Bandera peruana. (Foto referencial: Archivo de El Comercio)
Bandera peruana. (Foto referencial: Archivo de El Comercio)
Redacción EC

Nuestro lector Javier Ferrand Cillóniz considera que fue un desacierto incluir en nuestro Himno Nacional la frase "al Dios de Jacob", ya que se trata de un personaje bíblico de inaceptable conducta. En ese sentido, nos escribió la siguiente carta:

Recuerdo muy bien aquellos días durante mi juventud, cuando aprendí el Coro y las Estrofas del Himno Nacional.

Desde un comienzo me impresionó la belleza de la última estrofa, con su gallardía, optimismo, mostrando un pueblo orgulloso de que su bandera flamee en la cima de los Andes. Seguido de un mensaje de tranquilidad lograda por el esfuerzo que costó el llegar a ser libres.

En contraste, la primera estrofa; la que se entonaba en aquellos días, me parecía describir a un pueblo débil, esclavo, arrastrando una ominosa cadena, indolente. Pueblo débil, que únicamente levanta la humillada cerviz, cuando llega a sus costas, la expedición libertadora.

Cuando en septiembre del 2009, el Gobierno del Perú dispuso que en ceremonias oficiales se cantara la última estrofa, en vez de la primera, sentí una alegría, una emoción y un deseo de escuchar con la cerviz en alto, las bellas notas del Himno Nacional.

Sin embargo, en su afán de que la estrofa tuviera una letra que armonizara con la música, José de la Torre Ugarte, la terminó, con un lamentable desacierto. Fue un grave error, finalizar vinculando nuestro juramento con un personaje bíblico, de inaceptable conducta. La proclama final, pierde validez moral, al mencionar, a un personaje que no merece estar allí: "renovemos el gran juramento, que rendimos al Dios de Jacob".

Cabe preguntar, ¿Por qué nuestro juramento debe ser al Dios de Jacob? ¿Merece este personaje bíblico, ser a quién mencionamos en nuestro Himno?

Veamos que nos dice sobre él, el Génesis, primer libro del Antiguo Testamento de la Biblia.

Jacob, de acuerdo de las escrituras, fue un sujeto sin escrúpulos, interesado en despojar a su hermano Esaú del derecho a la primogenitura (muy importante para ellos en aquellos tiempos). Se aprovechó de la fatiga de Esaú, cuando éste regresaba de una cacería, para arrebatarle el derecho que a su hermano le correspondía (Génesis, capítulo 25, párrafos 29, 30, 31, 32 y 33).

Luego estando su padre Isaac, anciano y completamente ciego, Jacob en complicidad con su madre Rebeca, se disfraza con la ropa de Esaú y se cubre las manos con la piel de un cabrito, para hacerse pasar por su hermano Esaú; quien era velludo. Así logró robarle la bendición que su padre le dio creyendo que se la estaba dando a Esaú.

Está muy claro en La Biblia, que la intención de Isaac era otorgar ese derecho, tan importante para ellos, a su hijo Esaú. También está claro que la intención de Jacob fue engañar a su padre quien le pregunta: "¿Eres de verdad mi hijo Esaú?" y Jacob le responde: "Sí soy yo" (Génesis, Capítulo 27).

Como podemos ver de la narración bíblica, Jacob es un personaje que se aprovecha de un momento de fatiga de su hermano. Luego miente para despojarlo de un privilegio que según las escrituras, era muy importante y que le correspondía a Esaú.

No me parece, que es apropiado mencionar a un personaje de tal comportamiento, en un símbolo tan importante de la patria, como es el Himno Nacional.

El gran juramento, el que debemos renovar, tiene que ser noble, altivo y honrado. Además, debe ser apropiado para todos los peruanos, sin distinciones de ninguna clase. Debe mostrar ética y honradez, al mismo tiempo que amor a la patria.

Invito a todos los peruanos a una revisión del final de esta estrofa. Debemos eliminar la mención a este personaje bíblico de reprochable conducta. Debemos hacerla terminar con un noble juramento adecuado para todos los peruanos.

La estrofa culminaría gallardamente su exhortación a renovar el juramento por la Patria con un final así:

"RENOVEMOS EL GRAN JURAMENTO QUE RENDIMOS POR NUESTRA NACIÓN... POR NUESTRA NACIÓN".


Javier Ferrand Cillóniz

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