El estallido demográfico era una amenaza tan importante para China que se decidió poner un tope al número de integrantes por familia. Así, el 25 de setiembre de 1980, el Partido Comunista Chino dio inició oficial a la política de un solo hijo que, un día como hoy solo que en el 2015, se eliminó.
¿Cómo se implementó esta directriz? Luego de 35 años, ¿qué cambios causó en China?
A pesar de que la Revolución China se sucedió en 1949, la forma de entender la realidad familiar no se modificó. Por ejemplo, se mantuvieron los ideales de que debían ser numerosas y vivir en una misma casa, haciendo que varias generaciones coincidieran en un mismo espacio. Era una forma en la que se conservaba viva la memoria.
En 1972, sin embargo, el Estado se dio cuenta que, si se mantenía dicha costumbre, los problemas se saldrían de control. Para entonces, el Partido ya no podía alimentar tantas bocas, por lo que apostó por una política de control de natalidad. ¿Cómo empezaron? Compartiendo métodos anticonceptivos y enviando médicos a toda la nación.
Cuatro años más tarde, Mao Zedong falleció y su ausencia fue seguida de pánico. ¿La sobrepoblación se les saldría de las manos?
La primera decisión del Partido fue determinar que las familias solo pudieran tener dos hijos, lo que se empezó a aplicar en 1979. Al año siguiente, se redujo a uno solo. Así comenzó la política de un solo hijo.
Más detalles
El 29 de octubre del 2015, China anunció el final de la política del hijo único. Luego de 35 años de frenar la natalidad -según la BBC previno cerca de 400 millones de nacimientos-, era necesario detenerse: el país envejecía y había que virar hacia nuevos rumbos.
La BBC recuerda que, para el 2013, la medida se empezó a relajar. Se permitió, por ejemplo, tener dos hijos. Sin embargo, dos años después, solo un 15% de familias había pedido el permiso especial.
Por eso fue necesario anular la medida.
Para el 2016, Beijing comunicó a sus ciudadanos que todos podían tener dos hijos. Y si desde el 2020 se permiten tres, es porque ahora China se enfrenta a un nuevo problema: el “crecimiento negativo”; es decir, la inminente reducción demográfica.
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