Japón responsable de la muerte de más de 100 mil ballenas
Japón responsable de la muerte de más de 100 mil ballenas
Redacción EC

Tokio (Agencias) La cruenta práctica de , detenida por la Corte Internacional de Justicia de La Haya (CIJ), ha llenado de alivio tanto a activistas, como a los amantes del mundo marino.

El país asiático, que ha argumentado sistemáticamente que el fin de esta práctica era científico, ha sido responsable de la muerte de más de 100 mil ballenas desde 1987, según la Agencia nipona de pesca. El mayor porcentaje de estas ballenas ha sido utilizada en la industria alimentaria o en el mercado negro.

El fallo de la CIJ no solo determinó que la caza de ballenas en Japón no cumplía con los fines científicos, sino que acusó a Japón de violar la Convención Internacional para la Reglamentación de la Caza de Ballena (ICRW, por sus siglas en inglés), firmada en 1946 para promover la conservación de estos mamíferos y desarrollar la industria ballenera de manera sostenible. 

, estableció en el 2005 un objetivo anual de 935 piezas y los balleneros capturaron un total de 853 ese año y 679 en 2008. Sin embargo, sus capturas anuales se desplomaron hasta 103 debido, según el Gobierno nipón, a las actividades de los grupos ecologistas contrarios a la caza de esta especie.

JAPÓN ESTÁ DECEPCIONADO
Japón mostró hoy su decepción por el fallo de la Corte Internacional de Justicia (CIJ) que ordenó al país asiático que "revoque" los permisos de caza de ballenas en la Antártida, aunque aseguró que acatará la decisión.

"Japón está decepcionado y lamenta la decisión (...). Sin embargo, aplicará el fallo de la Corte ya que es un Estado que le da gran importancia a la legalidad internacional", aseguró la delegación japonesa en La Haya a través de un comunicado emitido por el Ministerio nipón de Exteriores.

Tokio siempre ha mantenido que su programa de caza de ballenas perseguía, entre otros fines, un control permanente del ecosistema y de la población de esos cetáceos, lo que le permitió llevar a cabo esta práctica con el permiso de la comisión ballenera.

Sin embargo, sus argumentos siempre causaron el escepticismo de muchas asociaciones y países, como Australia, que demandó a Japón ante la CIJ en mayo de 2010, ya que sostenía que las capturas niponas perseguían fines comerciales.

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