El pulso entre el Gobierno Cubano y la oposición anuncia para este lunes 15 un nuevo e impredecible capítulo. Mientras que el régimen ha dicho que hoy reabre las fronteras al turismo internacional, que los niños vuelven a las aulas y que La Habana celebra su aniversario 502, los activistas y opositores se muestran empeñados en llevar a cabo sus manifestaciones programadas con antelación para pedir mejores condiciones de vida y la liberación de los presos políticos cautivos desde el (11-J).

Se trata del último mano a mano entre el gobierno de Miguel Díaz-Canel y los opositores y disidentes del régimen. Tras las manifestaciones del 11-J, esta segunda iniciativa -que lleva por nombre Marcha cívica por el cambio- también ha sido considerada ilegal.

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En la víspera, el régimen aumentó la persecución contra quienes señalan de agitadores. A Yunior García, por ejemplo, el dramaturgo y uno de los rostros más visibles de Archipiélago, la plataforma opositora que organiza las manifestaciones, le han colocado una patrulla frente al edificio en el que vive y es como si estuviera secuestrado por temor a un posible arresto.

La semana que pasó, García declaró que “las presiones del gobierno” fueron “brutales” y que, para evitar que los manifestantes sean golpeados o encarcelados, marcharía en solitario el domingo 14, pero eso no ocurrió por el referido reglaje impuesto desde el fin de semana.

Él sostuvo:

No seré yo quien impida al resto de los manifestantes dentro de Cuba el ejercicio de sus derechos [...] Solo les pido humildemente a todos que evitemos cualquier tipo de enfrentamiento violento, toda acción que genere represión, todo acto que los coloque en situación de peligro”.

Sus palabras pueden sonar extrañas, pero tienen base en la realidad. La represión a las manifestaciones del 11 de julio muertos, heridos, y “1.130 detenidos, de los cuales más de 600 aún en prisión”.

Frente a esta situación, Estados Unidos” a Cuba a “permitir las protestas” y “evitar la violencia” si es que no quieren que las sanciones económicas sean más severas.

Aunque esa sería una raya más al tigre, el gobierno sí la resentiría. O, por lo menos, los gobernantes. Así opina la periodista cubana Camila Acosta, corresponsal de medios extranjeros que ha sido detenida más de una vez por su postura crítica frente al régimen.

Es importante que el mundo esté hablando del tema, no solo EE.UU., sino también desde Europa. En setiembre se publicó una resolución que decía que el acuerdo de cooperación entre la Unión Europea y Cuba peligraba porque uno de los puntos que se le pidió al régimen es avanzar en cuestiones de derechos humanos [por la represión a las marchas del 11 de julio], algo que no ha hecho”.

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La bandera de Cuba frente a las playas Varadero, Cuba. REUTERS
La bandera de Cuba frente a las playas Varadero, Cuba. REUTERS
/ ALEXANDRE MENEGHINI

CUBA Y LA CRISIS PERPETUA

La situación en Cuba, luego del 11 de julio, empeoró. Cuenta Acosta cuenta que a la represión le siguieron meses de desborde del coronavirus y que la crisis económica empeoró.

Ahora hay crisis de combustible, medicamentos, insumos básicos. También hay largos cortes de luz eléctrica que, justamente, fueron los que desencadenaron las protestas del 11 de julio en San Antonio de los Baños”.

Además, hay varias organizaciones que alertan que hay un récord de presos políticos, jóvenes en su mayoría para quienes, solo por salir a exigir sus derechos pacíficamente, la fiscalía está pidiendo hasta 25 años de privación de libertad”.

Ahí está Roberto Pérez Fonseca, detenido por estar vinculado a las protestas del 11-J y a diez años de cárcel por “desacato, atentado, desorden público e instigación a delinquir”.

O Guillermo Farías, premio Sájarov a la Libertad de Pensamiento del Parlamento Europeo y recordado por sus huelgas de hambre en la primera década de este siglo. Al disidente el viernes 12 sin dar explicaciones.

Con eso en mente, Acosta señala: “Estamos en un punto en el que cualquier cosa que suceda ya es una victoria para la sociedad civil y una derrota para el régimen”.

El dramaturgo cubano Yunior García, líder del grupo opositor Archipiélago, fue hasta hace poco el principal impulsor de la ilegalizada marcha cívica opositora del 15 de noviembre en Cuba. EFE
El dramaturgo cubano Yunior García, líder del grupo opositor Archipiélago, fue hasta hace poco el principal impulsor de la ilegalizada marcha cívica opositora del 15 de noviembre en Cuba. EFE
/ Yander Zamora

La periodista explica que, si se permite la manifestación, sería la primera protesta que se sucede en la isla con la anuencia del régimen, y se demostraría el rechazo masivo al régimen impuesto. Si no lo permiten y hay arrestos, violencia y represión, se va a recordar que se trata de una dictadura.

En ese sentido, recordó el anuncio de Josep Borrel, Alto Representante para Asuntos Exteriores de la UE.

Él dijo que iba a solicitar a los delegados de la UE que están en la isla que siguieran de cerca las protestas. Lo mismo hizo Michelle Bachelet, Alta Comisionada para los Derechos Humanos de la ONU”.

Esto debería hacer que los órganos represivos cubanos se cuestionen o reprogramen lo que van a hacer, porque detener o golpear a los delegados puede ser una declaración de guerra”.

El presidente de Cuba, Miguel Díaz-Canel, escucha al exmandatario de la isla, Raúl Castro. Imagen tomada en el 2018. AFP
El presidente de Cuba, Miguel Díaz-Canel, escucha al exmandatario de la isla, Raúl Castro. Imagen tomada en el 2018. AFP
/ YAMIL LAGE

LA RESPUESTA DEL RÉGIMEN

La táctica represiva del régimen cubano parece estar funcionando. Acosta recuerda, por ejemplo, que la fecha original de la protesta era el 20 de noviembre, para que coincidiera con la apertura de las fronteras.

Abrir el país significaría que se acaban las medidas de aislamiento que por más de un año se aplicaron en Cuba. Los toques de queda ya no iban a funcionar”.

Pero lo primero que hizo el régimen fue declarar que habrían ejercicios militares entre el 18 y 20. ¡Qué casualidad! Por eso, el grupo Archipiélago adelantó la marcha para el 15″.

¿Y qué pasó?

La marcha fue declarada ilegal y comenzaron los patrones represivos, como citaciones, amenazas, entre otros recursos del manual.

Postal de las protestas del 11 de julio de este año en Cuba. REUTERS
Postal de las protestas del 11 de julio de este año en Cuba. REUTERS
/ Alexandre Meneghini

A eso se le suma que, el mismo 15, los colegios vuelven a la presencialidad.

Hasta han inventado fiestas populares para el día 15 y están convocando a padres e hijos para celebrar los 500 años de La Habana, todo para desvirtuar la manifestación”.

Con esto en mente, ¿cuál es el panorama al que se enfrentan los opositores?

Más que especular, Acosta prefiere recordar cuáles suelen ser los patrones represivos del régimen. Lo primero en caer será el internet y, en los días posteriores, se justificarán aduciendo averías.

“Ya desde el fin de semana los miembros de Archipiélago han estado prácticamente en reclusión domiciliaria. Es decir, como no han tenido una orden judicial, han estacionado una patrulla al frente de sus casas. Y, si salen, los arrestan”.

Lo otro que van a hacer es bloquear el acceso a los lugares de reunión de las marchas. También ya se están organizando actos de repudio. De hecho, ya tienen movilizadas a sus brigadas de respuesta rápida con palos y piedras”.

Y pueden ocurrir arrestos masivos”.

A ello se le sumará, agrega Acosta, que las Fuerzas Armadas estarán desplegadas en el país “precisamente para contrarrestar las manifestaciones”.

Yo no creo que esta [manifestación] se suceda y, si la permiten, será para aplastarla y arrestar a todos y condenarlos a prisión”.

DEFENDER LA REVOLUCIÓN (A CUALQUIER PRECIO)

El internacionalista Francisco Belaúnde considera que es muy probable que este lunes 15 se sucedan varias pequeñas manifestaciones dispersas que, inclusive, podrían encontrarse en las calles.

Sin embargo, pensar en un estallido social como el del 11-J es casi imposible ni siquiera en un escenario en el que arresten y golpeen a Yunior García.

Puede ser que, en algún momento, haya una explosión como la Primavera Árabe, pero es poco probable porque este régimen tiene un grado de control distinto”.

Hay comités barriales y la intimidación es constante, las personas reciben visitas de agentes”.

Con ese escenario en mente, ¿cuál podría ser uno de los finales del 15 de noviembre? De cierta forma, Belaúnde coincide con Acosta: más represión.

Llega un momento en el que a las dictaduras ya no les importa lo que digan en el extranjero, les parece más importante hacer todo lo necesario para impedir las voces disidentes”.

El régimen cubano ahora está claramente en una situación complicada. Pero es como Nicaragua: a Daniel Ortega no le interesa nada. En última instancia, lo único que ocupa su mente es quedarse en el poder”.

Pueden haber sanciones que incomoden o afecten los bolsillos de los dirigentes, pero, finalmente, quien pagará el verdadero precio es la población.

Y, ante cualquier eventualidad, Cuba está preparada para frenar cualquier tipo de insurgencia, según el presidente Díaz-Canel. Él ha dicho:

Hay suficientes revolucionarios para enfrentar cualquier tipo de manifestación que pretenda destruir a la revolución, con respeto y en defensa de la Constitución, pero también con energía y valor”.

Belaúnde agrega que esa es la mejor muestra de que, si tiene que haber una represión sangrienta, el régimen la va a autorizar, sin importar si hay o no delegados de la Unión Europea.

Y ellos son muy hábiles para evitar los problemas. Probablemente haya gente golpeada, arrestos, pero sabrán modular sus acciones represivas. Todo lo harán detrás de cámaras, pero no causarán muertes que sí podrían desencadenar serios problemas”.

Con todo esto, dice Belaúnde, la situación se vuelve más compleja si se tiene en cuenta que “no hubo régimen comunista que fuera derribado desde las calles”.

Ni la caída del Muro de Berlín porque los propios gobernantes ya se habían dado cuenta de lo que se venía. Y el único que quiso resistir fue Nicolae Ceausescu en Rumanía y, al final, fue el ejército quien lo sacó y lo mató junto a su esposa”.

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