Con una apabullante ventaja sobre sus opositores, Nayib Bukele cumplió con las previsiones y fue reelecto presidente de El Salvador en los comicios del último domingo. Tras esta victoria, se espera que el mandatario siga adelante con su drástica guerra en contra de las pandillas y el crimen organizado, el principal pilar sobre el que se apoya su amplia popularidad.
MIRA: Nayib Bukele gana de manera aplastante las elecciones presidenciales en El Salvador
Según la encuestadora CID Gallup, Bukele llegaba a las elecciones con un 90% de aprobación a su gestión y un 81,7% de intención de voto. La principal razón de este rotundo apoyo popular es la lucha contra el crimen que emprendió desde su llegada a la presidencia en el 2019.
Aquel año, El Salvador registraba 36 homicidios por cada 100 mil habitantes, una cifra que descendió dramáticamente hasta los 7,8 por cada 100 mil habitantes para el 2022. Una ola de asesinatos sucedidos durante el primer trimestre, además, llevó a que en marzo del 2022 el Congreso declare el régimen de excepción a pedido del presidente.
Esta medida se ha ido ampliando mensualmente desde entonces, dando pie a la denominada guerra contra las maras (pandillas) y dejando un saldo de más de 70 mil detenidos. Además, la tasa de homicidios siguió descendiendo hasta alcanzar un inédito 2,4 por cada 100 mil habitantes.
Diversas organizaciones de la sociedad civil y organismos defensores de derechos humanos han denunciado que muchas de las detenciones han sido arbitrarias; sin embargo, los salvadoreños aseguran que las calles están más seguras que nunca y crímenes como las extorsiones o asesinatos parecen haber desaparecido.
Pero, ¿esto será suficiente?
“Hay dos desafíos para este nuevo mandato. Uno es la sostenibilidad del tema de seguridad, pero la mayor preocupación de los salvadoreños está relacionado al tema de empleo, el costo de vida y la situación económica. El país presenta un escenario bastante complejo de alto endeudamiento, nula inversión extranjera y el crecimiento económico estático desde hace años”, advierte a El Comercio el director del Instituto de Ciencia, Tecnología e Innovación de la Universidad Francisco Gavidia, Óscar Picardo.
“La situación de seguridad es mejor, pero la economía sigue mal”, resumió por su parte a la agencia AFP el analista Michael Shifter, del centro de estudios Diálogo Interamericano en Washington.
- El costo de la seguridad -
El gobierno salvadoreño mantiene bajo estricta reserva la inversión total que ha realizado en su denominada guerra contra las pandillas. “Bukele ha gastado mucho dinero, en un quinquenio aproximadamente 10 mil millones de dólares, que si bien incluye los gastos por la pandemia, es muchísimo”, asegura Picardo.
Con ello, la pregunta cae de madura, ¿será capaz Bukele de mantener su lucha contra el crimen por cinco años más?
“Es muy complejo saber cuánto se sostendrá esta guerra contra las pandillas porque las causas del problema no se han atacado. Se han capturado a jóvenes pandilleros, pero el origen que tiene que ver con deserción escolar, aspectos de exclusión y pobreza, no se ha tocado. Por lo tanto, se puede pensar que el tema puede evolucionar y que si bien puede no reaparecer de la misma forma de pandilla sí lo puede hacer con otras manifestaciones”, advierte Picardo, quien asegura que la educación es otro gran reto que se viene arrastrando en el país desde hace varios gobiernos y no parece haber intención de enfrentar.
“La educación es fundamental para el cambio del futuro en un país, pero no es electoralmente atractivo. Los presidentes, no solo Bukele sino también los anteriores, nunca apostaron por inversión en cantidad ni calidad en el sistema educativo público. Esa es una gran deuda y un gran desafío para el futuro. Según la prueba PISA 2022 estamos en el penúltimo lugar junto a Paraguay, República Dominicana y Camboya”, señala.
Esto cobra especial importancia si consideramos que en los últimos dos años el gobierno ha tenido que redirigir ciertos fondos sociales a las arcas de seguridad para poder mantener en pie sus operaciones. El último caso de este tipo se registró en septiembre del año pasado, cuando Bukele anunció una inyección de 30 millones de dólares a su plan de seguridad, dinero que obtuvo luego de recortar a la mitad el presupuesto del Instituto Salvadoreño de Formación Profesional (Insaforp).
“Se ha debilitado la Insaforp, también se le quitaron 60 millones de dólares al Ministerio de Educación, no se le han pagado 42 millones de dólares a la universidad estatal. Y paradójicamente se han realizado eventos como el Miss Universo o los Juegos Centroamericanos. Entonces, hay una asimetría o un desequilibrio”, asegura Picardo.
- Más pobres -
A diferencia de la seguridad, la economía salvadoreña no experimentó ninguna evolución durante el mandato de Bukele.
A la fecha mas bien, el costo de la canasta básica aumentó en un 30% durante los últimos tres años, el 70% de los trabajadores son informales, el 30% de la población vive en situación de pobreza y un 10% en pobreza extrema.
“Según la Encuesta de Hogares de Propósitos Múltiples 2022, se incrementaron 14 mil nuevos pobres y no se ve ninguna estrategia para atajar este problema. La inseguridad obviamente era un factor que restringía muchísimo, ahora la gente ya no paga rentas (extorsiones), las empresas tampoco, pero no es suficiente como para pensar en un despegue económico en el corto plazo”, advierte Picardo.
En este nuevo periodo, Bukele además tendrá que encontrar la forma de impulsar el PBI que según el Fondo Monetario Internacional (FMI) proyecta a crecer apenas un 1,9% este 2024, bastante lejos del entre 2,6% y 3,5% de promedio regional.
Con la intención de atajar estos problemas, el gobierno de Bukele se encuentra negociando un préstamo por 1.300 millones de dólares con el FMI, aunque esto implicaría aceptar condiciones como reducir el gasto público, los subsidios y aumentar los impuestos al consumo en un país con una deuda pública cercana al 80% del PBI y en el que el presidente parece guiarse por los niveles de popularidad.
Si bien el plan de seguridad ha convertido a El Salvador en un país mucho más seguro, esto “no se ha traducido” en una inversión extranjera directa significativa, en parte porque no hay mucha confianza en el gobierno y la corrupción sigue siendo “un desafío”, advirtió el Departamento de Estado en un informe reciente sobre el país centroamericano.
“Lo que puede cambiar la matriz económica es la atracción de inversión extranjera y creo que no somos un país atractivo. Dependemos de los 8 mil millones de dólares anuales que llegan por remesas, el crecimiento es de 2,1% según CEPAL, importamos mucho, exportamos poco, el Bitcoin no funcionó. El pronóstico económico es muy reservado y no me sorprendería que en el futuro saquen un token digital para no imprimir billetes y así resolver problemas de liquidez”, comenta Picardo.
Ni siquiera la polémica estrategia de convertir al Bitcoin en moneda oficial de circulación le ha permitido al gobierno salvadoreño atraer a la inversión extranjera. Por el contrario, los 107 millones de dólares que invirtió Bukele en septiembre del 2021 para que el Estado adquiera 2.381 de estas criptomonedas han sufrido una pérdida de alrededor de 45 millones de dólares debido a la devaluación de un 37% de dicha moneda digital.
Pese al plan del gobierno de otorgar 30 dólares a cada usuario que descargue la billetera digital gubernamental para realizar operaciones con bitcoins, incluidas la recepción de remesas, a la fecha casi ningún ciudadano la utiliza. Lo mismo pasa con los turistas.
Sin embargo, quienes sí lo estarían aprovechando serían pandillas como la MS-13, que operan en El Salvador, Honduras y Guatemala, para realizar sus ilícitos negocios sin ser detectados, advirtió el Georgetown Journal of International Affairs en un informe publicado en marzo del año pasado.
“El respaldo a Bukele es muy alto, casi de tipo religioso, pero si no cuida los desafíos económicos la gente es muy sensible y la popularidad puede bajar rápido. Hay expectativa de que mejore la situación económica, pero los datos duros de las calificadoras y del FMI nos dicen que la situación no pinta nada bien”, concluye Picardo.
TE PUEDE INTERESAR
- Qué dice el acuerdo en el Senado para endurecer la migración a Estados Unidos
- El efecto Bukele: las luces y sombras del presidente que no tiene rival en El Salvador
- El voto afroamericano y las claves de la victoria de Joe Biden en Carolina del Sur
- Quién es Yang Hengjun, el escritor chino-australiano condenado en China a pena de muerte suspendida
- ¿Hasta dónde llega el brazo de Putin? Sus críticos y detractores parecen no estar seguros ni en el extranjero