Lee Seon-Woo es un hombre de 93 años cuya voz temblorosa, cargada de años y horrores, parece no pertenecer a un cuerpo humano sino a un rincón olvidado de la historia. En el documental Héroes Olvidados, su testimonio es uno de los tantos que han conmocionado al mundo este año al narrar las atrocidades vividas por los prisioneros de guerra surcoreanos en los campos de concentración de Corea del Norte.
“Nos trataban como a animales, peor aún”, recuerda Lee, con una mirada que se pierde en el abismo del pasado. Después de la guerra de Corea (1950-53), los prisioneros fueron obligados a reconstruir las infraestructuras destruidas bajo la amenaza constante de fusiles.
“Nos trataban como a animales, peor aún... El trabajo nunca terminaba”.
“El trabajo nunca terminaba”, añade Lee con la voz rota. “No había descanso. Dormíamos poco, comíamos menos. Nos usaron como mano de obra porque no había trabajadores locales, nos explotaban hasta morir”.
Entre los recuerdos más oscuros de la familia Lee, emerge una historia de amor entre las ruinas de su propia humanidad. Los patriarcas del clan, ambos prisioneros, se conocieron en el campo. “Ellos nunca tuvieron una ceremonia para casarse. A pesar de todo el sufrimiento, ellos se amaban. Ambos estaban separados de sus familias, pero eso en común los unía más”, cuenta uno de sus hijos, quien también aparece en el documental para dar fe de esta unión nacida del sufrimiento compartido. Este es apenas un destello de luz en un escenario donde la esperanza era una ilusión peligrosa.
En el mismo documental, Yoo Young-Bok, de 94 años, otro sobreviviente, narra con crudeza su experiencia en las minas de carbón. “Trabajar en una mina de carbón es indescriptiblemente miserable”, afirma, y su voz se siente como el eco de una caverna sin fin. “Excavar minerales implicaba recorrer entre 4 a 8 kilómetros cada vez que entrábamos. No teníamos implementos. Al explotar las rocas, todo el humo llegaba a nuestras caras y nos contaminaba”.
“Trabajar en una mina de carbón es indescriptiblemente miserable”.
Yoo recuerda cómo regresaban a sus cuartos, espacios infestados de desechos, apestando a miseria. “Al día siguiente te daban una cantidad de mineral que tenías que sacar como meta. Si te asignaban 20 toneladas y no terminabas, no podías regresar hasta que acabaras. La gente moría miserablemente en un estado inhumano”, concluye. Es un relato de muerte lenta y cotidiana, de cuerpos que se disuelven en medio de la fatiga y la desesperación.
Los relatos de Lee y Yoo son apenas un esbozo de la realidad infernal que se vivía en aquellos campos. Otros testimonios anónimos capturados en Héroes Olvidados, producción, presentada en varias universidades del mundo antes de su lanzamiento en plataformas digitales, y elaborada por Unikorea Foundation y Dream Makers for NK, revelan un nivel de desesperación aún más perturbador: el canibalismo.
“Sí es cierto que la locura y el estado en el que nos tenían en el conflicto bélico eran tales que muchos llegaron a comer personas”, confiesa uno de los sobrevivientes con su voz apagada por el peso de la memoria. Una historia narra cómo un hombre, en estado de delirio por el hambre, confundió a una niña con una gallina; otra describe el asesinato y descuartizamiento de una adolescente para ser devorada. Estos relatos, aunque parezcan inverosímiles, son la cruda realidad de un país que opera bajo una lógica de terror.
Guerra vigente
La Guerra de Corea, que comenzó el 25 de junio de 1950, fue un conflicto que enfrentó a las fuerzas de Corea del Norte, apoyadas por la Unión Soviética y China, contra Corea del Sur, respaldada por Estados Unidos y sus aliados bajo el mandato de las Naciones Unidas.
El conflicto se originó tras la ocupación de la península coreana por Japón hasta 1945, cuando la derrota japonesa en la Segunda Guerra Mundial llevó a la división de Corea a lo largo del paralelo 38, con el Norte bajo influencia soviética y el Sur bajo influencia estadounidense.
La guerra se desató cuando el Norte, liderado por Kim Il-sung, invadió el Sur con el objetivo de reunificar la península bajo un régimen comunista, lo que desencadenó un conflicto de tres años que dejó entre 4 y 6 millones de víctimas civiles y militares.
A pesar de los intentos de ambos bandos por lograr una victoria total, el conflicto se estancó a mediados de 1951 cerca del paralelo 38, debido a la intervención de las fuerzas chinas y las dificultades en las negociaciones de paz que se iniciaron en la ciudad fronteriza de Kaesong y luego continuaron en Panmunjom.
Armisticio sin paz
El armisticio se firmó el 27 de julio de 1953, tras la muerte del mandatario ruso Josef Stalin y la llegada de Dwight D. Eisenhower a la presidencia de Estados Unidos, lo que aceleró la búsqueda de una solución al conflicto. El acuerdo puso fin a las hostilidades, estableció una Zona Desmilitarizada (DMZ) a lo largo del paralelo 38 y estableció condiciones para la retirada de tropas y armamento, pero dejó sin resolver varios temas críticos, como el reconocimiento mutuo de los Estados y la redacción de un tratado de paz definitivo.
Hasta la fecha no se ha firmado un tratado de paz formal debido a varios factores complejos. Las tensiones ideológicas y políticas entre las dos Coreas, así como la desconfianza mutua, han impedido cualquier avance significativo. Además, tanto Estados Unidos como China han mostrado poco interés en promover un acuerdo de paz, ya que hacerlo podría alterar el equilibrio de poder en la región.
Estados Unidos, con más de 28,000 soldados en Corea del Sur, teme que un tratado de paz implique una retirada que debilitaría su posición estratégica en Asia Oriental, mientras que China teme una posible reunificación coreana bajo el liderazgo de Seúl, un importante aliado de Estados Unidos. Por estas razones, la península coreana sigue técnicamente en estado de guerra, con incidentes esporádicos que evidencian la fragilidad del armisticio de 1953.
“Lo peor de la humanidad”
Diversos especialistas han dado su punto de vista en torno al documental. Uno de ellos, José Alván, periodista especializado en temas internacionales, señala que “la brutalidad de cualquier conflicto armado queda al descubierto en documentales como este; nos recuerda lo peor de la humanidad”.
Carolina Martínez, CEO de la ONG Proa, resalta la importancia de la intervención humanitaria sin distinción de bandos.
“Nos guste o no, todos tenemos una responsabilidad con los derechos humanos y estos testimonios deben movernos a actuar”, explica la líder de la agrupación de apoyo voluntario.
Luis Loro, experto en gestión y derechos humanos, hace un paralelismo con el conflicto armado interno en el Perú, destacando que “el dolor, la miseria y la deshumanización son universales en todos los conflictos”.
El internacionalista Ramiro Escobar agrega que “la guerra de Corea y sus consecuencias deben entenderse dentro del contexto de la posguerra mundial, una época donde la devastación nuclear aún era reciente”. Evoca uno de los sucesos que se dieron dentro de la guerra con Corea, y que incluso fue propuesta por Douglas MacArthur: el uso de bombas nucleares en Corea. “Esto resuena hoy con una ironía macabra tras la devastación de Hiroshima y Nagasaki”, reflexiona.
Briggite Bernal, experta en derecho internacional, subraya la necesidad de mirar a Corea del Norte a través del mismo lente con que se observa a dictaduras en América Latina como Venezuela y Nicaragua. “Documentales como Héroes Olvidados son cruciales para no olvidar y asegurarnos de no repetir los mismos errores”, advierte.
Una opinión que comparte la abogada peruana Elizabeth Salmón, Relatora Especial sobre la situación de los derechos humanos en Corea del Norte como miembro del Consejo de Derechos Humanos de la ONU, quien además indica que la situación de los prisioneros de guerra no repatriados es especialmente dramática.
"No conocer el destino de un miembro de la familia equivale a tratos crueles, inhumanos, degradantes y tortura".
“He hablado con familiares que solo desean las cenizas de sus seres queridos”, comenta con una mezcla de tristeza y determinación. “Hay amplia jurisprudencia internacional que plantea que no conocer el destino de un miembro de la familia equivale a tratos crueles, inhumanos, degradantes y tortura. Estos familiares son también víctimas de violaciones de derechos humanos”.
El extremo de las dictaduras
Salmón resalta la importancia de que países como el Perú y otros más marquen una postura firme frente a dictaduras como las de Corea del Norte.
“Desde el inicio de mi mandato en Naciones Unidas, hace dos años, he intentado involucrar a otros estados de la región en particular, pero también a estados que no son necesariamente actores principales de este problema, y he percibido que hay una tendencia, una voluntad, una solidaridad grande en estados occidentales con relación al tema de los derechos humanos en Corea del Norte”, indica.
“El caso de Corea del Norte es un caso paradigmático en el actual derecho internacional, porque significa una gravísima violación de derechos humanos en un sistema que se ha quedado estático en el tiempo. Pero al mismo tiempo, se trata de un estado que contribuye a incrementar la tensión y, por lo tanto, una amenaza a la paz en la región de Asia. Entonces, creo que esa conjunción necesita definitivamente de un interés por parte de la comunidad internacional”, reflexiona la doctora Salmón en torno a la participación de Latinoamérica frente a la violación de derechos humanos en Corea del Norte.
“América Latina no puede estar silente, ausente, alejada de este problema. Yo sé, porque vivo en Perú y soy peruana, que los problemas en la región son tremendos, que arrastramos nuestras propias dificultades, pero si no somos capaces de indignarnos, de conocer y de apoyar iniciativas internacionales para que esta situación cese, difícilmente luego los estados de América Latina van a poder a su vez reclamar atención a la comunidad internacional por otros temas que los involucren”, concluye.
“América Latina no puede estar silente, ausente, como totalmente alejada de este problema".
El documental Héroes Olvidados no es solo un registro de los horrores vividos por los prisioneros surcoreanos, sino también un llamado urgente a la conciencia global. Y es que la falta de atención puede fácilmente volverse falta de interés, según lo advertido por la doctora Salmón en torno a la situación en Corea del Norte, país al que califica como el límite al que pueden llegar las mismas dictaduras que hoy sacuden la región latinoamericana.
TE PUEDE INTERESAR
- Brasil: Balacera deja al menos cuatro muertos en Río de Janeiro
- España: Un muerto y un herido en un accidente de avioneta en Córdoba
- Ucrania llora a las víctimas de Kharkiv y pide poder atacar en Rusia para defenderse
- ¿Qué significan (y qué consecuencias traen) las ‘pausas diplomáticas’ de AMLO con sus vecinos?
- ¿Brasil se queda sin X?: Así ha escalado la pugna entre Elon Musk y la justicia del gigante sudamericano
Contenido sugerido
Contenido GEC