Renzo Giner Vásquez

Desde hoy quedan incautados todos los bienes inmuebles y cuentas bancarias de la institución. Además, se suspenden todas las actividades académicas y administrativas “hasta que sea posible retomarlas”. Básicamente eso fue lo que señaló el oficio judicial que este miércoles 16 recibió la (UCA), una de las más prestigiosas del país y a la que el régimen de señala de haber funcionado “como un centro de terrorismo”.

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Con esta acción, la UCA se suma a la lista de 26 universidades que han sido cerradas o cuyos bienes han sido incautados por orden del dictador desde diciembre del 2021, ya sea mediante la Asamblea Nacional o a través del Ministerio de Gobernación.

En un comunicado, seis organizaciones universitarias rechazaron la medida por considerarla “un intento de coartar la autonomía universitaria” y ser parte de “una estrategia para sofocar la resistencia y silenciar las voces críticas”.

El subsecretario del Departamento de Estado para América Latina de Estados Unidos, Brian Nichols, también se pronunció al respecto calificando el incidente como “una mayor erosión de las normas democráticas y el cierre del espacio cívico por parte de Ortega-Murillo”, a través de un mensaje publicado en la red social X, antes Twitter.

La directora de Amnistía Internacional para las Américas, Erika Guevara Rosas, expresó su solidaridad ante lo que calificó de “otra arremetida contra los derechos humanos en Nicaragua”.


Con la bendición del Papa

Fundada en 1960 por la Compañía de Jesús, la UCA fue la primera primera universidad privada creada en Centroamérica. Para ello fue fundamental el papel que jugó el padre Tomás Travi, una destacada figura entre los jesuitas que se encargó de llevar la iniciativa a Roma y conseguir la bendición del papa Pío XII.

Inicialmente contaba con unos 350 estudiantes, pero con los años se fue convirtiendo una de los centros de estudios superiores más prestigiosos del país, llevando a que actualmente 8 mil jóvenes cursen alguna carrera ahí.

El proyecto de creación de la UCA recibió la bendición del papa Pío XII.
El proyecto de creación de la UCA recibió la bendición del papa Pío XII.
/ Agencia AFP

En 1980 se convirtió en miembro del Consejo Nacional de la Educación Superior (CNES), actual Consejo Nacional de Universidades (CNU), que actualmente integran 10 universidades del país.

La UCA cuenta con dos amplios campus que a su vez constan de cinco auditorios y están equipados con laboratorios de ingeniería, un centro de innovación empresarial, una biblioteca con más de 160.000 libros en español e inglés, un centro de biología molecular, un tribunal-escuela y varios campos para 11 disciplinas deportivas.

Pero además, alberga el Instituto de Historia de Nicaragua y Centroamérica (IHNCA), considerado el principal centro de documentación y memoria en el país que está dotado de una biblioteca propia, una hemeroteca y valiosos archivos fotográficos.

El IHNCA es considerado el principal centro de documentación y memoria en el país.
El IHNCA es considerado el principal centro de documentación y memoria en el país.

Dictadura vs. Iglesia

¿Pero cómo una de las instituciones académicas más reputadas del país termina siendo considerada un centro de terrorismo? Para entenderlo tenemos que remontarnos hasta el 2018, cuando miles de nicaragüenses salieron a las calles en un estallido social que puso contra las cuerdas al régimen de Ortega.

El dictador, sin embargo, consiguió aplastar las manifestaciones mediante la fuerza policial y de paramilitares armados. Se estima que las protestas, que se registraron entre abril y julio de aquel año, dejaron al menos 325 muertos, unos 2 mil heridos y cerca de 800 detenidos.

La UCA resguardó a los manifestantes heridos por las fuerzas de la dictadura durante el estallido social del 2018.
La UCA resguardó a los manifestantes heridos por las fuerzas de la dictadura durante el estallido social del 2018.
/ RODRIGO ARANGUA / AFP

Tras haber aplacado la revolución, Ortega señaló a la oposición, a los líderes estudiantiles y a las autoridades eclesiásticas de haber participado y motivado un fallido golpe de Estado. Desde entonces, además, tanto Ortega como su esposa y vicepresidenta, Rosario Murillo, denominan a los revolucionarios como terroristas.

En medio del estallido social, la UCA cumplió un papel fundamental al abrir sus puertas para que los manifestantes heridos o quienes eran perseguidos por las fuerzas de la dictadura se pudieran refugiar.

La medida contra la UCA se enmarca, además, en una arremetida del régimen orteguista contra la Iglesia Católica, tras el cierre de varias organizaciones y medios de comunicación religiosos y el encarcelamiento del obispo de Matagalpa, Rolando Álvarez.

La Compañía de Jesús en Honduras indicó que esas acciones “atentan contra el Estado de derecho y forman parte de la sistemática violación de los derechos humanos que traspasa de las puertas del centro universitario a toda la población que ha resistido ante los embates y atropellos a su dignidad humana por parte de las autoridades gubernamentales”.

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