Manila. El presidente de Filipinas, Rodrigo Duterte, reavivó su pelea con los obispos y sacerdotes católicos del país, donde más de 85% de la población profesa el catolicismo, al decir que los filipinos no deberían ir a la iglesia para pagar a "idiotas".
"Construyes una capilla en tu propia casa y rezas allí; así no tienes que ir a la iglesia para pagar a esos idiotas", afirmó Rodrigo Duterte al inaugurar el lunes el proyecto de suministro de agua en la ciudad de Davao, en el sur de Filipinas.
El presidente señaló que las creencias católicas son "arcaicas" y sus enseñanzas no se pueden aplicar al presente porque están aferradas a una fe de hace 3 mil años.
"La gente entonces era nómada. ¿Qué saben ellos sobre el mundo de hoy? Y luego pretenden que la gente siga sus enseñanzas", dijo el presidente, según recoge la prensa local.
La semana pasada, Rodrigo Duterte acusó al obispo de Caloocan, Pablo Virgilio David, de robar por pedir contribuciones a fieles más pobres, a lo que el prelado respondió que el mandatario no sabe lo que dice porque está "enfermo".
Rodrigo Duterte insistió en que él cree en un Dios diferente, uno que "no cobra dinero" y que no es un "estúpido".
No es la primera vez que Rodrigo Duterte llama "estúpido" a Dios y se mofa de algunos dogmas del catolicismo, como ya hiciera el pasado junio, algo que molestó a muchos filipinos.
Semanas después inició un diálogo con la jerarquía católica del país y acordaron una "moratoria" en el cruce de acusaciones, una tregua que el presidente ha roto.
El enfrentamiento de Rodrigo Duterte con la Iglesia católica se remonta a febrero de 2017, cuando la Conferencia de Obispos criticó la sangrienta guerra contra las drogas y la tildó de "reino del terror", a lo que el presidente respondió llamando a los obispos "hijos de puta".
Fuente: EFE