Este martes 21, a solo 800 kilómetros de distancia uno del otro, los líderes de China y Japón visitaron a sus homólogos ruso y ucraniano, respectivamente, en medio de la guerra que desde hace 13 meses se libra en el este de Europa.
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A la esperada visita de Xi Jinping a Moscú, que empezó el lunes y se extenderá hasta este miércoles 22, le siguió la sorpresiva llegada del primer ministro nipón Fumio Kishida a Kiev.
Xi se reunió con Vladimir Putin y con el primer ministro ruso, Mikhail Mishustin; mientras que Kishida hizo lo propio con Volodymyr Zelensky en la capital ucraniana.
Pero, ¿qué significa la visita de los líderes de estas dos potencias del Lejano Oriente a sus respectivos aliados?
Xi en Rusia
Con la mayor parte de Occidente en contra, Rusia encontró a su aliado más poderoso en el gran tigre asiático. Desde que comenzaronlas sanciones económicas contra Putin y la cúpula del Kremlin, Moscú comenzó a ver con mayor interés hacia China, tanto en el plano político, como económico e incluso militar.
Para el director del Centro de Estudios Asiáticos de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos, Carlos Aquino, esta fue “una visita para reafirmar lazos, pues ambos ven a Occidente como un enemigo en común”.
“Es una visita muy importante para Putin. Desde la invasión rusa a Ucrania, la mayor parte de los países del mundo han condenado sus acciones. China es el único país relativamente grande que es su amigo. Es un gran apoyo para él. En segundo lugar, han reafirmado esa amistad o cooperación que tienen desde hace tiempo. Se dice que Xi y Putin se han reunido más de 30 veces, entonces con esta visita reafirman la colaboración económica, política y tecnológica entre ambos países. Lo que no han dicho hasta ahora es sobre el plano militar. Aunque yo creo que así lo acuerden no lo dirán porque EE.UU. y la OTAN han advertido varias veces que esa es una línea roja que China no debe cruzar”, explica el experto a El Comercio.
En ese sentido, Aquino señala también que China ha encontrado en la crisis rusa un nicho con el que ganar aún mayor poder económico y comercial, rozando lo que podría convertirse en una “dependencia económica”.
“China se ha vuelto el principal socio comercial de Rusia, el año pasado el intercambio entre ambos países aumentó en más de 30%. Y eso seguirá así porque las sanciones siguen en pie. Putin ya adelantó que desea que las empresas chinas suplan la ausencia de empresas occidentales”, asegura.
Kishida en Ucrania
Sin embargo, la visita que más sorprendió sin duda alguna fue la del primer ministro Kishida a Ucrania.
El líder nipón se mantenía como el único jefe de Estado del G7 que no se había hecho presente en el terreno de combate. Un punto crítico si recordamos que justamente Japón será sede de la próxima cumbre de las siete potencias, a celebrarse en Hiroshima del 19 al 21 de mayo.
“Una de las cosas que se le criticaba a Japón es que puede enviar ayuda económica pero sus dirigentes no se muestran. Es increíble que Kishida visitara Kiev, era el único líder del G7 que no había visitado Ucrania. No olvidemos que Japón será sede de la cumbre del G7 y habría sido raro que siendo Ucrania un tema central no lo hubiera visitado”, comenta Aquino.
“Por otro lado, Kishida reafirma su importancia diplomática. Hace algunos años, Japón era percibido como un país que seguía a Estados Unidos en sus decisiones. Con Shinzo Abe eso comenzó a cambiar y con Kishida se está reafirmando. Si antes no lo era, con esto Rusia verá a Japón como un enemigo frontal”, agrega.
Sin embargo, la ausencia de Kishida en Ucrania iba de la mano con la actitud mostrada por los líderes nipones desde el final de la Segunda Guerra Mundial, cuando el país decidió que tanto su presupuesto militar como sus acciones bélicas estarían destinadas únicamente a la defensa de su territorio.
“En la invasión de Irak a Kuwait se le criticó mucho que Japón no hiciera nada porque era un país del que obtenía mucho petróleo. Pero los japoneses sí ayudaron y mucho, enviaron como 12 mil millones de dólares. Sin embargo, Estados Unidos reclamaba que envíe fuerzas militares al terreno. Eso responde a una suerte de remordimiento japonés tras sus invasiones en la Segunda Guerra Mundial. La Constitución japonesa indica que ellos no pueden tomar una acción ofensiva hacia otros países, pero eso se ha reinterpretado en los últimos años. Ya no es el Japón de hace 30 años, ahora tiene una amenaza cada vez más evidente de Corea del Norte, Rusia y China”, opina al respecto el experto.
Los efectos de las visitas
Una máxima latina reza que “si quieres paz, prepárate para la guerra” (Si vis pacem, para bellum) y según Aquino esto sería precisamente lo que las potencias asiáticas estarían haciendo durante la guerra en Ucrania.
“La guerra en Ucrania cambió todo para los japoneses. Según sus acuerdos, Estados Unidos defenderá las bases militares ante algún ataque. Pero Ucrania se defendió durante los primeros días, mientras esperaba la ayuda de los Aliados. Entonces los japoneses ya no piensan solo esperar a la ayuda, se han dado cuenta de que deberán depender de ellos mismos. Quizás no puedan ganar una guerra solos, pero sí aguantar hasta que les llegue ayuda”, asegura el experto.
Para Aquino, el hecho de que la región del Indopacífico concentre el paso de más del 50% del comercio internacional, convierte a esa zona como la que tiene mayor probabilidad de alojar una enorme disputa en el futuro.
“El centro del poder político, económico y tecnológico actual es la región de Asia-Pacífico. La guerra en Ucrania ha despertado temores sobre una posible invasión china a Taiwán, por ejemplo, ha acercado la amenaza de un enfrentamiento. Esta guerra lo que está haciendo es fortalecer aún más las alianzas rivales, por un lado la de China y Rusia; por otro lado, la de Estados Unidos, Japón, la India y Australia, por ejemplo. Para algunos la guerra en Ucrania es un preludio de lo que podría pasar en el futuro en el Asia-Pacífico”, señala.