Durante varias semanas, millones de chinos, en su mayoría estudiantes, tomaron las calles de Beijing para protestar contra la corrupción y exigir mayor apertura. Las manifestaciones fueron reprimidas por el ejército violentamente. AFP FILES
Durante varias semanas, millones de chinos, en su mayoría estudiantes, tomaron las calles de Beijing para protestar contra la corrupción y exigir mayor apertura. Las manifestaciones fueron reprimidas por el ejército violentamente. AFP FILES
/ CATHERINE HENRIETTE
Redacción EC

Después de que soldados y tanques se apoderaran de la emblemática plaza de el 3 y 4 de junio de 1989 y perpetraran la matanza contra miles de opositores, el régimen decidió enterrar lo que pasó hace 32 años. Nadie habla del tema, no hay aniversarios ni recordatorios y los jóvenes no tienen idea de qué fue lo que ocurrió. En el Internet controlado por el Estado cualquier referencia ha sido bloqueada.

El movimiento estudiantil que sacó a las calles a millones de chinos durante siete semanas para reclamar más libertades -y que acabó con la vida de miles de personas, aunque nunca se dio una cifra certera- fue arrancado de raíz y los familiares de las víctimas simplemente quedaron silenciados. Muchos de los que participaron fueron detenidos y pasaron décadas en la cárcel, o desaparecieron, mientras otros debieron huir del país.

“Me vigilan las 24 horas del día”, cuenta a EFE Bao Tong, un exfuncionario del Partido Comunista que fue defenestrado por tener una disposición al diálogo con los manifestantes. “No tienen miedo de mí o de lo que yo diga, sino de que lo sepan otras personas”, afirma Bao, de 88 años y quien sigue viviendo en Beijing bajo estrecha vigilancia.

“Cuando vas a parar a la lista negra del gobierno, te vigilan de por vida”, contó hace unos días a la AP Fan Baolin, quien estuvo preso 17 años y él y su familia vivieron ultravigilados.

¿Qué pasó?

Tras siete semanas de manifestaciones, el entonces gobierno de Deng Xiaoping, decretaron la ley marcial para acabar con la disidencia. Pero la represión terminó en un baño de sangre.

La emblemática foto del 'hombre del tanque' dio la vuelta al mundo durante las manifestaciones de junio de 1989 en Tiananmen. (AP Photo/Jeff Widener, File)
La emblemática foto del 'hombre del tanque' dio la vuelta al mundo durante las manifestaciones de junio de 1989 en Tiananmen. (AP Photo/Jeff Widener, File)
/ Jeff Widener

Así lo contó el entonces embajador británico en China, Alan Donald, en varios mensajes que le envío a su gobierno para relatar lo que ocurría, y que recién se hicieron públicos en el 2017:

“Los blindados abrieron fuego contra la multitud (…) antes de pasarles por encima. Pasaron sobre los cuerpos varias veces, antes de que los restos fuesen recogidos por una excavadora. Restos incinerados y arrojados con un chorro de agua por las alcantarillas”, contó descarnadamente.

Durante dos semanas, la plaza de Tiananmen permaneció ocupada por los militares, que no permitieron ningún acceso a la población.

“Incidente político”

Con el transcurrir de los años, el régimen chino se ha referido en contadas ocasiones a lo que ocurrió y siempre lo ha nombrado solo como “incidente” o “agitación política”.

“El incidente fue un disturbio político y el gobierno central tomó medidas para detenerlo, lo cual es la política correcta. Los últimos 30 años han demostrado que China registró grandes cambios”, expresó en el 2019 el ministro de Defensa de China, Wei Fenghe, en una inusual declaración sobre lo ocurrido.

El 9 de junio de 1989, días después de la matanza, los tanques tomaron control de la Plaza de Tiananmen, en Beijing. REUTERS
El 9 de junio de 1989, días después de la matanza, los tanques tomaron control de la Plaza de Tiananmen, en Beijing. REUTERS
/ STRINGER

Esta semana, en un nuevo capítulo de su confrontación con Estados Unidos, el gobierno que ahora dirige Xi Jinping respondió de manera furibunda luego que el secretario de Estado, Antony Blinken, rindiera el jueves pasado un homenaje a las víctimas y pidiera a Beijing un rendimiento de cuentas.

El portavoz del Ministerio chino de Relaciones Exteriores, Wang Wenbin, pidió a Estados Unidos que “enfrente sus propios y serios problemas de derechos humanos” y aseguró que su país “había sacado hace mucho tiempo una conclusión muy clara” de lo ocurrido en 1989.

“La estatua de la libertad está en pie desde hace más de 100 años, pero las minorías en Estados Unidos no tienen aún verdadera libertad”, acusó Wang.

Silencio en Hong Kong

Mientras en China continental la matanza de Tiananmen sigue en el olvido, en Hong Kong -que vive bajo un régimen semiautónomo- cada año se realizaba una vigilia para recordar a las víctimas.

Sin embargo, desde el 2020 la conmemoración ha sido silenciada por decisión de las autoridades que son muy cercanas a Beijing, y que desde hace dos años se han dedicado a desmantelar las protestas opositoras contra la injerencia de Xi Jinping en el territorio.

Una estudiante limpia la escultura "El pilar de la vergüenza" colocado en la Universidad de Hong Kong, en recuerdo a las miles de personas que fueron ultimadas por el régimen chino en 1989. FOTO: Chan Long Hei/Bloomberg
Una estudiante limpia la escultura "El pilar de la vergüenza" colocado en la Universidad de Hong Kong, en recuerdo a las miles de personas que fueron ultimadas por el régimen chino en 1989. FOTO: Chan Long Hei/Bloomberg
/ Chan Long Hei

Y no solo eso. La policía detuvo a la activista Chow Hang-tung, vicepresidenta de la Alianza de Hong Kong en Apoyo a los Movimientos Patrióticos y Democráticos de China, que cada año organizaba la vigilia, por “publicitar una manifestación no autorizada”.

Chow -que podría afrontar cinco años de prisión- fue arrestada cerca de su oficina después de afirmar que encendería “una vela donde todo el mundo pueda verla” para conmemorar la efeméride.

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