas en los baños públicos de mujeres, por más que eso suene poco atractivo.
Las autoridades están tratando de combatirlo. Hay un escuadrón oficial en Seúl que inspecciona los baños para cámaras escondidas.
En la ciudad sureña de Busan, durante el verano, la policía fue alertada a buscar hombres con cámaras actuando sospechosamente.
Los medios locales informaron que los agentes utilizaron detectores de metales en los vestidores femeninos en busca de aparatos ocultos.
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—Faldas en las escaleras—
Los fabricantes de teléfonos móviles están cooperando al instalar un chasquido audible cada vez que se abre el obturador de la cámara para disuadir a los que quieren tomar fotos a escondidas al nivel de las faldas de las mujeres.
El problema se ha vuelto tan grave que el gobierno imprimió afiches que muestran a una mujer en una escalera eléctrica con un hombre tomándole una foto con la cámara posicionada abajo de la falda.
La leyenda dice: "Por favor cúbrase la falda".
La medida generó polémica. Las mujeres denunciaron que el afiche les echaba la culpa. Implicaba que si solo no usaran faldas cortas, eso no sucedería.
El Ministerio de Administración aceptó el argumento, explicando que su intención fue "elevar la consciencia pública de que es ilegal tomar fotos hacia arriba para ver dentro de la falda".
Con eso, cambiaron el texto de la leyenda para simplemente leer: "Prohibidas las fotos".
Hubo, entre otras, una pequeña algarabía cuando unos hombres comentaron a la prensa sobre su humillación de ver que las mujeres enfrente de ellos en las escaleras eléctricas se cubrían las piernas.
Se quejaron de ser tratados como unos pervertidos cuando, de hecho, eran inocentes.
El Ministerio de Igualdad de Género, como su nombre lo implica, promueve la igualdad, aunque el año pasado se encontró en conflicto directo con el Ministerio de Trabajo, cuando éste recomendó a potenciales empleados, presumiblemente mujeres, que consideraran hacerse cirugía plástica para mejorar sus posibilidades.
El Ministerio de Trabajo rápidamente se retractó diciendo que el consejo había sido redactado por un pasante.
Las cosas están cambiando, sin embargo, especialmente a medida que más mujeres, empezando con la presidenta, tienen sus propias carreras.
Cifras recientes indican que la proporción de mujeres en sus años 20 que trabajan en la actualidad es un poco más alto que la proporción de hombres de esa misma edad.
Pero, aunque las mujeres esperan igualdad, las viejas actitudes masculinas perduran, al igual que en otros países.
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Y es que los publicistas y negociantes todavía piensan que el sexo vende.
Algunas integrantes de conjuntos musicales pop en Corea del Sur, son apenas adolescentes pero emanan sexualidad en la forma de vestir y sus gestos en el escenario. Los medios coreanos llaman el fenómeno el "concepto Lolita".
A las personas que se quejan se les acusa de mojigatería. A los hombres se les llama pervertidos por haber llamado la atención a la situación.
Un día fui a una feria de tecnología, repleta de aparatos y geeks y, lo que creo que eran, uno que otro pervertido.
Me fije en un hombre de aspecto sórdido, que realmente necesitaba un buen baño, merodeando con su cámara y tomando fotos de mujeres de piernas largas, faldas y blusas apretadas, que son lo que las empresas creen que necesitan para vender sus productos.
Este hombre raído era tan entrometido -haciendo que la desamparada mujer se volteara de perfil para la cámara- que pensé que debí por lo menos haber manifestado mi desaprobación, porque la víctima era una empleada que posiblemente sentía temor de perder su trabajo si llegara a ofender a alguien del público.
No dije nada y me avergüenzo.
La prosperidad está cambiando las expectativas, pienso yo, pero algunos hombres todavía esperan que las mujeres sean adornos y resienten sus aspiraciones.
Las familias comparten apartamentos pequeños, todos durmiendo en la misma habitación con los hijos, así que la frustración sexual es común y, en parte, razón de la existencia de los llamado Hoteles del Amor, donde inclusive van las parejas casadas.
La primera vez que volé en la aerolínea Korean Air, me sorprendí al escuchar un anuncio antes del vuelo que advertía que el acoso sexual de las azafatas era contrario a la ley de aviación.
Era una medida para proteger al glamuroso personal femenino de los tentáculos de los ejecutivos.
Si les tiene que advertir, entonces pienso que todavía tienen mucho camino que recorrer.
Fuente: BBC
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