Nayaf. El influyente líder chiita Moqtada al Sadr se unió el martes a las decenas de miles de manifestantes que reclaman en Bagdad y en varias ciudades del sur de Irak “la caída del régimen”, acentuando la presión sobre el poder considerado incompetente y corrupto.
El movimiento de protesta se caracterizó por violencias que costaron la vida a cerca de 250 personas en su mayoría manifestantes, según un balance oficial.
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La entrada en escena de Moqtada al Sadr, exjefe de las milicias convertido en heraldo de las manifestaciones anticorrupción en una plaza del centro de Nayaf, ciudad santa chiita al sur de Bagdad, podría cambiar el curso de la protesta, que comenzó el 1 de octubre en la plaza Tahrir de la capital.
Desde sus inicios, los manifestantes se han negado a toda adscripción política de su movimiento, que reclama empleo y servicios y solicita una nueva Constitución y una renovación total de una clase política sin cambios desde la caída, en 2003, de Saddam Hussein.
Moqtada al Sadr también pidió la dimisión del gobierno, que había ayudado a formar. El sábado, sus diputados iniciaron una sentada en el parlamento. El martes, los diputados votaron una “invitación” al Primer ministro Adel Abdel Mahdi para interrogarlo.
Los parlamentarios partidarios de Al Sadr han pedido, según los videos publicados, que se presente “¡Ahora, inmediatamente!”. El Parlamento se encuentra en la Zona Verde, separada de la Plaza Tahrir por el puente al Jumhuriya, en el que los enfrentamientos entre manifestantes y fuerzas de seguridad, que disparan gases lacrimógenos y ensordecen, continúan al final del día, constató un periodista de la AFP.
- “Salimos adrede” -
“¿Acaso se pensaba el gobierno que nos íbamos a quedar en casa? ¡En absoluto! Salimos adrede a la calle”, declaró indignada Dua, una manifestante de 30 años, a la AFP.
El toque de queda impuesto por el ejército en la segunda capital más poblada del mundo árabe fue roto en cuanto entró en vigor, con miles de iraquíes tocando la bocina y circulando por la calle, con banderas nacionales.
“En Irak decimos: ‘todo lo que está prohibido es atractivo’”, comentó riendo otro manifestante, con una máscara de gas en la frente, mientras que las fuerzas de seguridad seguían lanzando granadas lacrimógenas y aturdidoras para impedir que los manifestantes de la plaza Tahrir se acercaran a la Zona Verde, aledaña, que alberga numerosas sedes de las autoridades.
“Tahrir no se vaciará hasta que no haya un cambio”, avisó otro.
El cambio, explicó una mujer, con velo negro y una bandera, es “un gobierno de transición y una nueva Constitución” que sustituya a la votada en 2005 bajo supervisión de Estados Unidos.
La movilización exige que los "peces gordos" de la corrupción, que oficialmente absorbió 410.000 millones de euros de los fondos públicos, devuelvan el dinero, que representa el doble del PIB del país, segundo productor de la OPEP.
El lunes, el Parlamento anunció que formará una comisión para reflexionar sobre posibles enmiendas constitucionales.
- ¿Respuesta política? -
Como el lunes, estudiantes de todos los niveles ocupaban las plazas de Nasiriya, Basora e Hilla, en el sur de Irak, donde el 60% de la población tiene menos de 25 años y un joven de cada cuatro está desempleado.
Este martes, el Parlamento debía reunirse de nuevo, pero cuatro diputados de 329 dimitieron, mientras que la cincuentena de diputados del turbulento líder chiita Moqtada al Sadr empezaron el sábado una sentada para apoyar a los manifestantes.
Además, anunciaron que se iban a la oposición, dejando la mayoría parlamentaria de Abdel Mahdi, quien sin embargo sigue contando con el respaldo de los poderosos paramilitares de las Unidades de Movilización Popular.
Desde el viernes, decenas de sedes de partidos y de facciones de las Unidades de Movilización Popular fueron incendiadas, en unos incidentes que dejaron varios manifestantes muertos.
Fuente: AFP