Tokio, EFE
Un total de 57 menores de Fukushima han desarrollado cáncer de tiroides desde que se produjera el accidente nuclear de marzo del 2011, según las últimas estadísticas de las autoridades sanitarias de la región nipona.
Esta cifra, recogida en un informe del comité de investigación sanitaria de la prefectura de Fukushima, supone un aumento de siete casos respecto a los últimos datos presentados el pasado mes de mayo.
Este último informe, que corresponde a análisis hechos hasta el pasado 30 de junio, muestran además que se han detectado 103 casos dudosos de este cáncer entre las 300.000 personas de la zona sometidas a análisis que eran menores de edad cuando se produjo la crisis nuclear.
Sin embargo, el panel de expertos considera que por el momento es difícil determinar si existe un vínculo causal directo entre los casos de cáncer de los menores y las radiaciones emanadas de la planta tras la triple fusión nuclear.
Los diagnosticados hasta ahora con cáncer de tiroides tenían un promedio de edad de 14,8 años cuando la central de Fukushima fue azotada por un terremoto y posterior tsunami, lo que causó la peor crisis nuclear desde Chernóbil (Ucrania) en 1986.
Las cifras de Fukushima equivalen a que 30 de cada 100.000 personas han desarrollado cáncer de tiroides en la región, lo que contrasta con las estadísticas de otras zonas del país en las que los casos detectados no llegan a 1,7, según datos publicados hoy por el diario Asahi.
A partir de setiembre, cuando se espera que haya acabado la primera ronda de revisiones médicas, los especialistas evaluarán la totalidad de datos recogidos y la posible conexión entre las enfermedades y el accidente nuclear.
Las autoridades niponas decidieron examinar a unos 370.000 residentes jóvenes de la prefectura de Fukushima, de los que alrededor del 80% ya pasó hasta finales de junio por estos test médicos.
Un reciente estudio de la ONU reconoció la posibilidad de que aumente el riesgo de cáncer de tiroides entre los niños más expuestos a la radiación tras el accidente nuclear de Fukushima en el 2011.
Sin embargo, calificó de improbable que haya cambios en las tasas generales de cáncer de Japón.
El yodo radiactivo tiende a acumularse en las glándulas tiroideas causando cáncer y afecta especialmente a los niños pequeños, en quienes la enfermedad se desarrolla con lentitud.
Tras el accidente nuclear de Chernóbil, el peor de la historia, se confirmaron cerca de 6.000 casos de cáncer de tiroides en menores, que aparecieron unos cuatro o cinco años después de la catástrofe y que se atribuyeron en su mayoría al consumo de leche contaminada.