Estados Unidos anunció el miércoles que enviará un navío de guerra y aviones de combate de última tecnología para apoyar a los Emiratos Árabes Unidos (EAU), tras una serie de ataques de los rebeldes yemenitas contra este país del Golfo, donde hay estacionadas tropas estadounidenses.
Este despliegue cuya fecha no fue precisada está orientado a “ayudar a los Emiratos contra la amenaza actual” fue decidido tras una conversación telefónica entre el secretario de Defensa estadounidense, Lloyd Austin, y el príncipe heredero de Emiratos, Mohamed bin Zayed Al Nahyan, informó en un comunicado la embajada estadounidense.
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Los Emiratos integran la coalición liderada por Arabia Saudita que combate a los rebeldes hutíes de Yemen, una milicia apoyada por Irán.
El mes pasado, el país sufrió tres ataques con misiles, el primero el 17 de enero que dejó tres muertos en una instalación petrolera.
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El segundo ataque el 24 de enero apuntó a la base aérea Al Dhafra, donde se ubican las fuerzas estadounidenses, que lanzaron interceptores Patriot para derribar los misiles.
El último ataque ocurrió el lunes pasado, coincidiendo con la visita del presidente israelí, Isaac Herzog, la primera desde que ambos países normalizaron sus relaciones en 2020.
El USS Cole, un destructor dotado con misiles guiados que está actualmente en Bahréin, trabajará con la marina de los Emiratos y hará una escala en el puerto de Abu Dabi.
Estados Unidos también enviará aviones de combate de quinta generación, al tiempo que continuará “aportando información de alerta temprana”, agregó.
Una “señal clara”
Washington busca que el envío sea “una señal clara de que Estados Unidos respalda a los Emiratos como un socio estratégico”.
Poco después de su llegada al poder, en febrero de 2021, el presidente de Estados Unidos, Joe Biden, retiró su apoyo a la coalición liderada por Riad que interviene en Yemen, revirtiendo la política instaurada por su predecesor, el republicano Donald Trump, de dar una ayuda logística.
Sin embargo, Washington siguió vendiendo armamento y aprobó en noviembre la entrega de misiles aire-aire por cerca de 650 millones de dólares (574,6 millones de euros) para Arabia Saudita.
La venta de material militar estadounidense a los Emiratos, aprobada en las últimas semanas del gobierno de Trump, que incluye una partida de 50 cazas F-35, por 23.000 millones de dólares, sigue en negociación.
“Determinación”
La multiplicación de los ataques de los rebeldes contra este rico Emirato del Gofo, conocido como un remanso de paz en Medio Oriente, marca una nueva etapa en la guerra en Yemen, que comenzó en 2014 cuando los hutíes tomaron la capital Saná.
Los hutíes comenzaron a atacar a los Emiratos tras una serie de derrotas en Yemen a manos de la milicia Brigadas Gigantes, entrenadas por los emiratíes.
El lunes los Emiratos advirtieron que están listos a afrentar “cualquier amenaza” y a tomar todas las medidas necesarias “para proteger” a su territorio.
Esta semana los rebeldes afirmaron que sus operaciones muestran su “habilidad y determinación” en cumplir con sus amenazas hasta cesen la agresión y el asedio de los Emiratos.
A principios de enero, los rebeldes secuestraron un buque emiratí en el Mar Rojo afirmando que la nave transportaba armamentos, una versión que los Emiratos niegan.
En enero la coalición liderada por Riad lanzó varios bombardeos aéreos contra los hutíes, en represalia por los ataques contra los Emiratos.
Abu Dabi instó a Washington en varias ocasiones a volver a colocar a los hutíes en la lista negra de terroristas, de la cual fueron retirados para facilitar el trabajo humanitario en el país.
A lo largo de los más de siete años que se ha extendido este conflicto, todos los actores han sido acusados de “crímenes de guerra” por la ONU. La coalición reconoció “errores” pero acusó a los rebeldes de utilizar a los civiles como escudos humanos.
Según la ONU, el conflicto ha provocado 377.000 muertos y llevó a 30 millones de personas al borde de la hambruna, en lo que constituye la peor crisis humanitaria del mundo.
Los ataques rebeldes aumentaron las tensiones en el Golfo, en momentos que tambalean las conversaciones internacionales sobre el programa nuclear iraní, lo que contribuyó con el aumento en los precios del petróleo.
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